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Schulz y Merkel se mostraron optimistas a la llegada a la reunión de ayer. :: Clemens Bilan / efe
Merkel y Schulz estiran las negociaciones

Merkel y Schulz estiran las negociaciones

Las diferencias persisten pese a vencer el plazo para cerrar un acuerdo de coalición de gobierno en Alemania

MARÍA MOLINOS

BERLÍN.

Martes, 13 de febrero 2018, 23:56

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El bloque conservador de la canciller alemana, Angela Merkel, y el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz prolongaron ayer las negociaciones para formar un nuevo Gobierno. Las diferencias persistían en varios ámbitos pese al fin de los plazos que se habían dado para cerrar el acuerdo.

Las conversaciones entre ambas formaciones, en la que tildaron como jornada decisiva, comenzaron a las diez de la mañana y más de once horas después seguían encerrados en la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel sin lograr solventar las diferencias que les separan, doce puntos en total, aunque el grueso del texto -de algo más de 167 páginas- está ya consensuado.

Dos demandas socialdemócratas que se atragantan a los conservadores son el principal problema para sellar el acuerdo, según los medios alemanes, que recogen fuentes de la negociación. La primera es su intención de prohibir el tipo de contratos temporales que no necesitan justificación. La segunda es su interés en acabar con lo que denomina 'sanidad de segunda clase' de los ciudadanos que solo tienen el seguro público frente a quienes han contratado uno privado.

LA CLAVE La canciller anunció estar dispuesta a tomar «compromisos dolorosos» por «el bien del país» Los socialdemócratas se mostraron esperanzados de alcanzar «resultados buenos y constructivos»

Discrepancias en Defensa

Asimismo han trascendido en las últimas horas disensos en materia de Defensa. El SPD querría restringir las exportaciones de armamento, especialmente a los países involucrados en la guerra de Yemen. Los conservadores pretenden elevar el presupuesto para el Ejército por encima de lo que desean los socialdemócratas.

Los partidos prolongaron las negociaciones porque ayer era el segundo y último día de plazo extra que se habían dado para alcanzar un acuerdo. El objetivo era tener cuanto antes el pacto, porque Alemania lleva sin Gobierno desde el pasado 24 de septiembre, más de cuatro meses, una situación difícil de sostener en un país que valora la certidumbre y la estabilidad.

En este contexto, Merkel subrayó ayer que estaba dispuesta a «compromisos dolorosos» por «el bien del país» para acabar con este período de bloqueo político. Schulz, por su parte, se mostró esperanzado de poder alcanzar «resultados buenos, constructivos, sólidos y compartidos» para obtener un «gobierno estable» y «duradero».

Sin espacio para el fracaso

La mayoría de los expertos consideran que el pacto acabará cerrándose. Porque un fracaso después de tantos esfuerzos dañaría a los partidos sentados a la mesa de negociación, que pagarían las consecuencias en unas más que probables elecciones anticipadas. Merkel y Schulz, tocados por estos meses, quizá no obtendrían el respaldo de sus partidos para ser candidatos en esos hipotéticos nuevos comicios.

Pero el acuerdo tampoco significa que ponga fin de este largo ínterin en Alemania. El SPD ha prometido a sus más de 460.000 militantes un referéndum vinculante para dar luz verde a una nueva gran coalición como la que ya gobernó en la pasada legislatura (2013-2017) y en la primera de la era Merkel (2005-2009).

El resultado de esta consulta es todavía incierto, pues el SPD se encuentra muy dividido en esta cuestión. La dirección ha decidido reeditar la gran coalición, pero una gran parte de los militantes está en contra. Schulz solo obtuvo un apoyo del 56% en el congreso extraordinario de su partido en enero en el que se debatió repetir alianza con la canciller.

Además, desde el pasado 1 de enero más de 24.000 personas se han afiliado al partido, posiblemente en relación con la campaña de los críticos con el acuerdo, denominada 'Inscríbete, di no'.

Según dos recientes encuestas, la intención de voto al SPD se sitúa actualmente entre el 17 y el 18%, frente al 20,5% que obtuvieron en septiembre en las urnas, que ya era su peor registro histórico. Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), que en las generales lograron la tercera posición con un 12,6% de las papeletas, cosecharían ahora entre el 14 y el 15% de los escrutinios.

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