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Jueves, 21 de junio 2018, 00:09
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Una persona puede transformar su físico por completo. Incluso cambiarse de sexo. «Puedes modificar todo tu cuerpo al completo, salvo tu voz», sentencia Emma Rodero. Pero que no se pueda cambiar no significa que no evolucione durante la vida.
Laringe y cuerdas vocales vibran en función de la constitución de una persona. Pero también de su edad. El grito de un bebé que nace puede alcanzar los 500 Hz y un tono muy agudo. A los siete años, esa frecuencia ya está por debajo de los 300 Hz en las niñas (unos 265 Hz para los varones). En la adolescencia, los cambios hormonales hacen que la voz varonil se vuelva más grave. También las chicas sufren el efecto de los estrógenos sobre sus cuerdas. En la madurez, el tono grave de una mujer baja ya de 200 Hz (130 el hombre). Con la senectud, las cuerdas pierden elasticidad y fibras de colágeno y volvemos a los 'gallos' adolescentes.
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