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EMPRESA RIOJANA

El mercado francés tiende sus redes al empresariado de La Rioja

Diversas firmas riojanas acuden a un encuentro con agentes franceses para abrir nuevas vías de negocio

S. MORENO LAYA

Domingo, 8 de febrero 2015, 00:52

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Gritaban los federados de Marsella que participaron en la insurrección de las Tullerías el 10 de agosto de 1792 la canción escrita por Rouget de l'Isle en la noche del 25 al 26 de abril de ese mismo año, en casa de Dietrich, a modo de «canto de guerra para el ejército del Rin». Su éxito fue tal que se le declara «canto nacional» el 14 de julio de 1795. Las ocho estrofas de La Marsellesa se convertían a partir de entonces en sello de identidad del buen francés, de ese que traspasa los Pirineos para que el moreno patrio del sur le observe con cierta curiosidad para ver cuándo y en qué forma cantará su himno, que parece llevar cosido a los dientes con la intención de arengar a los suyos a la menor oportunidad. «Allons enfants de la Patrie» cantan para poner en valor las virtudes de una Francia, que en el caso que nos ocupa, ofrece un mundo de oportunidades comerciales inigualables porque es la puerta de acceso a la bella Europa, al menos para los productos riojanos.

De ahí que de vez en cuando, y gracias a la participación directa de las instituciones (Gobierno de La Rioja y FER), los de aquí y los de allí se vean las caras para sencillamente hacer negocios. Desde este punto de partida debe ser entendido el encuentro que tuvo lugar en Logroño recientemente en el Espacio Lagares donde agentes comerciales franceses y empresarios riojanos se dieron constantemente la mano con la intención de hacer buenos negocios al otro lado de los montes. Manos de un lado para otro en reuniones exprés de no más de 30 minutos donde el empresario riojano mostraba sus productos y el grado de diferenciación, y el intermediario francés le mostraba las claves del mercado francés, sus necesidades y otras cuestiones relevantes en el comercio europeo. Pero todos bajo un mismo punto de partida, el interés compartido por hacer negocios. Porque hay tanto interés en colocar los productos riojanos en Francia como la que tienen los franceses en consumir el 'made in La Rioja'. De ahí al cifras, una veintena de agentes comerciales franceses y hasta 27 empresas riojanas de diferentes sectores participaron en este encuentro bilateral, realizando contactos para impulsar las relaciones comerciales hacia la introducción de productos de La Rioja en el mercado galo.

Con La Marsellesa entres sus dientes se presentó Joseph Call Grau. Llegó desde Marsella -para que la historia cuadre a la perfección- para estar unos días por La Rioja y participar activamente en este encuentro. En su caso buscaba algo muy concreto. «A los franceses les encanta ser franceses pero adoran todo lo español», explicó en el Espacio Lagares. «Por esta razón me muevo especialmente por toda la zona de Valencia. Allí busco productos artesanales, como sombreros y abanicos, a los que se les pueda incluir patrocinio francés», contó. Así mata dos pájaros de un tiro. «Por un lado, el francés no deja de ser francés porque lleva una marca francesa, pero al mismo tiempo sabe que lleva un producto artesanal hecho en España que además es muy típico», aclaró. Y como esta idea le da beneficios, ha puesto sus ojos sobre La Rioja. Quiere trasladarla a los productos agroalimentarios. «La Rioja en este aspecto es una referencia. Así que busco vinos y conservas que hechas aquí se puedan vender allí con algún tipo de guiño francés», concluyó. Así que aprovechó toda la jornada para conocer a productores riojanos y visitar los días posteriores aquellas empresas por las que mostró mayor interés.

«Les conocemos, les presentamos nuestros productos, observamos sus necesidades. Y si hay interés por las dos partes pues les invitamos a visitarnos en nuestra fábrica». Así lo entendió Pedro Delgado, un empresario riojano que participó en este evento. Su firma Delgado Mobiliario de Baño quiere dar el salto comercial hacia Europa y «esta jornada es perfecta para esto». Sabedor de que «no nos podemos parar en ningún momento», ahora le toca dar el salto a Francia, donde espera seguir teniendo el mismo éxito.

En este mismo punto se encuentra Pablo González, propietario de la firma Cofitor. Se dedica a la producción de casas prefabricadas pero «con soluciones muy innovadoras, casas a la carta». Bajo este grado de diferenciación, su empresa desea aventurarse por primera vez al mercado europeo. Y la vida comienza por Francia, sobre todo al sur, «por proximidad y porque hay un gran mercado en esta zona».

Tan altas son las expectativas como largo será el camino. «Lo sabemos. Es sólo una primera toma de contacto. Pero es el mejor punto de arranque. Ahora es cuando realmente estamos convencidos de buscar un huevo en Francia», explicó Pablo González. «El temor existe, pero sabemos que la clave estará en nuestra capacidad de adaptación», concluyó.

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