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La mayor subida del salario mínimo de la España del siglo XXI y de Europa

La mayor subida del salario mínimo de la España del siglo XXI y de Europa

Nunca antes se había elevado el 22,3% de golpe, hasta el punto de que aumentará 164 euros en un mes, 28 euros más que en toda la década

LUCÍA PALACIOS

MADRID.

Jueves, 1 de enero 1970

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Nunca antes en la España del siglo XXI, ni siquiera en la de la Europa desarrollada, se había visto un incremento tal del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). En concreto subirá en apenas un año un 22,3% si finalmente se aprueban los Presupuestos de 2019 -cabría incluso la posibilidad de que se fijara antes de enero por la vía del real decreto, aunque fuentes de Moncloa lo ven difícil-. Así, de golpe y porrazo, aquellos trabajadores que cobren el sueldo más bajo permitido pasarán a ingresar 164,1 euros más al mes, hasta llegar a los 900 euros repartidos en catorce pagas.

Este fuerte aumento tan solo se supera en la historia española por el que se dio en 1977, cuando subió un 29,4%, pero aún así no es comparable porque se hizo en dos fases: primero un 15,8% y después un 13,6%. Es más, el alza que ha experimentado en los últimos diez años es prácticamente idéntico al que se registrará ahora en 2019. Y es que de 2008 a 2018 ha crecido un 22,65%, apenas tres décimas más, aunque esto significa que se eleva ahora 28 euros más que el aumento registrado en toda la última década.

De los países del entorno, el salario mínimo en España ha crecido en la última década como el que más, a excepción de Luxemburgo, cuyos ingresos mínimos han avanzado un 27,3% desde 2008, y Portugal, donde se ha incrementado un 36,2%, según datos extraídos de la agencia comunitaria Eurostat. Pero ahora, con este nuevo alza superior al 22%, lo más probable es que se alce como el país de la Europa desarrollada en el que más ha crecido el SMI en los últimos años.

Bien es verdad que está lejos de las alzas que se han registrado en países incorporados más tarde a la Unión Europea como Rumanía, que en la última década prácticamente ha triplicado su sueldo más bajo; o Bulgaria, que lo ha duplicado con creces. Pero ambos estados cuentan con salarios mínimos muy bajos, de 407 y 260 euros al mes, respectivamente, repartidos en doce pagas.

Es más, exceptuando Rumanía, Lituania y Eslovenia, que han tenido avances interanuales del 27,9%, del 25% y del 24,6%, respectivamente, ningún país europeo ha logrado un aumento de golpe tan elevado, al menos en la última década. Y es que aunque se diga que el salario mínimo en España es muy bajo -y efectivamente resulta muy difícil poder vivir con los actuales 735 euros al mes-, se sitúa ya en la mitad alta de la tabla de Europa.

Así, de los veintidós países de la UE que cuentan con un salario mínimo nacional -Dinamarca, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia son las excepciones-, se trata del octavo más generoso, con una cuantía de 858 euros mensuales repartidos en doce pagas. Solo le superan Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, los Países Bajos, Irlanda y Luxemburgo, con salarios mínimos nacionales que oscilan entre los 1.397 euros y los 1.999 euros.

En el lado contrario, los trabajadores peor pagados están en Bulgaria, Lituania, Rumanía, Letonia, Hungría, Croacia, Chequia y Eslovaquia, donde ni siquiera ganan 500 euros al mes, e incluso los búlgaros apenas cuentan con 261 euros.

Esto significa que el salario mínimo más alto en Europa es más de siete veces superior al más bajo, o lo que es lo mismo, que los trabajadores peor cualificados de Luxemburgo multiplican por ese número los ingresos de los de Bulgaria. No obstante, cabe resaltar que el nivel de vida dista mucho de un Estado a otro. Por eso, Eurostat cuenta con otra estadística de salarios mínimos en la que tiene en cuenta las diferencias en los niveles de precios, al aplicar las paridades del poder adquisitivo al gasto en consumo final.

En ella, y pese a que de igual manera Luxemburgo está a la cabeza de la tabla, Bulgaria desciende hasta el tercer lugar por la cola y la lista la cierra Albania. España, por su parte, pierde un puesto y se sitúa en novena posición, si bien se mantiene en la mitad alta de Europa.

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