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Muguruza celebra su victoria sobre la tierra.
Garbiñe Muguruza se apropia del cielo de París
final FEMENINA

Garbiñe Muguruza se apropia del cielo de París

La española vence con buen juego y carácter en un duelo muy equilibrado a la número uno del ranking para conquistar su primer Roland Garros

Javier Bragado

Sábado, 4 de junio 2016, 03:06

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Garbiñe Muguruza ya forma parte de la historia del tenis español. Gracias a su talento y a su carácter conquistó su primer Roland Garros con apenas 22 años en una tarde de excelente tenis en París. Además, lo consiguió ante el rival más difícil y de mayor pedigrí, porque Serena Williams actualmente pelea más contra la historia (suma 21 majors) que contra unas rivales, que hasta ahora parecen meras mortales ante una diosa. Ganó la caraqueña por 7-5 y 6-4 en una hora y 43 minutos y se apropió del cielo de París, donde pudo escribir su nombre con ñ incluida entre los nubarrones que marcaron todo el torneo y regalar su contagiosa sonrisa a los aficionados.

Las cifras revelan menos de lo que se vio en la Philippe Chartrier. Muguruza discutió contra su yo futura, la tenista que quiere ser. Serena Williams es el espejo en el que debe mirarse por condiciones y ambiciones. De hecho, en la final parisina, la joven que decidió competir con España hace dos años y la estadounidense se lanzaron argumentos similares para resolver quién de las dos ejecuta mejor su juego. Saques arriesgados, golpes planos y disparos enérgicos marcaron un duelo de agresividad propia de las dos primeras raquetas del ranking WTA a partir del lunes.

En el choque de espejos Williams intentó mandar desde el comienzo. Con pelotas al cuerpo de Muguruza y un inicio nervioso de la hispano-venezolana se inclinó un poco la balanza. Pero la tenista formada en Barcelona es de los deportistas que responden bajo presión y respondió con su magnífica derecha paralela, su buen revés cruzado y su especial condición de rebeldía para salvar dos puntos de rotura con 2-1 en contra en un prolongado juego que colocó un nuevo escenario. La norteamericana abandonó sus dejadas y los golpes novedosos por temor y respeto a la aspirante. Con la moral ganada por no haberse ahogado ante la veterana de 34 años, Muguruza volteó las sensaciones con una rotura (2-3) y una nueva ocasión para levantarse cuando Williams recuperó la igualdad (4-4) en una fase excelsa de juego entre ambas. Los intercambios poderosos, las carreras a los costados de la pista, las dobles faltas por el temor al resto del rival y la lucha de dos tenistas similares se resolvieron desde la cabeza. La española robó el saque a su adversaria y cuando su rival arañó dos bolas para el break resolvió con su servicio y se apuntó una nueva manga, la decimotercera consecutiva a su favor en el torneo.

Durante el segundo set volvieron a aparecer los nervios que atenazaron a las dos finalistas durante todo el partido. Garbiñe Muguruza sumó una rotura inicial, la perdida de su servicio con dobles faltas y un nuevo break a su favor. Todo un ejemplo de su costumbre de subirse a la montaña rusa en marcha. Pero la española miró siempre de frente cuando llegó la ola en un duelo con tensión constante. Williams, la deportista que se refugió en la habitación del pánico el día de Halloween en que llamaron a su puerta para un análisis antidopaje, intentó no revelar sus miedos ante una muchacha que le recuerda las dotes que pueden dominar cualquier superficie del circuito. En el lado contrario, Muguruza sólo dejó escapar su debilidad con demasiados fallos al saque (cometió nueve dobles faltas) pero ya nunca cedió su ventaja. Esperó a su quinta bola de partido hasta alcanzar el triunfo celestial en París. Un globo final y la confirmación del juez revelaron a la hispano-venezolana que lo había conseguido, que ya no soñaba y que no debía sorprenderse porque había ganado.

Candidatura al trono de la WTA

El primer triunfo de Garbiñe Muguruza enmarca una carrera excelente a pesar de su juventud. Con 22 años, la finalista de Wimbledon ha ganado un torneo con aroma español en el que hacía 16 años que no aparecía una raqueta ibérica (en 2000 fue finalista Conchita Martínez, hoy su capitana en la Copa Federación; y en 1998 se vio la anterior victoria, la de Arantxa Sánchez-Vicario). «Es un torneo nuestro, de España, Rafa (Nadal) es el campeón y esto es lo máximo», reivindicó en castellano mientras contenía las lágrimas tras ganar la final. Además, se ha ganado el respeto de la más temible de las tenistas, Serena Williams, quien sólo había perdido dos finales de 15 en torneos de tierra, y ya observa con cuidado y ganas de revancha cada enfrentamiento.

En París, la norteamericana cruzó la pista tras perder y susurró al oído de Muguruza confidencias para quien considera su heredera. Así, la hija de vasco y venezolana presentó de nuevo su candidatura al trono de la WTA, ahora más despejado por la ausencia por sanción de Maria Sharapova. Si la caraqueña, ahora residente en Ginebra, aprende a mantener sus cualidades y determinación en los torneos menores que no suelen estimular su deseo, pocas dudas hay de que conseguirá ser número uno. Será su nueva tarea. De momento ya puede presumir de haber arrebatado Roland Garros a una leyenda del tenis.

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