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Una mujer permanece en la escena del atentado perpetrado en Kabul. :: Hedayatullah Amid / efe
Ataque yihadista contra los chiíes en Kabul

Ataque yihadista contra los chiíes en Kabul

El Estado Islámico reivindica el atentado en un centro cultural de la capital afgana que deja al menos 41 muertos y más de 80 heridos

BABER KHAN SAHEL

KABUL.

Jueves, 28 de diciembre 2017, 23:52

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Un atentado suicida en Kabul contra un centro de la minoría musulmana chií, reivindicado por el Estado Islámico, causó ayer al menos 41 muertos y 84 heridos, culminando un sangriento 2017 en la capital afgana. Un insurgente detonó los explosivos que llevaba encima cuando se encontraba dentro del centro cultural, donde se celebraba un seminario. El edificio alberga también una madrasa o escuela coránica, una mezquita y las oficinas de la agencia de noticias Sada-e-Afghan -La Voz Afgana, en lengua dari-.

El Ministerio de Salud Pública detalló que entre las víctimas mortales había dos niños y que la mayoría de los heridos sufrieron graves quemaduras. Cinco de ellos, según esta fuente, permanecían «en estado crítico». El ataque estaba dirigido contra la minoría musulmana chií, a la que pertenece el centro Tabyan.

El portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid, explicó que «después de la primera explosión se produjeron dos más por bombas caseras colocadas cerca de la entrada principal del edificio», aunque señaló que «casi la totalidad de las víctimas se debieron al ataque suicida». La mayoría «eran jóvenes estudiantes y graduados universitarios», apuntó el portavoz del Ministerio de Interior, Najib Danish. «Nos vengaremos de los terroristas por cada gota de sangre de los muertos y heridos», sentenció.

LA CLAVEEl comunicado del Daesh aduce que el centro atacado recibe apoyo de las autoridades de Irán

En el momento de la deflagración, se desarrollaba en el centro cultural un seminario sobre la ocupación soviética de Afganistán -entre diciembre de 1979 y febrero de 1989-. «Se estaban celebrando un lectura y debate, cuando de repente se produjo la explosión», dijo Sayed Jan, un participante en el encuentro, desde su cama en el hospital. «Sentí que me ardía la cara y me caí, y vi compañeros en el suelo a mi alrededor».

Mohamad Hasan Rezayee, un estudiante con quemaduras en cara y manos, relató que «estábamos en la segunda fila cuando sucedió la explosión detrás de nosotros. Después la sala se llenó de humo y fuego». Según este testigo, inmediatamente se desató el caos. «El pánico se apoderó de la gente. Todo el mundo gritaba y lloraba, todos pedían ayuda», describió.

El presidente el país, Ashraf Gani, condenó el atentado, que calificó como «un crimen contra la humanidad», y contrario a todos «los valores y principios islámicos y humanos». El Estado Islámico lo reivindicó en un mensaje difundido por el sitio web de propaganda Amaq, vinculado al grupo yihadista, donde los terroristas afirmaron que uno de sus suicidas se había inmolado en el centro cultural, «que recibe apoyo de Irán».

Los chiíes, en la diana

Poco antes, uno de los portavoces talibanes, Zabihulah Mujahid, había rechazado la autoría del ataque. «Dicen que el objetivo era una agencia de noticias y un centro educativo, pero los combatientes del Emirato Islámico -como se autodenominan los talibanes- son más cuidadosos en ese aspecto y nunca comenten ese tipo de acciones», remarcó Mujahid.

La capital afgana ha sido objetivo este año de graves ataques insurgentes. Hace un mes, al menos 17 personas, entre ellas varios policías, murieron y cerca de una veintena resultaron heridas en un atentado suicida en la entrada de un hotel en el noroeste de Kabul. Además, a finales del pasado mayo se registró en la capital afgana el peor atentado en el país desde la invasión estadounidense en 2001, al estallar un camión cargado de explosivos que dejó 150 muertos y más de 300 heridos.

También los ataques contra la minoría chií son comunes en Afganistán. El último de relevancia se produjo en octubre, cuando murieron 39 personas y otras 45 resultaron heridas en un atentando contra una mezquita en Kabul reivindicado por el Estado Islámico.

Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, el Gobierno de Kabul ha ido perdiendo además terreno frente a los talibanes hasta controlar apenas un 57% del país, según los últimos datos del Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar) del Congreso de Estados Unidos.

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