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Una conservadora socialdemócrata, o viceversa

J. C. BARRENA

BERLÍN.

Domingo, 1 de octubre 2017, 00:54

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Las cifras explican muy bien el bajón de votos de CDU/CSU en estos comicios, después de conseguir un 41,4% de votos en los anteriores. Los conservadiores han cedido en esta ocasión un millón de sufragios a los populistas de AfD, pero también 1,4 millones al FDP. Ambas formaciones criticaron la política de refugiados de la canciller. Esta política no solo ha hecho que muchos conservadores se decantaran por la nueva formación de trinte xenófobo y racista, sino movilizar a mas de un millón de abstencionistas, que de otra manera no hubiesen abandonado el sofá de su casa para acudir a las urnas. Además el 95% de los votantes de AfD manifestó tener miedo sobre todo a la pérdida dse la cultura alemana con una inmigración descontrolada, si bien un 60% reconoció que votó a los populistas, no por convicción, sino por decepción y en protesta por la política conservadora.

Desde su llegada al poder, Angela Merkel ha conducido a la Unión hacia la izquierda, lo que llevó a robar votos a socialdemócratas y verdes. «Merkel es una conservadora socialdemócrata, aunque también es posible que desde 2005 se haya convertido en una socialdemócrata conservadora», escribía esta semana el rotativo muniqués 'Süddeutsche Zeitung'. Pero descuidar el flanco derecho ha facilitado también el alza de los populistas y provocado la irritación del ala más conservadora de la Unión, empezando por el líder de los socialcristianos y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer. La introducción del salario mínimo, los paquetes de rescate europeos para países en crisis como Grecia, pero sobre todo la apertura de las fronteras a los refugiados son decisiones que les ha costado digerir.

En 2016 la mayor oposición a Merkel no procedía de partidos rivales como La Izquierda o Los Verdes, sino de Seehofer y la CSU, empeñados en imponer una cuota máxima anual para la acogida de refugiados, una demanda que hoy siguen planteando como condición para las negociaciones de la futura coalición de gobierno. La CSU se ha empeñado en copiar y «mejorar» la política de Alternativa para Alemania y ha fracasado rotundamente. La pérdida de votos en Baviera es aún mayor que la de la CDU en el resto de la federación alemana. De ahí que Seehofer afronte una creciente oposición interna en su feudo al pie de los Alpes y que entre los cristianodemócratas se le haga responsable de contribuir a medrar a los populistas por su empeño en ser más de derechas que ellos y en polemizar con los refugiados cuando hace mas de un año que se acabó la avalancha y ahora llegan con cuentagotas.

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