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Los miembros de 'La Manada', Ángel Boza, José Ángel Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Escudero. :: r. c.
No manches la Fiesta

No manches la Fiesta

Pamplona encara unos Sanfermines marcados por la «imagen distorsionada» que se proyecta de ellos, una leve pero progresiva pérdida de visitantes y la siniestra sombra de 'La Manada'

JOSEBA VÁZQUEZ

Viernes, 6 de julio 2018, 23:35

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Através del gran angular, nada en este último jueves de junio delata la proximidad de la fiesta. La panorámica en el Paseo de Sarasate, la Plaza del Castillo, la Avenida Carlos III o las calles del Casco Antiguo es semejante a la de cualquier otro día. Solo si se acerca el zoom se perciben los primeros signos: escaparates dominados por el blanco y rojo sanferminero, algún fragmento del vallado que delimitará el recorrido de los encierros... Y si aplicamos el objetivo macro, la fotografía ya no ofrece prácticamente más detalles que los relacionados con la explosión de júbilo que estallará a mediodía del viernes y se extenderá hasta el '¡Pobre de mí!' de la medianoche del día 14. Van a ser, como siempre, nueve días intensos de música, baile, diversión, los habituales excesos confesables y... ¡Ya! Los pamploneses no quieren nada más de la cita en un momento en el que existe en la ciudad una inquietud unánime por la «imagen distorsionada» que, denuncian, muchos medios proyectan de la festividad, y en una circunstancia en la que los hosteleros lamentan la progresiva pérdida de visitantes y a la ciudad se le ha avivado el recuerdo del abyecto rebaño de bestias que actuó sin control hace ahora dos años.

Tere Sáez, portavoz de las asociaciones feministas Andrea y Lunes Lilas, tiene claro que los Sanfermines 2018 «llegan marcados» por la libertad provisional decretada la semana pasada por la Audiencia Provincial de Navarra para los cinco miembros de 'La Manada' que violaron en grupo a una joven la madrugada del 7 de julio de 2016. «Al margen del juicio que nos merezca esa decisión, denota falta de sentido común por la inoportunidad de la fecha, en vísperas de las fiestas». El hecho ha disgustado enormemente a la sociedad navarra. «Se está viendo en las redes -señala Sáez-, y por eso han surgido iniciativas como si acudir o no al txupinazo, hacerlo con camisetas negras...». Algo ha rebajado esta indignación los pasos encaminados a revisar la orden de libertad para uno de los condenados, el guardia civil Antonio Manuel Guerrero, tras confirmarse su intento de renovar el pasaporte. Y, ante todo, a la feminista y parlamentaria foral de Podemos le ha creado «una enorme emoción» la carta hecha pública el pasado miércoles por la víctima de aquella agresión sexual después de dos años de silencio: «La necesitábamos a ella. Hemos estado hablando en su nombre, necesitábamos su aval y me emociona que nos vea como sus hermanas. Ha necesitado dos años para poder verbalizar algo y nos explica muy bien lo que una mujer necesita en esa situación».

Mujeres en la calle

«Es importante cuando dice que nadie nos cuestione el derecho a beber, estar, llevar una minifalda... Llevamos años reivindicando nuestro derecho a movernos por todos los espacios. Estas fiestas son estupendas para disfrutar y estar con otras personas, siempre que esas personas quieran estar contigo. Si vas a venir a agredir o cometer delitos, mejor quédate en tu casa», resume Tere Sáez.

En esta línea se enfoca el vídeo municipal grabado para San Fermín 2018 y presentado el lunes dentro de la campaña 'Pamplona libre de agresiones sexistas/Eraso sexistarik gabe, Iruña aske'. Se trata de un eslogan que «sigue apostando por la actuación coordinada ante las agresiones sexistas y mantiene la imagen de la mano roja como símbolo de una ciudad que se posiciona de manera rotunda contra la violencia hacia las mujeres». Desde 2014, el Ayuntamiento y el movimiento feminista, a través del Grupo Sanfermines en Igualdad (GSFI), trabajan en la prevención y sensibilización ante las agresiones sexistas.

El vídeo, de minuto y medio, muestra numerosos grupos de mujeres, y solo mujeres, disfrutando de la música, los bailes y otros actos del programa. Es una clara invitación a que ellas ocupen su espacio en la calle. «Nos queremos libres, nos queremos sin miedo en fiestas y siempre», dice Laura Berro, concejala de Igualdad y LGTBI, al término de la grabación. A la iniciativa municipal se han adherido una veintena de entidades y organismos de la capital. Y es que «hay una enorme sensibilización al respecto. No se entienden ciertos comportamientos ni algunas decisiones judiciales. Lo tenemos muy claro; no se van a permitir ninguna agresión sexista ni conductas que vayan en contra de la dignidad de las mujeres», razona Carlos Albillo, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo.

Otro tanto de lo mismo piensa Ana Beriain, presidenta de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Navarra (AEHN), que admite que «el asunto de 'La Manada' nos está afectando». Pero añade que, dentro de lo malo, «puede sacarse de esto una lectura positiva: aquí somos valientes, denunciamos cuando pasa algo y queremos dejar muy claro que las nuestras son unas fiestas sanas». Y algo más: «Ante ciertas actitudes, tenemos tolerancia cero; y, en este sentido, estamos por delante de otros lugares donde quizás se ocultan estas cosas». «Se ha reaccionado muy bien en este tema. De hecho, estamos liderando la pelea contra las agresiones sexistas», confirma Adriana Ollo, periodista especializada en información municipal en el 'Diario de Navarra', decano y líder de la prensa en la comunidad foral. Tere Sáez piensa que la tropelía de 'La Manada' «está resultando tan mediática quizás por la respuesta ciudadana, que ha sido inmensa». No es una sensibilización nueva en Pamplona, donde hace diez años hubo que lamentar la muerte de Nagore Laffage, de 20 años, también en San Fermín. Por este caso fue condenado como autor de la violación y homicidio de la joven el médico José Diego Yllanes, que disfruta de libertad condicional desde marzo.

