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Miércoles, 23 de mayo 2018, 00:23
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Sergio Mattarella no se conforma con ser un mero comparsa del pacto suscrito por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga para formar Gobierno en Italia con Giuseppe Conte como primer ministro. El presidente de la República tiene un perfil propio y está dispuesto a agarrarse a las prerrogativas que le otorga la Constitución para limar los aspectos más controvertidos del próximo Ejecutivo y garantizar así la posición del país en la Unión Europea.
De momento, el jefe del Estado ha pedido tiempo para estudiar la propuesta que le presentaron el lunes Luigi di Maio, líder del M5E, y Matteo Salvini, su homólogo en la Liga. Necesita reflexionar en primer lugar sobre si Conte, un reputado profesor pero con nula experiencia política, es la mejor opción para guiar los designios de Italia, más aún cuando tendrá las manos atadas por el contrato de Gobierno suscrito por las dos formaciones euroescépticas. La Constitución prevé que el primer ministro dirija la política general del Ejecutivo y sea responsable de ella, no que se limite a ejercer de ejecutor de lo que hayan decidido con anterioridad los partidos que lo sostienen en el Parlamento.
Mattarella no tiene prisa en recibir a Conte en el Palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la República. El encuentro podría ser hoy o mañana, pero todavía no ha sido fijado. Este hecho lleva a algunos comentaristas políticos a pensar que se ha quemado ya la opción de que llegue al poder este docente de Derecho privado en la Universidad de Florencia y en la Universidad Luiss de Roma.
No sólo generan dudas en el jefe del Estado la inexperiencia política y el escaso margen de maniobra del que gozaría Conte. El candidato del M5E y la Liga para convertirse en primer ministro se ha visto envuelto en una polémica por haber supuestamente maquillado su impresionante currículum, que se extiende durante 18 páginas. En él dice que «perfeccionó sus estudios en la New York University», pero su nombre no figura en el archivo de estudiantes y profesores que pasaron por este centro académico.
Más controvertido resulta aún el nombre del posible ministro de Economía. Se trata de Paolo Savona, un veterano economista que pasó de trabajar por el ingreso de Italia en el euro durante el Gobierno de Carlo Azeglio Ciampi (1993-1994), del que fue ministro de Industria, hasta evolucionar hacia posturas euroescépticas y contrarias a la moneda única. Savona considera que la UE es un club hecho a medida de Alemania, que, para más inri, sigue viendo al resto de europeos como lo hacía en la época nazi. «¿Es posible que no aprendamos nunca de los errores?», se pregunta en su último libro, lamentando las ocasiones en que Italia «ha sufrido la fascinación de la cultura alemana que ha condicionado nuestra historia».
Para Mattarella, que impuso al independiente Pier Carlo Padoan en el Ministerio de Economía tanto en el Gobierno de Matteo Renzi como en el de su sucesor, Paolo Gentiloni, Savona resulta casi imposible de aceptar. Más aún con las advertencias llegadas estos últimos días de la UE y de los principales socios europeos, que están asustados por las amenazas del M5E y de la Liga de saltarse algunos de los compromisos financieros con Bruselas.
El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, manifestó su deseo de que el próximo Ejecutivo de Roma sea «preoeuropeo, como ha ocurrido en los últimos 70 años». Más directo fue aún Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, que en una entrevista con en el diario económico alemán 'Handelsblatt' dijo que «es importante que el nuevo Gobierno italiano mantenga el rumbo y dirija una política presupuestaria responsable».
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