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El fuego ha obligado a evacuar de sus casas a miles de personas de norte a sur. Las pérdidas son millonarias. :: efe / afp
El fuego mantendrá a California en jaque durante al menos tres semanas

El fuego mantendrá a California en jaque durante al menos tres semanas

Las fuertes rachas de viento complican la extinción de los incendios, que devoran el Estado de norte a sur

R. C.

Domingo, 11 de noviembre 2018, 00:53

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san francisco. California está demasiado acostumbrada a los incendios. Tres grandes lenguas de fuego avivadas por las fuertes rachas de viento devoran desde hace un par de días poblaciones enteras de la costa norte y sur, incluidas zonas de Malibú y el condado de Los Ángeles, donde 3.200 bomberos y servicios de emergencia luchan a brazo partido para evitar que las llamas alcancen nuevas zonas residenciales. El fuego ya se ha cobrado la vida de al menos nueve personas -todas en la ciudad de Paradise, en el condado de Butte (norte)- y obligado a desalojar de sus casas a miles de residentes, que han visto con rabia e impotencia cómo las llamas engullían las viviendas en apenas unos minutos. «La magnitud de la destrucción que hemos visto es increíble y desgarradora», describía ayer el director de la oficina de emergencia del gobierno del estado, Mark Ghilarducci.

El incendio de Butte, el más devastador del que se tiene registro, comenzó el jueves a la mañana por causas que todavía se están investigando, aunque según el diario local 'Sacramento Bee', los responsables del suministro eléctrico informaron a las autoridades estatales que se produjo un corte de luz cerca del lugar donde se originó el fuego. En poco más de 24 horas, el incendio -apodado 'Camp fire'- ya había arrasado 40.500 hectáreas y 6.700 viviendas para desesperación del Departamento de Bomberos de California, que ya anunció que necesitarán al menos tres semanas para controlar totalmente el avance de las llamas.

Los otros dos fuegos mantienen en jaque a las autoridades del condado californiano de Ventura (sur) y el vecino Los Angeles, donde ayer tuvieron que emplearse a fondo para desalojar a las más de 200.000 personas afectadas por las llamas en las exclusivas poblaciones de Malibú y Calabasas. «Vi las llamas que venían de las montañas sobre nuestra casa y sentí cómo quemaban los ámbares. Sabía que tenía que salir. La casa es una casa», explicaba ayer a la agencia AFP Heili Hoffmann, residente en Malibú desde hace veinte años. Tanto el departamento de Bomberos del condado de Ventura como el de Los Ángeles se vieron obligados a emitir nuevas órdenes de evacuación ante el empuje de las llamas, azuzadas por las fuertes rachas de viento y la sequedad del ambiente. «Es vital que los residentes presten atención a las órdenes de evacuación», alertaban por Twitter.

LA FRASE «No hay razón para estos mortíferos y costosos fuegos, salvo que la gestión forestal es muy pobre»

'Woolsey' se llevó por delante más de 14.000 hectáreas, una cifra que el presidente de EE UU asumió con frialdad. Donald Trump no solo no mostró ninguna empatía con lo ocurrido sino que acusó a las autoridades californianas -mayoritariamente liberales- de propiciar los fuegos por su mala gestión forestal. «No hay razón para estos enormes, mortíferos y costosos incendios en California, excepto que la gestión forestal es muy pobre. Se están desperdiciando cada año miles de millones de dólares con tantas vidas perdidas, y todo por la vergonzosa mala gestión de los bosques. ¡Remediadlo ahora o se acabaron las partidas federales!», advirtió.

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