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Novak Djokovic y Rafael Nadal se abrazan en la red tras el punto definitivo. :: Reuters
Djokovic rompe a Nadal y acaricia Wimbledon

Djokovic rompe a Nadal y acaricia Wimbledon

El serbio gana en uno de los mejores quintos sets de la historia y peleará con Anderson por su decimotercer 'Grand Slam'

MANUEL SÁNCHEZ

LONDRES.

Domingo, 15 de julio 2018, 00:24

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La pista central de Wimbledon no se había visto en una así en las dos semanas que casi se cumplen de competición en el All England Club. Ni un alfiler encajaba en las gradas. Sólo el palco real -con las duquesas de Cambridge y Sussex, Catalina y Megan-, reservado para extenistas como Billie Jean King, Conchita Martínez y Martina Navratilova o actrices como Emma Watson, dejaba algún hueco a la vista.

El espectáculo bien valía el paseo hasta el distrito SW19 de Londres, ese en cuya 'Catedral' Rafael Nadal y Novak Djokovic dieron vida a un nivel de tenis a la altura del mejor caviar y que hizo olvidar que, a la misma hora, Inglaterra se estaba jugando el tercer y cuarto puesto con Bélgica en el Mundial de Rusia. Nadal y Djokovic, compañeros de batallas en 52 ocasiones, brindaron el mejor encuentro del torneo y aunque fue Djokovic el que triunfó (6-4, 3-6, 7-6 (9), 3-6 y 10-8), ambos deleitaron al planeta con uno de los mejores quintos sets que la memoria alcanza a recordar.

Nadal, a diferencia del viernes, se encontró en la pista con un Djokovic incómodo, lejos de la tranquilidad y la calma de cuando está a tono, golpeando la pared con una pelota tras perder el servicio en el cuarto set. Un Djokovic más cercano al temperamento y la desesperación de no verse competitivo que de los atisbos de retorno que dio en el primer set del partido. Tuvo que aparecer el propio Nadal para que la corriente ganadora volviera a las venas balcánicas. Cuando mejor estaba el español, un juego lleno de errores le devolvió el 'break' al serbio, lo que hizo que Nadal ladease la cabeza. Negó su propio juego, había errado varias veces y eso le había costado perder la ventaja. Pero no era una cuestión de fallar, era una cuestión de que en el inicio del cuarto set estuvo a un nivel tan superlativo que mantenerlo era tarea imposible. De haberlo hecho, esto no hubiera durado más de media hora.

Nadal encontró en la pista a un Djokovic incómodo e intranquilo, pero que supo recomponerse

Cuando entendió que esa rotura en contra no fue por méritos de Djokovic, sino por un bajón propio, recuperó la confianza y volvió a dominar al serbio. Nadal abrazó la iniciativa y entendió el paralelo. Carburó al servicio y sacó la rabia interna del de Belgrado, pero no esa que le hace un animal competitivo insalvable, sino la que le lleva a volver a regalar su servicio y a golpearse repetidamente su propia zapatilla como castigo.

Para poder forzar el quinto parcial, el de Manacor aún tendría que superar el último obstáculo. Un 0-40 al servicio que estuvo a punto de costarle el 'contra break'. El español lo levantó, tomó ventaja y cerró el set con el arma que más le había fallado el viernes, un servicio directo bañado por la incertidumbre del ojo de halcón que desató al público. Habría quinto set. Como con el estadounidense John Isner y el sudafricano Kevin Anderson el día anterior, pero con la certeza de que esta vez el marcador no se iría más allá de los 40 juegos.

Igualdad al límite

No porque Nadal y Djokovic no tuvieran nivel para ello, sino porque sobre el ambiente resonaba el pensamiento general de que al serbio le estaba salvando el servicio. Cuando Nadal apretaba con 0-15, Djokovic conectaba un 'ace', un potente saque que le dejaba la bola a media pista y algún saque abierto que le permitía dominar. Así reaccionó a todos y cada uno de los interrogantes que planteó el español, empeñado en aumentar su agresividad y forzar el fibroso tenis del campeón de doce grandes. Con 4-3 a favor de Djokovic y una bola de 'break' para el serbio, el saque cambió de bando y permitió a Nadal, con un gran primero, solventar su primera situación de verdadero peligro en el quinto set.

Verse al borde le relajó, a la vez que picó en la cabeza de Djokovic, que había tenido a unos centímetros la oportunidad de ponerse 5-3. Cuando llegó el 4-4, Djokovic aún seguía inmerso en el juego anterior, lo que se tradujo en dos oportunidades de rotura para Nadal, inertes, por culpa de otros dos grandes saques del pupilo de Marjan Vajda. Nadal llegó a estar, con 6-5 y con 7-6, a dos puntos de la derrota y resolvió ambos compromisos a base de saques. Siete servicios, cuatro en el primero, para levantar un 0-30, y tres en el segundo, para solventar un 15-30, que le devolvieron a la batalla y le dejaron de pie sobre la pista y con su rival noqueado, incapaz de pensar que había tenido a Nadal sobre la lona y no había sabido rematarlo.

Pero siempre guardó esa ventaja de ir por delante el serbio, era el que tenía la presión en la mano y la ejerció con maestría. Dispuso de una bola de partido con 8-7, aunque la salvó con una dejada magistral el balear. La siguiente que tuvo, esta con más peligro aún, porque vino acompañada por un 0-40, terminó con una derecha larga del español al pasillo y el serbio triunfando en la central del All England Club. El abrazo en la red será la imagen de un torneo que quedó tocado por la varita de un partido épico e ilustre, en el que, por desgracia, sólo pudo ganar uno. Djokovic buscará hoy (15.00 horas) el decimotercer 'Grand Slam' de su carrera ante el sudafricano Kevin Anderson.

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