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Presidente confuso

Presidente confuso

Pedro Sánchez convoca unas elecciones para perder votos y conseguir un panorama aún peor

pablo m. zarracina

Lunes, 11 de noviembre 2019, 00:25

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El 'meme' del Travolta confuso -el actor en 'Pulp Fiction' mirando a su alrededor, gabardina en mano, sin entender nada y haciendo el gesto inconfundible de «pero cómo diablos»- se puso de moda en España en las elecciones generales de 2015. Cuatro años después, es el propio presidente en funciones el que debió de protagonizar el 'meme' personalmente, al conocer los resultados de las cuartas elecciones consecutivas y preguntarse precisamente eso: pero cómo diablos. Quizá Iván Redondo, gurú presidencial, se apresuró a pasarle una gabardina. Para que diese vueltas sobre sí mismo con fidelidad al modelo original.

Atención al error de cálculo: Pedro Sánchez forzó las cuartas elecciones con ese aire de jugada maestra con el que parecen acometer hoy en día los políticos cada cosa absurda que hacen. Para que todo saliese bien, disponía del amuleto contemporáneo perfecto: un relato. La irresponsabilidad enorme de Podemos (y también la de Ciudadanos y el Partido Popular) habían frustrado sus increíbles esfuerzos negociadores, imposibilitando la formación de un gobierno estable, progresista y francamente atractivo. La única opción restante era que los españoles volviesen a votar, reconfortándole a él de todo ese maltrato, premiando su honestidad y castigando al resto.

Pues bien, los españoles votaron y a Pedro Sánchez le han restado apoyos mientras se los entregaban masivamente a las opciones más derechistas del espectro político. Igual el presidente en funciones sigue a estas horas en La Moncloa dando vueltas sobre sí mismo. Y preguntándoselo: «Iván, ¿pero cómo diablos?».

Lo cierto es que Pedro Sánchez es un político infrecuente: su figura se agranda cuando no es una presencia sino una referencia. En cuanto aparece, pierde puntos. Mal negocio para una campaña, claro. En la de esta semana, las encuestas avisaron pronto de que había problemas, probablemente porque el fuego en Cataluña no ayudó y la extracción hipertelevisada del cuerpo de Franco del Valle de los Caídos dio al final bastante igual. El presidente hizo entonces con frenesí algo que no está en su naturaleza: dar entrevistas. Y fue mucho peor. En la que no dijo que controlaba a la Fiscalía, dijo que lo había dicho por el cansancio de unas elecciones que él mismo se había encargado de convocar. Eso fue magnífico: que, tras cuatro años de bloqueo y trifulca continua, el político a cargo del país les diga a los ciudadanos que es él, precisamente él, el que está cansado.

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