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El líder cubano Fidel Castro (d), junto al rey Juan Carlos I en 1991.
Fidel y España, cinco décadas de obstáculos salvables

Fidel y España, cinco décadas de obstáculos salvables

Los fuertes vínculos históricos ayudaron a normalizar las crisis diplomáticas con el castrismo

Mateo Balín

Sábado, 26 de noviembre 2016, 23:18

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El más de medio siglo de relaciones diplomáticas entre el régimen de Fidel Castro y España se ha caracterizado, en líneas generales, por una «compleja normalidad». La presencia de altibajos y encontronazos en determinadas etapas se han acabando resolviendo por un componente no tan político como sentimental, habida cuenta de los fuerte vínculos históricos existentes, y la saludable conexión con las empresas privadas españolas.

Desde el triunfo de la Revolución en 1959, el expresidente cubano siempre puso de manifiesto el pasado colonial, aunque el régimen franquista reconociera el nuevo Gobierno tras el derrocamiento de Fulgencio Batista. En 1960 tuvo lugar un serio incidente, precedente de otras futuras crisis. El embajador en La Habana, Juan Pablo Lojendio, fue expulsado tras las acusaciones de que la diplomacia española protegió a unos religiosos contrarrevolucionarios y su homólogo en Madrid fue llamado a consulta. Desde entonces, y hasta 1975, las relaciones se situaron a nivel de los agregados comerciales.

Sin embargo, el caso paradigmático de la relación del castrismo con Franco, a pesar de ser antagónicos ideológicamente, es que España nunca votó contra Cuba en la ONU ni secundó el embargo estadounidense.

Ya en la Transición española, Adolfo Suárez fue el primer presidente de Europa Occidental que visitó Cuba, donde Castro le recibió con todos los honores y se negoció la salida de la isla de algunos españoles emigrados y nacionalizados cubanos. En la etapa del Gobierno socialista de Felipe González (1982-1996), las relaciones fueron fluidas, aunque se tensaron cuando el Ejecutivo español le invitó a transitar hacia la democracia. En 1990, tuvo lugar la «crisis de las embajadas», cuando 18 cubanos se refugiaron en la legación española en La Habana con la intención de poder salir de la isla. Castro calificó al ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, de «administrador colonialista».

Pero la etapa de mayor tensión se vivió durante el mandato de José María Aznar (1996-2004), quien vinculó la cooperación española a avances en las reformas hacia la democratización del régimen cubano y el respeto a los derechos humanos. El asunto es que Aznar presionó a la Unión Europea hasta aprobarse la llamada Posición Común, cuyo punto fuerte era el cumplimiento de las citadas reformas.

Castro calificó a Aznar de «personaje de estirpe e ideología fascista» por aunar una única política de la UE con la isla y en 1998 éste se opuso a que se programara un viaje oficial de los Reyes a La Habana, coincidiendo con el centenario de la Independencia, con la celebre frase de que «el rey viajará a Cuba cuando toque».

La llegada al poder en España del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2012), supuso el inicio de un nuevo entendimiento -tampoco exento de disensiones- aunque solo los dos primeros años coincidieron con los dos últimos de Castro al frente del régimen cubano.

Zapatero optó por la vía diplomática suave, aunque también insistiendo en la necesidad de un proceso democratizador en la isla. En 2005 se suspendió la Posición Común de la UE y se levantaron las sanciones políticas. El reemplazo de Castro por su hermano Raúl permitió al entonces ministro de Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, llevar adelante su política de restablecer los proyectos de cooperación, hablar sobre los derechos humanos y sobre los presos políticos.

La llegada al gobierno del Partido Popular, tras las elecciones de noviembre de 2011, abrió una nueva etapa, y nuevos incidentes menores como la detención y juicio del español Ángel Carromero por el accidente de tráfico en el que murieron dos disidentes, que acabó con un acuerdo extrajudicial. Con Mariano Rajoy en Moncloa el ministro José Manuel García-Margallo viajó en dos ocasiones a Cuba.

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