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Un sanitario camina hacia los soldados durante la búsqueda de estudiantes en la escuela Enrique Rebsamen de Ciudad de México. :: reuters
Se agota el tiempo para los supervivientes

Se agota el tiempo para los supervivientes

México pierde la esperanza de encontrar con vida a más víctimas al cumplirse 72 horas del terremoto que asoló la capital y cuatro estados

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

Viernes, 22 de septiembre 2017, 00:59

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la habana. La noche del miércoles unos dedos se movieron entre los escombros del colegio Enrique Rébsabem de Coapa, al sur de Ciudad de México. La emoción de los equipos de rescate se disparó. Negándose a darse por vencidos, aceleraron el ritmo de su trabajo, contra el reloj y bajo la lluvia. Uno de los 'topos' contactó con Frida Sofía, una niña de 12 años que logró refugiarse «bajo una mesa muy fuerte» con otros dos adolescentes, según relató con una débil voz. Un poco más lejos, gracias a la termografía y los infrarrojos los socorristas detectaron a otros dos supervivientes. Pero ayer el enjambre humano que lucha por rescatarlos todavía se afanaba sin descanso en remover hierros y cemento en su búsqueda.

El médico Alfredo Vega dijo que gracias a la cámara que pudieron meter entre los cascotes confirmaron que la pequeña «está con vida y es la que nos avisa que está acompañada por otros escolares». Afuera padres y familiares rezaban y lloraban. En este centro educativo encontraron la muerte veintiún niños y cinco adultos. La última rescatada con vida ha sido una maestra de 58 años, que fue extraída de los restos del edifico tras pasar veinte horas entre cascotes.

Las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil que participan en el rescate pidieron que los padres y familiares de quienes figuran como desaparecidos y podrían estar entre los escombros aportaran detalles esenciales para su identificación, como datos sobre vestuario, cadenas y características físicas. Mientras, miembros de Médicos sin Fronteras y otras organizaciones estaban organizaron brigadas para dar apoyo psicológico a víctimas y allegado.

Críticas al Ejército

Pero el tiempo se agota. Según los expertos, nadie puede resistir sin agua más de 72 horas y el plazo se cumple mañana. No obstante, las familias piden más tiempo. Por ello, el Gobierno ha autorizado ya el uso de excavadoras en tres de los 38 edificios colapsados por acción del terremoto del pasado martes -las autoridades redujeron la cifra de los 44 reportados inicialmente-.

Sin embargo, no todos comparten esta decisión. Es el caso de Gabriela Cueto, una civil scout entrenada en rescates, que denunciaba que, en un edificio de la colonia Del Valle, Protección Civil y el Ejército desalojaron a los voluntarios, impidiéndoles seguir buscando sobrevivientes. «Todavía puede haber personas vivas y ya no nos dejan entrar a sacarlos. Nosotros tememos que lo quieran demoler ya», aseguró angustiada. Agregó que bajo los cascotes podría haber al menos tres jóvenes. Citaba el caso de Juan Pablo, de 19 años, cuya madre pasó toda la noche en vela hasta que por la mañana los soldados la desalojaron.

El presidente, Enrique Peña Nieto, declaró ayer tres días de luto oficial y advirtió en un tuit que «cada minuto cuenta para salvar vidas». En total, 53 personas pudieron ser rescatadas vivas desde que a las 13:15 horas del martes se produjo el temblor. Evodio Darío Marcelino, un voluntario que trabaja en un edificio de viviendas derrumbado, avanzando centímetro a centímetro, sacando piedras con sus manos, alerta de que «todavía hay gente que se queja allí. Les faltan tres pisos para retirar el escombro».

Pero las esperanzas se van perdiendo al tiempo que se conocen historias de sobrevivientes y de héroes anónimos. Por ejemplo, la de Óscar Castellanos, que pasó dos SMS a amigos que le salvaron la vida: «Estoy atrapado cerca de la escalera de emergencia», les comunicó. Seis horas pasó preso de los escombros de un edificio de la calle Álvaro Obregón hasta que fue rescatado por los propios vecinos. Personas anónimas como el conserje de un edificio de cuatro pisos aplastado en la colonia Obrera, que salvó al menos a veinticinco personas.

Las autoridades de Ciudad de México confirmaron que 48 hombres y 85 mujeres, 133 de los más de 251 fallecidos en la zona central de México, han sido víctimas mortales del seísmo que revivió las pesadillas del cataclismo que en 1985 dejó 10.000 muertos. Además, los heridos superan los 2.000.

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