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La escolta de Kim rodea su coche al llegar a Panmunjom. :: reuters
Hacia una Corea libre de armas nucleares

Hacia una Corea libre de armas nucleares

Los líderes del Norte y el Sur se comprometen a convertir el armisticio en una paz duradera durante una cumbre inconcebible hace solo unas semanas

ZIGOR ALDAMA

SHANGHÁI.

Sábado, 28 de abril 2018, 00:59

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«Olvidémonos de quiénes hemos sido hasta ahora. No volvamos a empezar de cero», pidió Kim Jong-un antes de comenzar la histórica cumbre intercoreana que se celebró ayer en la frontera que divide la península. «Una nueva Historia comienza. Estamos en el inicio de una era de paz», escribió el líder norcoreano en el libro de honor de Corea del Sur. «La Zona de Seguridad Compartida de Panmunjom ahora simboliza paz, en vez de división», añadió el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en las instalaciones destinadas a las conversaciones de paz.

Sin duda, las palabras iniciales de ambos mandatarios dejaron muy claro que las expectativas de su reunión eran muy elevadas. Y no defraudaron. Después de una maratoniana jornada de conversaciones, ambos reaparecieron frente a la Casa de la Paz para dar cuenta de la Declaración de Panmunjom, un significativo texto que avanza en la dirección que todos esperaban.

  • uFin de la guerra «Los dos dirigentes declaran solemnemente ante los 80 millones de coreanos y el mundo entero que no habrá más guerra en la península de Corea». «Durante este año, que marca el 65 aniversario del armisticio, se buscarán encuentros con vistas a declarar el fin de la guerra».

  • uNo nuclear «Corea del Sur y Corea del Norte confirman el objetivo común de obtener, a través de una desnuclearización total, una península coreana no nuclear».

  • uDesarme Acuerdan «llevar a cabo el desarme por etapas, a medida que las tensiones militares se apacigüen».

  • uFamilias separadas Acuerdan «intentar solucionar las cuestiones humanitarias resultantes de la división de la nación (...) Con este fin, deciden continuar el programa de reunión de familias separadas (...) el 15 de agosto de este año».

En primer lugar, las dos Coreas reafirmaron su «compromiso con la paz, la prosperidad y la unificación», términos que también se utilizaron en las dos cumbres anteriores. La diferencia en esta ocasión, sin embargo, está en la definición más concreta de lo que eso supone. «No habrá más guerra en la península de Corea», subraya la Declaración, que, por primera vez, pone una fecha al fin de la Guerra de Corea (1950-53), que se cerró en falso con un armisticio: «Este año, coincidiendo con la celebración del 65 aniversario de ese armisticio, el Sur y el Norte llevarán a cabo reuniones trilaterales con Estados Unidos o a cuatro bandas incluyendo a China, para declarar el fin de la guerra y decretar un régimen de paz sólido».

LAS FRASES Donald Trump Presidente de EE UU «Sin China, el proceso habría sido más largo y duro» Antonio Guterres Líder de la ONU «Sean bienvenidos la valentía y el liderazgo» F. Mogherini Jefa europea de Política Exterior «El camino hacia la paz es posible, contra todas las apuestas» J. Stoltenberg Secretario general OTAN «Es un primer paso, pero queda un largo camino»

En el ámbito militar, el acuerdo al que llegaron ayer Kim y Moon recoge también el avance hacia «la desnuclearización total de la península», el compromiso con un «proceso de desarme progresivo», el cese de todas las hostilidades -incluidas las emisiones de propaganda utilizando potentes altavoces-, la conversión de la Zona Desmilitarizada en una zona de paz, e incluso el establecimiento de contactos militares frecuentes. Para facilitar todo ello, los dos países crearán un enlace permanente en la ciudad de Kaesong, donde se ubica el centro industrial conjunto que cerró en 2016 debido a la escalada de la tensión en la región. «Me cuidaré de que no te volvamos a despertar por la noche», le dijo Kim a Moon en referencia a las numerosas pruebas de misiles realizadas durante el año pasado.