Pamplona se ve a sí misma como modelo a imitar en esta cuestión, especialmente ahora que parecen haberse extendido las violaciones grupales, como acaba de suceder en Canarias, Murcia y Barcelona. La conciencia social está muy bien, desde luego, pero se necesita algo más. «Categóricamente digo que Pamplona es una ciudad segura», afirma a este periódico Jesús Bariain, portavoz de la Policía Municipal de la capital navarra. «Como todos los años, trabajamos al cien por cien la totalidad de la plantilla, 400 agentes. En materia de prevención, vamos a estar a la altura de las circunstancias. No obstante, son unas fiestas masificadas en las que se pueden preveer muchos acontecimientos, pero siempre puede surgir la sorpresa». De ello trató el jueves la primera reunión de la Junta de Seguridad, que coordinará el trabajo conjunto de cuatro cuerpos policiales en la prevención de todo tipo de delitos durante las fiestas, incluidos posibles ataques yihadistas con vehículos. Serán 2.866 los agentes que velarán por la seguridad durante esos nueve días; 950 de la Policía Nacional, 796 guardias civiles, 720 forales y los 400 agentes locales.

Respecto a los abusos y agresiones sexuales, Bariain lo tiene muy claro: «En Pamplona no pasan ni más ni menos cosas que en otras ciudades, pero aquí se denuncia y el grado de resolución de las denuncias es altísimo, del 90% el año pasado».

El protocolo de las peñas

Tres chicas jóvenes. Pamplonesas de la Txantrea. De 18 años, la edad que tenía la víctima de 'La Manada' cuando fue brutalmente forzada. A Alicia le produce «mucha rabia y, sobre todo, asco» la embestida cometida por los cinco condenados; Ane no logra entender cómo han podido quedar en libertad provisional a cambio de «solo 6.000 euros»; y Sara solicita «leyes que no dejen lugar a la interpretación por parte de los jueces». Aunque admiten que la masificación de visitantes puede llegar a resultar «algo agobiante», las amigas disfrutan mucho del «buen rollo que se crea en este caos tan interesante en el que puedes conocer a mucha gente de fuera». Pero reconocen que hechos como la violación de hace dos años condicionan un tanto sus movimientos: «Tratas de volver a casa acompañada, nunca sola ni por lugares oscuros o con poca gente».

Sara, Ane y Alicia salen especialmente «por el Casco, las txosnas y mucho con las peñas». Estos grupos de animación han decidido este año pintar la parte trasera de sus pancartas de violeta. Un guiño a las mujeres, a su defensa y «en protesta por la lacra que suponen estas agresiones», comenta Imanol Azkona, presidente de la Federación de Peñas, que integra a las dieciséis formaciones existentes. «Contamos con un protocolo para estos casos. Si en uno de nuestros locales una mujer da la alarma, se para la música, se encienden las luces y se trata de identificar al agresor. Intentamos dar cobijo a la víctima y, si ella quiere, presenta denuncia». Los taxistas, por ejemplo, si tienen conocimiento de una agresión de este tipo o de otros delitos, pulsan un botón de su vehículo que da la alerta a la central, Teletaxi San Fermín, desde donde se avisa a la Policía Municipal y dan a sus asociados las instrucciones a seguir.

«Se necesita un 'reseteado'»

Parece un sarcasmo decir que se está produciendo en los últimos años una pérdida de visitantes en San Fermín cuando la población de Pamplona, unos 200.000 habitantes, se multiplica por cuatro o cinco en esos nueve días. Sin embargo, todo el mundo en la ciudad afirma que es así y los responsables municipales lo ratifican. «Hace ocho años, para el día 7 estaban las 2.034 plazas hoteleras de la ciudad completas desde dos meses antes -explica la hostelera Ana Beriain-. Eso ya no es así. Desciende el número de turistas, sobre todo el anglosajón, y el consumo». Lo detectan también comerciantes como las cuñadas Elena Idoate y Maribel Monreal, que regentan la Mercería Creativa Tú y Yo, en la calle Calceteros. «Cada vez viene menos gente y de menos dinero», dicen. Pero Fernando Txabarri, de Bolsos Globe Trotter, en Estafeta, lo prefiere así. «Cuando pasa la aglomeración del fin de semana estamos mejor, con menos agobios. En todas partes te atienden con más tiempo».

Puede que a esta recesión turística contribuyan sucesos como el de 'La Manada', pero Carlos Albillo censura que, desde amplios sectores, «se está proyectando una imagen distorsionada y parcial de los Sanfermines». Es cierto que, encierros al margen, suele divulgarse la foto de alguna guiri en 'top less' lanzándose desde la Fuente de la Navarrería como escena 'típica'. «Lo que se transmite muchas veces es una imagen que hace una persona que no es de aquí -advierte la periodista Adriana Ollo-. Habría que hacer un 'reseteado' y decir que algunas cosas no se permiten. Es difícil cambiar clichés porque el que viene lo hace con una idea preconcebida, pero somos los pamploneses los que tenemos que tratar de recolocar todo y dar ejemplo».

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