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JUSTO RODRÍGUEZ

Entre los mejores, como debe ser

Eduardo Gómez, el experiodista de Diario LA RIOJA, forma parte ya del museo de la pelota del Adarraga, junto a otros históricos

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Viernes, 16 de septiembre 2022, 02:00

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San Mateo, su feria de pelota, arrancará en cuarenta y ocho horas, aunque el Javier Adarraga abrió este jueves sus puertas de par en par para su inicio oficioso. Era día de reunión en el recinto logroñés. Por costumbre y por sentimiento. El protagonista absoluto de esta feria que supone el regreso a la vida normal, era Eduardo Gómez, maestro y compañero durante muchos años entre máquinas de escribir, ordenadores y, por supuesto, frontones.

El Adarraga no es un frontón más. La pelota no se entiende sin él. Y no es una cancha más, con unas gradas más. Y no es un vestíbulo más por el que acceder al graderío inferior o al superior. Es mucho más. Es un espacio para el conocimiento y para el recuerdo. Y de conocimiento y recuerdos, Eduardo sabía mucho. Eloy Madorrán y Mari Carmen Rodríguez inmortalizaron para siempre a Eduardo Gómez en el Adarraga. El primero, compañero y ahora director general de Deporte; la segunda, su mujer. Con ella, sus hijas Ana, Cristina y Asunción. Los dos primeros descubrieron un pequeño cuadro, una portada de Diario LA RIOJA, en la que se recuerda a Eduardo, decano de los cronistas de pelota, un acto sencillo, pero cargado de sentimiento, que surgió en la redacción de la que fue su casa durante medio siglo, el periódico, y que seguirá teniendo vida en otra de sus casas, el frontón.

Una de las hijas de Eduardo mira el cuadro.
Una de las hijas de Eduardo mira el cuadro. Justo Rodríguez

Allí, en el vomitorio que da acceso a la cancha a la altura de la pasa, del cuadro siete, está colgado el cuadro de Manuel Romero. Le escoltan Barberito I, Del Val y Titín, entre otros. Incluso el propio Javier Adarraga, palista olímpico en París. Vomitorio que tantas y tantas veces cruzó Eduardo.

Eduardo y el vomitorio del 7.
Eduardo y el vomitorio del 7. Justo Rodríguez

Este jueves estaban expelotaris como Gorostiza, su ojito derecho; Víctor Esteban, David y Miguel Merino, Zabala; amigos como Félix (muy emocionado al recordarlo) y Rodolfo Rubio; compañeros como Esperanza Martínez-Zaporta, Jesús Manuel Fernández, Carlos Ferrer o José Luis Prusén. Eduardo Gómez, el manco de las mil y una historias, forma parte ya de ese olimpo de la pelota que es el Adarraga. La memoria nos contará alguna anécdota más de las muchas que guarda.

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