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NUEVA YORK.
Martes, 13 de febrero 2018, 00:51
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La llama olímpica que ha unido a las dos Coreas bajo una sola bandera ha enternecido al vicepresidente estadounidense, Mike Pence, pese a que fuera el único que no sonreía en el estadio. Durante su viaje de vuelta a casa dijo al analista de CNN y 'The Washington Post' Josh Rogin que Washington está dispuesto a sentarse a negociar con Corea del Norte, una vez que lo haga Corea del Sur. «Si quieren hablar, hablaremos», zanjó.
La propuesta de diálogo siempre ha estado abierta, pero a condición de que Corea del Norte renunciase primero a su programa nuclear. Esta vez Pence asegura que no habrá precondiciones. Con ello se suma al deshielo iniciado por ambos países de la península asiática sin la intercesión norteamericana. Durante su estancia en Seúl Pence ha hablado todos los días con el presidente, Donald Trump, para consensuar posturas. El temor es que su homólogo surcoreano, Moon-Jae, se derrita ante la perspectiva de la paz y haga demasiadas concesiones.
En las dos conversaciones de profundidad que ha sostenido con Moon-Je, Pence dice haberle dejado claro que no puede otorgar nada ni aceptar cambios económicos o diplomáticos hasta que Pyongyang de pasos hacia la desnuclearización. Pasos «sinceros y significativos», ha aclarado el secretario de Estado, Rex Tillerson; que Pence ha sido incapaz de concretar durante la entrevista.
Será difícil que Kim Jong-un acepte renunciar a su sueño de que Corea del Norte sea aceptada como una potencia nuclear más, pero, según el vicepresidente estadounidense, Moon ha dejado claro a Kin Jong- un que «tiene que hablar con los americanos».
No por ello EE UU renuncia a su política de máxima presión, que seguirá aplicando con el apoyo de sus aliados en la región, ni a las maniobras militares que tiene previstas en la zona. Pence hizo una parada en Tokio camino de Seúl para anunciar nuevas sanciones junto al primer ministro japonés, Shinzo Abi, decidido a tener la mano más fuerte posible para cualquier negociación.
Tres estadounidenses de origen coreano de entre 55 y 64 años siguen detenidos en el país norcoreano, presumiblemente para ser utilizados como peones de cambio. Como parte de su propia campaña para sabotear el gesto reconciliatorio que acaparó la inauguración, Pence se hizo acompañar a los Juegos de Invierno por el padre de Otto Warmbier. El estudiante de Ohio llegó a EE UU el año pasado en coma con daños cerebrales tras haber sido detenido en un hotel de Pyongyang por arrancar de la pared un póster de propaganda. En contra de la opinión del forense americano, Trump y los padres del chico sostienen que el cuerpo presentaba indicios de haber sido torturado.
El vicepresidente intentaba contrarrestar el golpe mediático que había dado Kim Jong-un con la decisión de enviar a su hermana a los fastos olímpicos. Al no lograrlo, el siguiente paso es sumarse al proceso en el que dice haber pactado con Moon la hoja de ruta de las negociaciones y poder atribuirse parte del mérito. Para la ceremonia de cierre Trump dará su propio golpe publicitario al enviar a su hija Ivanka.
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