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Dos mujeres paseando con sus bebés. Archivo
Un año sin cotizar para atender a los hijos puede reducir entre un 10% y un 15% la futura pensión

Un año sin cotizar para atender a los hijos puede reducir entre un 10% y un 15% la futura pensión

La brecha de género de las mujeres jubiladas supone una pérdida potencial de 26.900 millones de euros y más de 400.000 puestos de trabajo que se dejan de crear

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Jueves, 11 de abril 2019, 13:12

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Una jubilada cobra de media 450 euros menos al mes que un hombre y esto se debe, principalmente, a la trayectoria laboral de las mujeres, que son las que más lagunas de cotización tienen, puesto que un 5% de las trabajadoras interrumpen totalmente su carrera laboral después de la baja de maternidad y un 3,3% comienza a trabajar a tiempo parcial cuando se reincorpora.

«Pese a que el sistema trata igual a hombres y mujeres, esconde una de las mayores brechas que podemos conocer», se lamentó José Antonio Herce, director asociado de Analistas Financieros Internacionales (Afi), durante la presentación del estudio sobre el coste de oportunidad de la brecha de género en las pensiones que elaboraron para la plataforma ClosinGap.

Estas carreras laborales irregulares tienen su repercusión directa en una merma de la futura prestación de las mujeres. Y es que, pese a que la Seguridad Social te cubre los primeros tres años de excedencia por cuidado de familiares, a partir del cuarto ya no. Y un año sin cotizar, en blanco para el sistema, viene a suponer una pensión un 10% inferior a la que recibiría si no hubiera dejado su trabajo, también porque lo normal es que a la vuelta les suponga una brecha salarial por esos años de parálisis. Eso en el caso de una mujer sin cualificación, puesto que para una universitaria el recorte llegaría hasta el 15%, según advirtieron desde Afi, que lo ejemplificaron con un par de ejemplos.

En el primer caso, tomaron como referencia el perfil de una trabajadora del sector de la hostelería o comercio, que tiene un salario medio bruto anual de 18.908 euros distribuido en 14 pagas mensuales, que a sus 31 años de edad decide tener su primer hijo y disfruta de 16 semanas de baja por maternidad. Tras este periodo, decide coger una excedencia para el cuidado de su hijo de tres años de duración (periodo en el que la Seguridad Social paga sus cotizaciones) y, posteriormente, un periodo de interrupción laboral de 9 años. En este supuesto, la pensión contributiva que recibirá esta mujer en el momento en que se jubile será un 10% menor a la que hubiera recibido si no hubiese abandonado su carrera laboral hasta que su hijo tenga 12 años (11,9% si dicho abandono se dilata por el cuidado de dos hijos).

En el segundo caso, el de una trabajadora cualificada, con titulación superior, la merma estaría cercana al 15% (18,4% si alarga el permiso por un segundo hijo). Y eso pese a que esto solo supondría un año de laguna de cotización, puesto que el cálculo de la pensión se realiza en la actualidad con los últimos 22 años cotizados, por lo que solo se tiene en cuenta la cotización a partir de los 43 años en el caso de que se puedan jubilar a los 65, algo improbable puesto que no les habrá dado tiempo a acumular los más de 36 años que son necesarios para poder cotizar el 100%.

5.300 millones menos para el sistema

Pero, además, esa brecha de las mujeres jubiladas repercute sobre su capacidad de consumo y, por lo tanto, en su bienestar y en el del conjunto del país, hasta el punto de que el impacto sobre el conjunto de la economía para el año 2018 es de 26.900 millones de euros en términos de Valor Añadido Bruto (VAB), lo que representa el 2,2% del PIB. Es decir, si hubieran tenido la misma capacidad de compra la economía podía haber crecido en otros casi 27.000 millones. Igualmente, con una mayor capacidad de consumo, se podría haber creado 414.600 puestos de trabajo, el equivalente al 2,1% del total de los ocupados en España en 2018.

A su vez, la menor pensión de las mujeres también implica una menor recaudación fiscal por parte de la Agencia Tributaria: al año, supone 2.422 millones de euros menos en IRPF (un 2,2% del total recaudado) y 2.884 millones en IVA (otro 2,2% de lo recaudado con este impuesto), por lo que el sistema dejó de ingresar más de 5.300 millones de euros.

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