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Un niño sostiene un retrato de Fidel Castro durante un acto en una escuela primaria en La Habana. :: Alejandro Ernesto / efe
Cuba cumple un año sin Fidel

Cuba cumple un año sin Fidel

El país rememora la figura del líder de la revolución, cuya imagen está omnipresente a pesar de los cambios

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

LA HABANA.

Domingo, 26 de noviembre 2017, 00:48

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El 25 de noviembre de 2016 Raúl Castro anunciaba la muerte de su hermano Fidel. No fue uno de los tantos rumores que sistemáticamente mataban al líder de la revolución cubana. Desde entonces hasta 364 días después los 'fidelistas' y los medios del único país socialista de América prefieren hablar de «su desaparición física», del «tránsito a la inmortalidad» o de su «partida». Sin negar su omnipresencia, este primer aniversario coincide con el inicio del proceso electoral que concluirá en febrero con un nuevo presidente del Gobierno que tendrá la disyuntiva de continuar el socialismo reformista o enrocarse en el viejo modelo estatista en un momento de desaceleración económica, de paralización de las reformas y con las relaciones con Estados Unidos en el congelador.

Aquí los homenajes se suceden con discreción. La televisión bombardea con imágenes conocidas de Fidel joven en la sierra o peinando canas desafiando a los vientos de los ciclones. Ayer tuvo lugar uno de los actos centrales de este luctuoso aniversario. Una vigilia en la escalinata de la universidad recordó su impronta, al igual que se está haciendo en coloquios, presentaciones de libros y conciertos. Todo acto está dedicado a Fidel.

El deseo del 'comandante en jefe' de no tener plazas o calles con su nombre se ha cumplido. Pero su imagen se ha multiplicado de todas las maneras posibles. Enormes carteles recuerdan 'Yo soy Fidel', 'Fidel Vive', 'Siempre Fidel', 'La muerte no es verdad'. Incluso se abrió la página web www.fidelcastro.com que recoge toda su vida política.

LAS CLAVES La isla necesita la inversión extranjera, que está llegando con demasiada lentitud Los gobernantes acumulan 'retrasos' en asuntos como la unificación monetaria o la reforma constitucional

«Hace ya un año que Fidel no está físicamente entre nosotros, pero está. Permanece porque se ha convertido en esencia viva de la Patria y hoy no puede hablarse de una fábrica, de un centro de investigación, de la época de oro del deporte cubano, de una de nuestras muchas glorias artísticas, deportivas o científicas sin referirse a Fidel», afirma la periodista María Luisa García.

Sin embargo, no todo son añoranzas. «Antes de la muerte de Fidel muchos pensábamos que esto iba a ser una catástrofe, porque este pueblo es 'fidelista'. Pero la realidad es que no ha pasado nada. Todo el mundo está igual, la vida ha continuado igualita, y en el plano político, donde se pensaba que el vuelco iba a ser muy notorio, tampoco ha sido así y el pueblo como tal sí ha extrañado a Fidel porque él estuvo muy presente en todo momento y Raúl es un dirigente más distante con el pueblo», asegura Julita González, que asegura haber sido «criada en la revolución» y no haber visto «más nada que esto».

Desde que Fidel Castro delegó el poder provisionalmente en 2006 a causa de su enfermedad, hasta hoy, sí se han producido cambios importantes. El mayor, la posibilidad de los cubanos de viajar. Pero también el crecimiento de la iniciativa privada, que da empleo a más de 500.000 personas, el 23% de la fuerza laboral activa.

Apertura internacional

El desarrollo del turismo y la apertura a la inversión extranjera deberían ser el balón de oxígeno de la economía isleña, cuyo crecimiento se aproxima al negativo. La burocracia es la «sorda resistencia interna», como apunta Ariel Terrero. El periodista y economista afirmó en un artículo titulado 'Amenazas de lentitud' que las compañías extranjeras apenas asumen un 6,5% de toda actividad inversionista, lo que se traduce en unos 510 millones de dólares para este año (algo más de 427 millones de euros), muy alejado de los 2.000 o 2.500 necesarios para crecer «a un buen paso». Desde el Gobierno presumen de haber concretado unos 2.000 millones (1.676 millones de euros), pero son declaraciones de intenciones que la mayor parte de las veces no se materializan.

De todas formas, cuando Raúl Castro salga de la presidencia del Gobierno dejará, según el exdiplomático Carlos Alzugaray, «retrasos» en asuntos vitales, como la descentralización estatal, la unificación monetaria, la mayor apertura al sector privado y la reforma constitucional.

El nuevo liderazgo debe afrontar el reto que supone guiar una sociedad donde el pragmatismo económico es más fuerte que el compromiso político. Un mayor acceso a internet, las redes sociales, los contenidos audiovisuales de «afuera» y el mayor intercambio con las familias y amigos que han emigrado -solo desde EE UU han viajado este año 800.000 personas- han quitado la venda de los ojos a muchos cubanos.

Licenciados en derecho, ingenierías y otras especialidades las abandonan para montar una cafetería, conducir un taxi o alquilar habitaciones, algo que les permita tener un salario digno. Sueñan con ahorrar para visitar otros países, y de paso, comprar productos sencillos que aquí no se encuentran en las tiendas y, revenderlos, para sacar partido al viaje.

Como alerta Terrero, «sin prosperidad, el socialismo será siempre una utopía». El reto de la nueva dirigencia que no llevará el apellido Castro -aunque el general desplegará su influencia como primer secretario del Partido Comunista de Cuba-, y no pertenecerá a la generación histórica, será arrinconar «la vieja mentalidad».

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