Se suspende un partido de niños de 8 años porque la entrenadora se niega a irse tras ser expulsada
El entrenador del Villamediana ha cogido el balón y ha dicho que si la entrenadora se marchaba, no se jugaba el partido
Y los niños se fueron a jugar a un parque público, porque ellos lo que querían era jugar un partido de fútbol sala. Pero ... no les dejaron. Los mayores cayeron en la sinrazón del «yo llevo razón» y los pequeños fueron los más maduros de esta cita. Todos deberían aprender de lo que ha sucedido esta mañana en Varea.
En el polideportivo del barrio logroñés se medían Villamediana y EDF en partido de fútbol sala de la categoría Prebenjamín 2011 Grupo A. Es decir, niños de 7 y 8 años. Agonizaba el primer cuarto (diez minutos cada uno de ellos) cuando el EDF anotaba su segundo gol. 2-0. La jugada, según los técnicos de ambos equipos, había arrancado en una falta del EDF no señalada. El colegiado se acerca al banquillo del Villamediana y expulsa a su entrenadora, J.S. «Niñato de mierda», afirman testigos presenciales que le dijo al árbitro. «El colegiado me ha dicho que le ha llamado 'niñato de mierda'», añadía J.C.L., entrenador del EDF. «No le he insultado y si lo hubiera hecho, lo admitiría. Sí que le he dicho que ya iban dos sin pitar (por dos faltas). El árbitro me ha contestado: Vete del campo. Y yo le he dicho que no le había faltado al respeto, simplemente que le había reclamado dos faltas y que no me iba del campo, porque no le había faltado al respeto. Si hubiera sido así, me hubiera ido. En ese momento, el segundo entrenador le dice al árbitro que si me voy yo del campo, no se juega el partido. Y mis niños le dicen lo mismo. Le he dicho a mi segundo entrenador que no jugábamos. Ha esperado unos dos minutos y ha suspendido el partido. Yo no me puedo ir del campo porque soy la responsable de esos niños y además no le he faltado al respeto», comenta J.S.
La entrenadora admite que se ha puesto «muy nerviosa» y asegura que el colegiado no recoge en el acta por qué le ha expulsado. «Hemos fotografiado el acta y no ha escrito por qué me ha expulsado del campo», indica. Ese acta, que quizá no estaba finalizada, entrará la próxima semana, casi con total seguridad, en el Comité de Competición que rige los Juegos Escolares. «Cuando ha pasado todo, el padre de uno de mis niños se ha acercado y le ha llamado 'niñato de mierda o niñato gilipollas', pero el árbitro me atribuye a mi ese insulto. En ese momento, estaba fuera del campo. Y no sólo me dice que le he insultado, sino que los padres del EDF me han oído insultarte», indica J.S. Precisamente, un padre del EDF, que ha hablado con este periódico, también oyó el insulto. «Después del 2-0, la entrenadora del Villamediana ha comenzado a decirle de todo al árbitro. Éste le ha avisado un par de veces para que no le faltara al respeto, porque si seguía, le expulsaba. Ha seguido y le ha expulsado. Se ha sentado en el banquillo y ha dicho que por sus cojones no se marchaba. Los niños no sabían qué hacer. El entrenador del Villamediana ha cogido el balón y ha dicho que si la entrenadora se marchaba, no se jugaba el partido. El árbitro ha esperado unos minutos y ha decido suspenderlo. Lo mejor de todo, es que los niños han acabado jugando como amigos en el parque», indica S.F., padre de uno de los jugadores del EDF.
La entrenadora del Villamediana acabó llorando y sus niños, también. Y el partido se suspendió, aunque los niños querían jugar a fútbol sala y, al menos, jugaron. Más después del madrugón. Sin árbitro y sin la 'presión' que conlleva un partido de niños de 7 y 8 años que están en una etapa formativa y que juegan porque les gusta y porque además no hay ni goleadas ni clasificaciones. Sólo disfrutar. Sólo hace falta que quienes son sus responsables y les presionan les dejen.
J.S. sabe que se ha equivocado y que de los errores se aprende. Sabe que cuando le expulsan debe irse, porque lo más importante es que los niños disfruten y no asistan a este tipo de espectáculos. Lo ha aprendido después, cuando las lágrimas le han dejado ver lo que de verdad había pasado. Y entonces se ha dado cuenta de que no le ha gustado su comportamiento. «Es el pan de cada día», admiten desde el Gobierno de La Rioja, organizador de los Juegos. Triste.
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