Un grandioso Zabala se gana la plaza en una final histórica
El logroñés derrota con contundencia a Joseba Ezkurdia en el Ogueta de Vitoria y luchará por el título del Cuatro y medio
Grandioso Zabala. El logroñés firmó un partido memorable para doblegar con contundencia (6-22) a un Joseba Ezkurdia desbordado por el vendaval que desató su ... rival sobre la cancha del frontón Ogueta de Vitoria y se mete en la final del Cuatro y medio. Javier se convierte en el tercer pelotari riojano que alcanza el partido decisivo tras Barberito I y Titín III.
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No es especialmente expresivo el capitalino en la victoria, pero este sábado se le vio emocionado. Cuando sumó el último tanto levantó los brazos sin excesos, pero mostró una enorme sonrisa justo antes de abrazarse a su botillero, a su padre. «Me he encontrado muy bien, en todo momento he llevado el ritmo. Mi padre me lleva muy bien desde la silla y eso lo hace el doble de especial», comentaba poco después de finalizar el choque al micrófono de ETB. Pero Zabala, al que apenas le salían las palabras, ya pensaba en el último paso. «Llegados a este punto, vamos a por la chapela, cueste lo que cueste».
Fue un partido para enmarcar del riojano. Desde el principio se vio que el logroñés estaba cómodo y, sobre todo, muy fresco. Comenzó sacando Ezkurdia pero dos errores marcaron el inicio del de Arbizu. Sin embargo, los primeros tantos fueron los únicos en los que se mantuvo la igualdad. «Llévale al ancho», repetía el padre al hijo. Y el vástago hizo caso al progenitor.
El 4-4 no reflejaba las sensaciones que transmitían uno y otro, porque a Zabala se le notaba henchido sobre la cancha pero ligero como un gamo. Daba igual que Ezkurdia intentara moverlo, Javier se anticipaba, golpeaba y volvía a dominar. El logroñés empezó el despegue. Tacada de tres tantos. Ezkurdia se hizo con el quinto con un dos paredes de calidad, la que posee un triple campeón en la jaula.
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Pero ahí se desató la tormenta perfecta. Zabala flotaba sobre el Ogueta y golpeaba con una potencia y una certeza descomunal. El 5-10 fue el punto de mayor desgaste de todo el duelo. Zabala y Ezkurdia intercambiaron pelotazos violentos hasta que el logroñés cambió el ritmo con una carambola imposible para el navarro. Y ahí se acabó Ezkurdia.
Hacía tiempo que había apareció el Zabala enorme pero ya no había nadie más sobre la cancha. Hasta el sexto tanto de Ezkurdia llegó por un semifallo del riojano. El de Arbizu había bajado la pelota y Javier no pudo acomodarse y golpear. 6-16. No hubo más tantos para el colorado.
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En el 6-20 el navarro representó definitivamente la entrega del duelo. Había ganado Zabala el tanto en la pared, donde ya no llegaba Ezkurdia. Su cara de desesperación era evidente, apoyó el pie izquierdo en la pared y respiró fuerte. Resignación. Era lo que había, lo que le tocaba esa tarde.
Porque era el día de Javier Zabala. No es el campeón. Todavía. Pero lo de este sábado fue un homenaje inmenso a la pelota y al Cuatro y Medio. Excepcional. «La final será durísima, toque el que toque», explicaba el capitalino. «No nos conformamos», insistía Zabala. Los aficionados riojanos, visto lo visto, tampoco.
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