De Logroño a Marruecos: un reto solidario sobre ruedas
Nomad Raid Challenge. ·
José Carlos Oca y Alberto Verano inician una travesía por tierras marroquíes donde la orientación y la solidridad se dan la manoSalieron ayer de Logroño con el coche repleto de material. No solo buscan puntos de control en el desierto marroquí, sino también dejar una huella ... humana en los pueblos que atraviesen. Del 25 de octubre al 1 de noviembre, José Carlos Oca y Alberto Verano representarán a La Rioja en el Nomad Raid Challenge, una prueba de orientación 4x4 que combina la dureza de la competición con una misión solidaria.
El motor del Mitsubishi Montero rugía en la fresca mañana del jueves y su maletero apenas cerraba. «No sé cómo vamos a meter nuestra maletas ahora mismo», confesaba entre risas José Carlos, mientras repasaba la interminable lista de lo que había en el interior del vehículo: ruedas de repuesto, bidones de combustible, cuadernos, juguetes, ropa para niños, compresores, herramientas... y mucha, muchísima ilusión.
Ayer, él y su compañero Alberto iniciaron el viaje desde la capital riojana rumbo al sur de España. A Algeciras, concretamente, donde deberán pasar todas las verificaciones técnicas requeridas por la organización antes de cruzar a Tánger, lugar en el que dará inicio la competición. A partir de ahí, les esperan seis días de travesía por la costa atlántica marroquí con cerca de siete horas diarias al volante, guiados solo por coordenadas, mapas y su instinto.
«Nos dan unas fotos, un mapa y unos puntos escondidos. Tenemos toda la jornada para localizarlos y sumar la máxima puntuación posible», explica José Carlos, que debutará en esta prueba junto a Alberto, a quien entrenó hace años en baloncesto. «Él era uno de mis jugadores. Ya teníamos buena relación y, mira, de las canchas hemos pasado a las dunas», explica entre risas.
No es su primera experiencia en orientación 4x4, pero sí su primer reto internacional. «Habíamos hecho algunas en España, pero siempre nos rondaba la idea de probar una en Marruecos. Nos hemos lanzado a la aventura sin saber muy bien lo que nos vamos a encontrar», cuenta el riojano. Y es que, la organización no revela el recorrido exacto hasta el inicio de la prueba, lo que convierte cada jornada en una mezcla de incertidumbre y emoción. «Sabemos que este año toca la costa atlántica, pero nada más. Pasaremos de zonas de monte y piedra a tramos de dunas. Va a ser complicado, pero también muy bonito», asegura.
El coche, preparado durante semanas, lleva todo lo necesario para sobrevivir en mitad del desierto: agua, herramientas, recambios, una nevera y comida para las etapas ya que «aunque desayunamos y cenamos con la organización, las comidas las tenemos hacemos por nuestra cuenta, donde nos pille en mitad del recorrido. A veces, en mitad de la nada», detalla.
Pero más allá de la aventura y la competición que les motiva personalmente, el viaje tiene una dimensión solidaria que ha impulsado su participación. Los dos riojanos se han encargado estos días de recabar material escolar, ropa y juguetes que transportarán en bolsas y repartirán por los pueblos que atraviesen. «Queríamos que no fuese solo una competición. Llevamos material escolar que nos ha surtido la librería Dídac y cosas que nos han donado amigos, padres y madres del colegio Caballero de La Rosa, compañeros de trabajo... Al final, el coche va hasta arriba, pero merece la pena», dice Alberto con orgullo.
El Nomad Raid Challenge no es solo una carrera; es una experiencia que mezcla competición, naturaleza y humanidad. Este año contará con unos 50 equipos, en su mayoría españoles, que convivirán durante casi diez días, desde que crucen el Estrecho hasta que regresen a casa. El objetivo de José Carlos y Alberto es modesto: «No vamos a ganar, pero tampoco de vacaciones. En las pruebas en España hemos quedado por mitad de tabla, así que si repetimos resultado, nos damos por satisfechos», aseguran.
Durante la charla, José Carlos no oculta su entusiasmo. «Nos hace ilusión, porque no solo es conducir; es conocer, compartir, ayudar. Es una aventura dura, pero también muy bonita». Y mientras su Mitsubishi Montero ruge camino de Marruecos, los dos riojanos llevan algo más que gasolina en el depósito: llevan solidaridad, compañerismo y las ganas de vivir una experiencia que promete quedarse grabada mucho más allá de las dunas de Marruecos.
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