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FERNANDO MIÑANA
Lunes, 12 de noviembre 2018, 00:05
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La tecnología es imparable y, además, parece que el hombre tiene tendencia a elegir siempre lo sofisticado como garantía de algo mejor. Los centros educativos van renovándose poco a poco y muchos han abierto las puertas a los nuevos artilugios, pero es posible que no siempre sea lo más acertado. Un equipo de investigación de la Universitat de València acaba de anunciar que, en el ámbito de la educación, es preferible seguir con los libros de papel y los apuntes a mano que fiarlo todo a las tabletas y los ordenadores portátiles.
Lo llaman «el efecto de la superioridad del papel» y viene a decir que el medio digital favorece un procesamiento más superficial de la información. Y una reflexión nada baladí: «Nosotros no estamos en contra de la tecnología, lo está el estudio, que debe ser una llamada de atención para no dejarnos influir por el aura de innovación que tiene lo digital. Por ejemplo, en el último gobierno de Zapatero se dijo 'portátiles para todos', pero por qué, si los profesores no usaban todavía una metodología aplicada a las nuevas tecnologías. Sospecho que detrás había unos intereses comerciales. Pero lo importante es hacer una reflexión previa antes de tomar este tipo de decisiones».
Todo esto lo explica Ladislao Salmerón, un investigador de 41 años con hijos a los que intenta aplicar sus descubrimientos. «Mi hijo de seis años vive en una casa llena de cuentos de papel, lee desde que tiene meses, busca los libros y ha adquirido el hábito de leer un rato antes de dormir. Y dos veces a la semana jugamos con el iPad, pero como quien juega a las canicas». Salmerón no está en contra de la tecnología y recuerda que su tesis doctoral, hace quince años, se centró en cómo fomentar la lectura digital, y ha trabajado con Pisa para la elaboración de la lectura electrónica.
Salmerón es profesor titular del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat de València y ha realizado este estudio junto a Pablo Delgado y Cristina Vargas, y la colaboración de Rakefet Ackerman, una investigadora del Technion, el Instituto de Tecnología de Israel. Entre todos recopilaron todos los trabajos que se han realizado desde hace años en más de diez países con gente de edades entre 10 y más de 40 años. Y las evidencias fuerzan a realizar una reflexión: ante la imparable introducción de la tecnología digital en los sistemas educativos, resulta obligatorio ahondar en qué cambios está incorporando el procesamiento de la información, sus consecuencias y cómo abordarlas.
Porque este proyecto, que acabó hace dos semanas, se propuso llevar «al terreno científico» un debate que estaba en la calle: ¿Es mejor el papel o lo digital? «Solo queríamos aportar evidencias a partir de datos científicos». Y, con el aval de esos resultados, intentar concienciar a los responsables de la educación porque hay «un efecto de superioridad del papel lo queramos o no».
Salmerón insiste en que lo primordial es el aprovechamiento del tiempo en los colegios y universidades. «Damos por sentado que todo el potencial del mundo digital hay que aprovecharlo, pero no podemos ignorar esta evidencia, que cuando se trata de hacer una lectura pausada, con textos difíciles, largos..., para que el estudiante se involucre, a día de hoy es recomendable hacerlo en papel. Hay que estudiar la forma en la que el estudiante se despista menos y esto va a ser una batalla que involucra a gran parte de la sociedad porque tenemos en contra las redes sociales, ese hábito cada vez más común de construcción rápida, corta, con vocabulario de la calle... Y todo eso es incompatible con la manera de estudiar un libro de historia contemporánea, por ejemplo».
Lo mismo ocurre con la toma de apuntes, advierte Salmerón, quien explica por qué es mejor hacerlo con papel y boli. «Las tomas en el ordenador son más literales; en papel tienes que hacer un esfuerzo, es más elaborado: te obliga a sintetizar, a ver qué es lo importante, hacer un esquema... Y eso con el teclado no se hace. La repercusión de eso es que se aprende menos», añade este investigador.
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