Las buenas noticias también llegan al ámbito social, porque Kim y Moon acordaron estrechar lazos con la reanudación el próximo 15 de agosto de las reuniones entre los familiares que fueron separados por la contienda. Además, pondrán en marcha las conexiones ferroviarias y de carreteras entre ambos países, prepararán un nuevo encuentro, esta vez en Pyongyang, y organizarán la participación conjunta en eventos deportivos como los Juegos Asiáticos de este año. «El orden internacional va a cambiar con este acuerdo», anunció Moon. «Somos un solo pueblo que comparte la misma sangre. No debemos luchar entre nosotros. Habrá dificultades, pero estoy seguro de que un día reiremos todos juntos y experimentaremos una gran felicidad», añadió Kim en su primera declaración ante la prensa internacional y antes de protagonizar un sentido abrazo con Moon.

«Torbellino de emociones»

Fue la guinda de una jornada que comenzó a las 9:28 de la mañana con la imagen que todos querían captar: inesperadamente sonrientes, Kim y Moon se estrecharon la mano a ambos lados del paralelo 38, que en este punto cobra vida en forma de escalón de cemento. Luego, Kim dio un paso al sur y cruzó a la hermana capitalista. Es la primera vez que uno de los dictadores de la dinastía comunista lo hace, y el joven líder reconoció que este pequeño gesto le provocó «un torbellino de emociones».

A pesar del rígido protocolo del acontecimiento también hubo tiempo para la improvisación. De hecho, después de posar para los fotógrafos de ambos países, Kim invitó a Moon a dar el paso inverso y pisar suelo norcoreano, algo que hizo cogido de su mano ante el asombro de los casi 3.000 periodistas congregados en el centro de prensa habilitado para la ocasión. Por su parte, los surcoreanos aplaudieron frente a las pantallas gigantes que retransmitían la cita en diferentes lugares del país, y en muchas oficinas los trabajadores abandonaron sus tareas para no perderse el momento.

Kim y Moon inspeccionaron la Guardia de Honor, vestida con los uniformes tradicionales de antiguas dinastías, pero el norcoreano no saludó a los soldados. Kim apenas los miró, se mantuvo especialmente serio, y en las imágenes se hizo evidente que respiraba rápidamente, como si estuviese nervioso. Los militares de su régimen, no obstante, sí que hicieron el saludo marcial frente a Moon antes de que ambos presidentes entrasen en la Casa de la Paz, donde la primera parte de las conversaciones fue más protocolaria y dedicada a crear un clima de concordia. «Ahora que estamos frente a frente, me siento muy cómodo. Crear confianza es importante», afirmó Kim.

Esa debió de ser la confianza que estuvieron afianzando los dos mandatarios durante la media hora que estuvieron hablando a solas en un banco del parque adyacente a las instalaciones de Panmunjom. Con el piar de los pájaros como única distracción, Kim y Moon discutieron diferentes asuntos mientras el mundo seguía con perplejidad la señal de televisión en directo y trataba de leer sus labios. Minutos antes ambos líderes habían replantado juntos, de nuevo entre sonrisas cómplices, un pino que germinó en 1953 y que está acompañado de una piedra con el lema 'plantar paz y prosperidad' grabado en ella.

El 'romance' de Kim y Moon se certificó al final de la velada, cuando, acompañados por sus esposas, admiraron las fotografías de la jornada proyectadas en la fachada mientras sonaba música melosa por los altavoces. Curiosamente, lo hicieron agarrados de la mano entre sí y no de las primeras damas. A juzgar por unos acontecimientos que nadie habría vaticinado hace solo cinco meses, y aunque fotografías y abrazos similares ya se vieron en las cumbres de 2000 y de 2007 sin que desembocasen en la paz que auguraron, parece que ahora sí hay razón para albergar esperanza.

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