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DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
Martes, 23 de enero 2018, 00:40
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Madrid. El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas estuvo más concurrido de lo habitual este lunes. Decenas de cámaras y periodistas se agolpaban a las puertas de llegada para recibir a los héroes del Dakar, fundamentalmente a dos, Carlos Sainz y Lucas Cruz. La dupla que ha conquistado el raid más duro del mundo recibió un auténtico baño de masas, que ni ellos mismos esperaban, con muchos aficionados enarbolando banderas de Peugeot y camisetas del karting del bicampeón de rallies y del Dakar.
Entre gritos de «¡Carlos, campeón!» y «¡Matador!», su apodo, un emocionado y cansado Carlos Sainz comenzaba a mediodía de este lunes su última etapa del Dakar, en la que tuvo que responder ante la prensa y ante las autoridades acerca de sus sensaciones. Pero antes, los abrazos que más necesitaba, de Reyes, su esposa; Blanca y Ana, sus hijas; y Carlos, su ilustre hijo, que como antaño volvió a quedar eclipsado por su ilustre padre. Sainz y Cruz primero se pararon con los medios en el aeropuerto, para contestar lo que ya se sabía: que no sabe cuándo va a colgar el casco y que aún no ha tomado la decisión de dejarlo.
«No esperaba este recibimiento, ni muchísimo menos. Lo único que puedo es agradecerlo. Ver a todos mis amigos, a todos los medios aquí, me produce una gran satisfacción y una gran alegría», decía el piloto madrileño de 55 años. Con su familia mirándole desde lejos, aseguró que siempre había confiado y creído que podía conseguir la victoria: «Corro para divertirme, porque me gusta, porque es mi pasión. No corro para demostrar nada a nadie». ¿Y de retirarse? «No lo sé. ya tomaré la decisión», aseguró. Sainz.
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