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El Papa acepta la marcha de un cardenal de EE UU acusado de encubrir abusos

DARÍO MENOR CORRESPONSAL

Sábado, 13 de octubre 2018, 00:03

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roma. La crisis de los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos se cobra una nueva víctima en Estados Unidos. En esta ocasión se trata del cardenal Donald Wuerl, al que el Papa le aceptó ayer su renuncia como arzobispo de Washington. La figura de este purpurado muy cercano a Jorge Mario Bergoglio estaba en entredicho desde que se publicó el pasado agosto el demoledor informe sobre la pederastia eclesial en seis diócesis de Pensilvania.

El documento sacó a la luz la existencia de un sistema de abusos y encubrimiento que funcionó durante décadas y que provocó más de 1.000 víctimas de 300 sacerdotes y religiosos pederastas, buena parte de ellos ya fallecidos. Wuerl salió muy mal parado de aquella investigación por haber encubierto casos de pedofilia cuando era obispo de Pittsburgh, por lo que tenía desde entonces a parte del clero de Washington en manifiesta oposición.

Ante esta situación, el purpurado renovó el mes pasado su renuncia al Pontífice, que ya había presentado hace tres años al acercarse a los 75, edad de jubilación para los prelados. Consciente de la insostenible situación de Wuerl y de la necesidad de poner en marcha una renovación en la archidiócesis de Washington, Francisco no ha tardado en aceptar la renuncia, aunque pierde así a uno de sus principales aliados en EE UU.

Los errores del pasado

Deberá elegir con cuidado a su sucesor, porque tiene a una parte del episcopado estadounidense en abierta oposición. Quedó demostrado con los apoyos recibidos por el antiguo nuncio apostólico (embajador) en Washington, Carlo Maria Viganò, cuando publicó en agosto su demoledora carta en la que exigía la dimisión del Papa al acusarle de proteger al arzobispo abusador y pederasta Theodore McCarrick. Fue precisamente Bergoglio quien expulsó en julio a McCarrick del Colegio Cardenalicio, una medida sin precedentes en casi un siglo, cuando se confirmó que no sólo acosaba y violaba a jóvenes sacerdotes y seminaristas mayores de edad, sino que también había abusado de un menor.

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