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El piloto y fotógrafo Santiago Borja. La foto grande es 'Lightning Strike', una de sus favoritas. Muestra la trayectoria de un rayo que se ha salido de la tormenta sobre la Amazonía ecuatoriana. THESTORMPILOT
Un piloto relámpago

Un piloto relámpago

El ecuatoriano Santiago Borja fotografía tormentas desde la cabina de los Boeing 767 que dirige. Cuando no está a los mandos, claro

ISABEL IBÁÑEZ

Sábado, 15 de septiembre 2018, 23:36

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No se asusten si al subir al avión para un vuelo intercontinental anuncian por la megafonía que a los mandos se encuentra Santiago Borja, apodado 'el piloto de tormentas'. Se le conoce así no porque sea una especie de comandante gafe o imprudente, experto en ir a darse de bruces con las tempestades, sino porque las fotos de fenómenos meteorológicos que atrapa con su Nikon desde la cabina de los Boeing 767 que suele pilotar son tan espectaculares que le han valido varios premios internacionales. Y ¡tranquilidad!, que tampoco es que haga como algunos conductores de coches que se arriesgan a la multa para mirar el móvil mientras están al volante, sino que este joven ecuatoriano aprovecha los momentos en los que no le toca pilotar la nave para dar rienda suelta, a 12 kilómetros de altura, a una pasión que ha quedado recogida en el libro 'The Storm Pilot', que incluye explicaciones científicas de cada imagen.

«Al ser una profesión tan ligada a la seguridad, es siempre importante no alimentar percepciones erradas de riesgo como aviones acercándose a tormentas- explica Borja a este periódico-. De hecho, el público suele pensar que los aviones vuelan cerca o dentro de estos fenómenos. Mientras que mis fotografías muestran las tormentas en todo el cuadro, en realidad siempre las esquivamos con al menos 30 kilómetros. Tenemos radares que nos avisan de su presencia con 100 kilómetros de anticipación, como poco. Y estas fotos son solo posibles de obtener en aire totalmente calmo, sin turbulencias que muevan la cámara».

Quiere explicar también que al ocuparse de vuelos de largo alcance, siempre van a bordo 3 ó 4 pilotos: «Mientras dos de ellos están volando, los restantes tienen descanso, momento que yo aprovecho durante algunos minutos para hacer la cámara cuando pasamos por zonas conocidas de tormentas. Los pilotos no hacemos fotos cuando estamos en los controles».

Aclaradas todas las dudas, habrá que saber cómo empezó a retratar estos monstruos energéticos. Se estrenó con la fotografía aérea hace cuatro años: «Inicialmente conmovido por las maravillosas vistas de continentes y océanos que sobrevolamos a diario. Más tarde me intrigó la fotografía nocturna y los fenómenos como las tormentas. Siempre me han llamado la atención. Hace unos tres años pude hacer mi primera foto 'satisfactoria' de una de ellas. Vi el potencial para captar toda esa belleza y empecé a hacerlo más seguido: montones imponentes de nubes, tormentas y relámpagos, colores impresionantes en la mañana y la noche, cielos espectacularmente estrellados, las luces de las ciudades serpenteando a través de la tierra oscura en la noche...».

El ecuatoriano cubre rutas de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, e informa de que la zona que le ofrece mejores oportunidades de captar tormentas es Panamá, muy frecuentada por el tráfico aéreo. El Caribe y el lago de Maracaibo, en Venezuela, tienen también un gran potencial. Los aviones están protegidos contra los rayos y si son alcanzados por alguno -se calcula que pueden recibir de media el impacto de uno por cada 1.000 horas de vuelo-, suele ser en el momento de despegue o aterrizaje, cuando la tormenta está sobre el aeropuerto y no se puede esquivar.

Nada de ovnis

Precisamente ambos momentos son los que más disfruta Santiago Borja -que no ha vivido incidentes de este tipo- «por ser las maniobras más complejas y a la vez entretenidas» de una profesión que sabía que quería desempeñar desde muy pequeño: «Siendo niño ya me gustó la idea de volar y poder viajar alrededor del mundo con la facilidad que podemos hacerlo en auto alrededor del país». «Es un privilegio poder ver nuestro planeta desde otra perspectiva, observar paisajes y fenómenos que nos muestran cómo es en realidad, sin intervención humana».

- Y empezó a recibir premios, ¿cuál es su foto más galardonada?

- La más icónica es la que llamo 'Pacific Storm' (tormenta pacífica). Fue la primera en ser publicada por 'The Washington Post' y obtuvo el tercer lugar en el concurso de 'National Geographic' Fotógrafo de Naturaleza 2016, en la categoría de paisajes. Permite ver fenómenos muy interesantes, como inversiones de temperatura y 'overshooting tops' (una especie de nubes tormentosas de desarrollo vertical, con forma de torreones o chimeneas).

- ¿Y su favorita?

- Pues precisamente esa y quizás 'Lightning Strike' (relámpago), que muestra la trayectoria de un rayo que viaja por fuera de la tormenta.

Dice haber visto cosas en pleno vuelo muy difíciles de explicar: «Fenómenos inusuales, pero no me gusta asumir que son ovnis, sino efectos extraños de la atmósfera o la luz. Y creo que todos tienen una buena ciencia detrás de ellos, incluso si no llegamos a entenderlos».

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