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Uno de los comisarios de carrera saluda a Márquez nada más terminar la carrera en Alemania.
Márquez gana desde boxes
G.P. DE ALEMANIA / MOTOGP

Márquez gana desde boxes

Pedrosa y Lorenzo suben al podio tras una carrera surrealista

MIGUEL SESÉ

Lunes, 14 de julio 2014, 01:17

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Márquez pasea por este Mundial como lo hacían los concursantes de 'humor amarillo', aquel programa en el que un sinfín de japoneses eran sometidos a todo tipo de pruebas y en el que sólo seguían adelante los que las superaban con éxito. En eso se ha convertido MotoGP este año, una auténtica gymkana surrealista en la que el genio de Cervera sigue avanzando a la vez que bate récords.

Sachsenring fue una locura, una página nueva en el libro de aventuras del '93'. Lluvias, truenos, relámpagos, carreras cambiando de moto, duelos mano a mano llevados hasta el límite y paseos militares ya estaban en el zurrón, pero todavía no había vencido arrancando desde el 'pit-lane' junto a otros trece pilotos. Ni él ni nadie, puesto que la cota de irrealidad alcanzó su máxima expresión en la calle de boxes del trazado alemán. Y también de este envite salió indemne, reforzado, inaccesible. Y es que lo que Marc está logrando es único.

El GP de Alemania de MotoGP estará para siempre en la memoria de todos por la atípica salida. La prueba fue declarada en mojado y los pilotos delanteros, salvo Bradl, optaron por ruedas de lluvia y una moto 'B' preparada completamente en seco. El germano, por su parte, fue el más rápido en darse cuenta de que las condiciones cambiarían y montó los neumáticos de seco... pero el que optó por la peor solución: una moto semiconfigurada para una carrera en agua. Los Márquez, Pedrosa, Lorenzo, Rossi y compañía se dieron cuenta durante el warm up que una sola vuelta con ruedas de mojado habría sido desastrosa, y se fueron a sus garajes en lugar de a la parrilla. Hasta catorce pilotos lo hicieron, y todos ellos dejaron desangelada la parrilla y con un atasco sideral en la calle de boxes. Saltos, tropiezos, acelerones e incluso algún empujón. Dirección de carrera, la misma que restringió a tres las motos por fila en la salida para evitar riesgos, miraba para otro lado, y el peligroso espectáculo, pero espectáculo a fin de cuentas, estaba a punto de comenzar.

Semáforo verde y comienzo del baile. Bradl, bailando solo, dudaba dentro de su casco si habría hecho lo correcto o, como sospechaba, su éxito quedaría 'interruptus'. Los Di Meglio, Barberá, Laverty y compañía podrán, al menos, enseñarle a sus hijos que pasaron por línea de meta en posiciones destacadas al menos una vez. Tras ellos, la jauría. Demasiadas motos para tan poco cemento.

Márquez contra la rebelión

Pero ahí estaba Márquez. El de Cervera fue el primero de los últimos, y marcó el ritmo de la remontada. Uno a uno se quitó a todos, y con siete vueltas disputadas ya marchaba como líder. Tras él, Pedrosa realizaba un trabajo encomiable. No es un secreto que a Dani le cuesta más adelantar que a Marc, pero pudo anclarse a su rueda y soñar con disputarle la victoria. Algo semejante, aunque a distancia, ocurría entre las Yamaha. Rossi era quien marcaba la remontada, pero Lorenzo le asestó un hachazo y se lanzó directo a por el podio. Para entonces, Bradl ya estaba naufragando en la mitad del grupo.

Las últimas vueltas fueron rutinarias, pero de ese día a día al que Márquez nos tiene acostumbrados. Es decir, él tirando, sonriendo, y los demás sufriendo, todos tras él. Bandera a cuadros, alegría, sonrisas y abrazos. En el podio Pedrosa y Lorenzo, sus supuestos rivales, que ahora están ahí para poco más que ponerle la alfombra. Dani, igual que estuvo todo el 2013, esperando el fallo. Jorge, resucitando igual que hizo en Mugello y buscando algo de una regularidad que necesitan tanto él como el campeonato.

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