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Con los pobres. El nuevo cardenal, entre Francisco y un grupo de indigentes que se acercaron al Papa para felicitarle en su cumpleaños. reuters
El cardenal de los indigentes

El cardenal de los indigentes

Francisco entrega la birreta cardenalicia al polaco Konrad Krajewski,el Limosnero Apostólico, encargado de repartir comida y mantas a los 'sin techo' del Vaticano

DARÍO MENOR

Miércoles, 4 de julio 2018, 23:44

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Por la puerta de Santa Anna, uno de los accesos al Estado de la Ciudad del Vaticano, se ve a última hora de la tarde salir una furgoneta conducida por un hombre de mediana edad vestido con 'clériman'. Es el polaco Konrad Krajewski, al que los indigentes que pueblan el entorno de la plaza de San Pedro conocen bien porque es el encargado de distribuir comida, mantas y otros bienes de primera necesidad a quienes duermen en los soportales que hay en la parte final de la Vía de la Conciliazione. A Krajewski, brazo ejecutor de la caridad del Papa por su cargo como Limosnero Apostólico, le llaman los 'sin techo' de forma cariñosa 'don Corrado'. A partir de ahora tendrán que referirse a él con el título de 'eminencia', pues el Papa Francisco le creó ayer cardenal junto a otros trece nuevos miembros del Colegio Cardenalicio. Entre ellos hay dos españoles: el jesuita Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Tribunal del Santo Oficio, y el claretiano Aquilino Bocos, que al tener más de 80 años no podrá participar en un eventual cónclave.

«Nada de llamarme eminencia. Sigo siendo 'don Corrado'. Los pobres me van a seguir llamando así porque como me digan eminencia, les cobro», contó Krajewski entre risas a este periódico en las visitas de cortesía, el momento en el que los fieles pueden saludar a los nuevos purpurados después del consistorio. A este polaco que recibe la birreta y el anillo cardenalicio a los 54 años, una edad joven para los estándares de este exclusivo club, Jorge Mario Bergoglio le hizo un favor al ponerle al frente de la Limosnería Apostólica, la institución vaticana que ejerce la caridad en nombre del Papa gracias a las donaciones que recibe el Pontífice por medio del Óbolo de San Pedro. Otra de sus vías de financiación es la venta de bendiciones apostólicas. Francisco le eligió para este cargo poco después de su elección para obispo de Roma en 2013 y cuando ya había dejado claro que los pobres iban a ser prioritarios en su pontificado. Le daba un caramelo a este sacerdote polaco que hasta entonces era una presencia habitual en las misas presididas por Benedicto XVI por su cargo como ceremoniero pontificio. A Krajewski fue el único miembro de la Curia romana al que el nuevo Papa le pidió que no ajustara los gastos y fuera un manirroto.

Que la caja «esté vacía»

«Tienes que hacer que la caja de la Limosnería Apostólica esté siempre vacía, porque todas las ofertas que llegan del mundo entero deben ser de inmediato utilizadas para ayudar a los pobres», le dijo Bergoglio. «No te sentarás detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla. Te quiero entre la gente para que lleves mi caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos», le insistió.

Krajewski se aplicó al pie de la letra. En los cinco años pasados desde entonces, el neocardenal polaco ha hecho prácticamente de todo con los indigentes. Siguiendo las órdenes de Francisco, ordenó que se instalaran duchas y baños para ellos bajo la Columnata de Bernini en la plaza de San Pedro, dotándolos de un servicio gratuito de peluquería y de entrega de ropa limpia. También se los ha llevado a visitar los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, a almorzar varias veces con Bergoglio, les ha regalado 3.000 helados o incluso los ha invitado en más de una ocasión al circo o a la playa para que puedan bañarse y disfrutar de un día distinto fuera de la ciudad en mitad del verano. Hasta repartió 1.600 tarjetas telefónicas entre inmigrantes para que pudieran llamar a casa y cedió su vivienda a un grupo de refugiados, pasando a dormir él en la oficina.

Krajewski asegura que fue una sorpresa que el Papa decidiera crearle cardenal. «Es un gran don para mí absolutamente imprevisto, pero sobre todo una ulterior responsabilidad hacia las personas más débiles y más frágiles, los que viven en los márgenes de las ciudades, los olvidados y los últimos», contó antes del consistorio. «Mi primera tarea es ayudar a los más pobres entre los pobres, nunca podía imaginarme que me iban a hacer cardenal. Evidentemente, el Santo Padre no pensó en mi persona, sino en nuestros hermanos que más sufren, y ha querido reforzar su presencia entre ellos a través de mi modesta persona». El limosnero aseguró que, pese a haber recibido la púrpura, su empeño cotidiano seguirá igual: «También como cardenal continuaré ayudando a los que, por causas imprevistas, se ven obligados a vivir en los márgenes».

Nacido en la ciudad polaca de Lód en 1963, Konrad Krajewskillegó a la Curia romana en 1998 para trabajar en la Oficina de Celebraciones Litúrgicas. Al año siguiente fue nombrado ceremoniero pontificio y comenzó a asistir en las misas y otros oficios religiosos a Juan Pablo II primero, y a Benedicto XVI después.

El 3 de agosto de 2013, el Papa Francisco lo nombró Limosnero Apostólico y arzobispo, poniéndole al frente de esta institución vaticana que ejerce la caridad en nombre del Pontífice.

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