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Bloomberg pincha en el primer debate

Bloomberg pincha en el primer debate

Bernie Sanders mantiene el liderazgo mientras Pete Buttigieg compite con Amy Klobuchar por el centro

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Jueves, 20 de febrero 2020, 08:30

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Para el ex alcalde neoyorquino Michael Bloomberg, el debate de anoche en Las Vegas (Nevada) era el primero. Para los otros cinco contendientes a la nominación demócrata, el noveno. Y se notó.

Era hora de que el multimillonario que ha entrado tarde en la campaña y se ha abierto paso a golpe de chequera diera la cara y dejara «de esconderse detrás de los anuncios de televisión», le recriminó la senadora Amy Klobuchar. Si en algo estaban todos de acuerdo era en atacar al fundador de la agencia financiera que se ha colado en los primeros puestos sin haber conseguido un solo voto. Bloomberg espera librar estos primeros estados que requieren de mucho trabajo sobre el terreno gracias a los más de 300 millones de dólares que ha invertido de su propia fortuna. Con ellos busca llevarse el mayor número de delegados del Supermartes el próximo 3 de marzo, cuando voten 14 estados a la vez, además de los Demócratas en el Exterior. En uno de ellos, Virginia, la campaña de Bloomberg es responsable del 99.966% de los anuncios, según la cadena NBC que organizaba el debate. Y, no por casualidad, es la preferencia de los votantes de ese estado, pese a que hasta anoche no le habían visto en escena.

Nevada será el tercer estado en pronunciarse sobre quién será el candidato demócrata que se enfrente a Donald Trump, pero Bloomberg tampoco se presenta ahí. Su debut era nacional. Sus rivales esperan demostrar que el país «no quiere cambiar a un millonario arrogante por otro», advirtió la senadora Elizabeth Warren, en una de sus mejores actuaciones de la temporada.

Warren quedó tercera en Iowa y cuarta en New Hampshire. Sus posibilidades se esfuman pero con esa urgencia surgió la rabia y el brillo que le había faltado. Becada desde la escuela por sus alocuciones, se encargó de tirarle a sus compañeros sin perder la hermandad con Klobuchar, la otra mujer con la que se disputa el voto femenino. Tal vez por eso la defendió cuando la vio acosada por el alcalde de South Bend (Indiana) Pete Buttigieg, que puso en duda su experiencia y credibilidad por no haber sabido decir en una entrevista de Telemundo el nombre del presidente del país vecino, México, «pese a estar en el comité que supervisa la frontera y en el de comercio», la criticó con saña.

«Mira, esto le ocurre a cualquiera que se ponga sobre un escenario», la rescató Warren. «¿Quieres preguntarle si entiende la política comercial con México? Hazlo, y si contesta mal, tío, pásale factura». Fue uno de los pocos momentos elegantes del debate más aguerrido hasta el momento. Buttigieg, con su elegancia y juventud, acosó a Klobuchar con la que compite por el centro. Bloomberg atacó a Sanders, el líder, un socialista con quien augura que EE UU «tendrá por seguro otros cuatro años de Trump», y al ex vicepresidente Joe Biden, cuyo desmoronamiento en los dos primeros estados ha servido para engrosar su ascenso en las encuestas. A alguna parte tenían que ir esos votantes de centro que buscan un nombre conocido con experiencia que derrote a Trump en noviembre.

A Sanders, un socialista independiente del que se burló por ser «millonario y tener tres casas», le acusa de ser la mejor receta para perder las elecciones, pero a la vez le proporciona un blanco perfecto para su discurso del 1% más acaudalado que ha comprado un sistema corrupto para no pagar impuestos. «Me sorprendería mucho que así podamos vencer a Donald Trump», contraatacó Sanders. Bloomberg se opone a subir el salario mínimo, expandir la sanidad pública, facilitar educación superior gratuita o incorporara a los trabajadores en los consejos de dirección de las grandes empresas. «¡Absolutamente no, eso es ridículo, no vamos a tirar por la borda el capitalismo! Ya lo hemos intentado en otros países. Se llamó comunismo y no funcionó».

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Un golpe bajo y barato, le recriminó Sanders y la propia audiencia, que le abucheó. Lo que pregona el senador de Vermont no es el socialismo de la Unión Soviética o Venezuela, sino el de países como Dinamarca, donde más se vive el sueño americano del hombre hecho a sí mismo, recordó sin querer el propio Buttigieg. El más joven de la contienda se presenta como la alternativa entre los que no encajen «ni con el socialista que piensa que el capitalismo es la raíz de todos los males, ni con el multimillonario que ve el dinero como la raíz de todo el poder».

Entre estos tres –Sanders, Buttigieg y Bloomberg- parece estar la nominación demócrata para enfrentarse a Trump en noviembre. Los otros tres –Warren, Klobuchar y Biden- parecen haber quedado reducidos a foguear a los líderes del pelotón y eso no lo hacen mal. «Me gustaría hablar de contra quién estamos compitiendo, un multimillonario que llama a las mujeres focas gordas y lesbianas con cara de caballo», protestó Warren. «Y no, no estamos hablando de Donald Trump». Como él, Bloomberg también ha firmado acuerdos secretos con las mujeres a las que indemnizó tras demandarle «porque no les gustó una broma», se defendió él. Uno de los muchos talones de Aquiles con los que no supo lidiar durante el debate, ni del que podrá librarse como candidato.

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