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Romper con los estereotipos sexistas en el mundo de la empresa

Romper con los estereotipos sexistas en el mundo de la empresa

Caixabank lanza una guía para promover los comportamientos inclusivos no sexistas en el mundo laboral

cristian reino

Barcelona

Jueves, 1 de enero 1970

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El fenómeno 'Me too', la sentencia del caso de La Manada o las movilizaciones del 8-M en España han situado el papel de la mujer en el centro del debate en la sociedad española. También en el mundo de la empresa, donde aún se arrastran tópicos, clichés y estereotipos. Un ejemplo. Una profesional llama a la puerta de su jefe. «Perdona, cuando te vaya bien me gustaría hablar contigo de una cuestión profesional que va a afectar a mis horarios de los próximos meses…». «¡¡¡Estás esperando un niño!!!», replica el jefe. «No, querría estudiar un máster», corrige ella. El ejemplo forma parte de la guía de la comunicación igualitaria, publicada por el grupo CaixaBank de forma interna entre su plantilla para romper estereotipos y promover los comportamientos igualitarios y no discriminatorios en el ámbito profesional.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, afirmó este martes, en la presentación del documento a unos 300 directivos del grupo, que la cuestión de la diversidad y la comunicación igualitaria no se trata de una moda. «Queremos diversidad porque queremos que suba el precio de la acción», dijo. «Es una ventaja competitiva para el banco, está aquí para quedarse», señaló. El equipo directivo de la entidad financiera catalana se compone en torno a un 40% de mujeres y actualmente el 54% de la plantilla total son mujeres. Gortázar mostró su compromiso con la diversidad y la igualdad de género, pero también con la diversidad generacional y la de orientación sexual y anunció que el grupo propondrá adoptar el compromiso «business standard» de Naciones Unidas para colectivos LGBTI. CaixaBank ha puesto también en marcha el programa 'Wengage' y ha lanzado el 'Manifiesto por la diversidad' para incluir y fomentar la igualdad de oportunidades, contribuir a romper estereotipos, impulsar la creación de equipos diversos, transversales e inclusivos y divulgar el valor de la diversidad.

La guía presentada forma parte de su apuesta por un cambio en las relaciones interpersonales y parte de la premisa de que si los profesionales de una entidad tienen presentes a sus interlocutoras, su lenguaje cambiará de manera automática. Va más allá de los cambios realizados en determinadas formas lingüísticas, como el uso de dobletes o formas invariables o el abandono del masculino genérico. Es decir, no basta con decir «compañeros y compañeras». Se trata, según la guía, que los profesionales, en su comunicación diaria, consideren a las mujeres, traten de dirigirse a ellas y entiendan cómo se comunican, dejando al margen los lugares comunes. «Nadie es inmune a los estereotipos», según la guía, pero una «organización cuyos miembros funcionan a base de tópicos no puede ser innovadora», señala. La autora del trabajo es Estrella Montolío Durán, catedrática de Lingüística Hispana de la Universidad de Barcelona. «Hay que inaugurar nuevas forma de comunicarse» en el mundo de la empresa, afirmó ayer Montolío. «Más allá del buenismo, dijo, hay que optimizar el talento femenino». «Hay que romper estereotipos», dijo, superar tópicos como que la mujer ha de ser siempre «encantadora». «La voz pública de la mujer es silenciada con mucha frecuencia», denunció. Y puso como ejemplo de esta situación que la presencia femenina en medios como voz experta se reduce al 12-15%.

Algunos de los estereotipos de los que habla la guía dice que de los hombres se espera socialmente que se expresen con firmeza y con seguridad, mientras que de las mujeres que sean comunicativamente amables y que no compitan con ambición, que no destaquen. Desmontar estos clichés, según la guía, lleva a adoptar lo mejor de los estilos comunicativos de ambos géneros: una comunicación rigurosa, cortés y clara que favorece un ambiente de trabajo que permite la expresión confiada del potencial de talentos de todas y todos. Otro cliché: para ellos el trabajo es lo primero, por eso tienen menos absentismo, mientras que aún se cree que la mujer da más importancia a la vida personal. Según el documento de Montolío Durán, las estadísticas demuestran de manera «incontestable» que las mujeres no presentan mayor absentismo. También se cree, por razones culturales y de tradición, que los hombres son mejores con los números, la tecnología, los datos y la economía.

La guía reflexiona y aporta soluciones al hecho de que hombres y mujeres se comporten comunicativamente de modo diferente en la esfera pública, y también a la tendencia femenina al autosilenciamiento en público. A menudo, señala el documento, en el ámbito profesional la voz de las mujeres no se escucha en situación de igualdad respecto de la de sus colegas. La consecuencia es que mujeres que saben mucho sobre un tema tienden a actuar según la «discreción conveniente». También se aborda el fenómeno de las ideas pirata. La siguiente secuencia es un caso real. Una profesional presenta en público una propuesta. No se escucha o recibe la callada por respuesta. Más tarde alguien (un varón) plantea la misma sugerencia, reformulándola levemente. La propuesta, ahora del hombre, tiene eco y se valora. Resultado: el dueño de la idea ganadora es el 'ladrón' de la misma. Y la guía plantea también cómo evitar el 'mansplaining', que viene a ser explicar algo a alguien, generalmente un hombre a una mujer, de una manera considerada como condescendiente o paternalista. Y sin tener en cuenta que la que lo está escuchando puede saber más que el lo que cuenta. Se basa en un cliché machista que él es más culto y sabe más. ¿Escuchamos a una mujer de la misma manera que a un hombre? reflexiona la guía. ¿Le otorgamos de entrada la misma relevancia y autoridad?. «Ninguno de nosotros está libre del sesgo de los estereotipos», concluyó Montolío Durán.

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