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Miércoles, 20 de diciembre 2017
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Octavo en la tabla, veintinueve puntos, a tres del Athletic B, cuarto clasificado, y con diecinueve partidos por jugar antes de saber si disputará el play off de ascenso o no. Esos son los números, a grandes rasgos, que la UD Logroñés presenta en esta primera vuelta, a los que se suman los parciales: ocho victorias, cinco empates y seis derrotas. En estos cuatro meses el debe supera al haber, porque tanto dentro como fuera del club se coincide en que la UDL debería haber sumado más puntos. Es el deseo; la realidad ha resultado bien diferente.
La irregularidad en los resultados ha impedido que el primer proyecto de Sergio Rodríguez no haya crecido más. En su haber incluye virtudes como el buen fútbol, la suma de individualidades al juego colectivo, su capacidad para competir contra los mejores, la fidelidad a una idea futbolística y, sobre todo, que a pesar de los defectos mostrados, el equipo llega a enero a tres puntos del cuarto clasificado, el Athletic B.
¿Y el debe? Se ha convertido en un gran lastre porque los resultados no han sido los esperados, la irregularidad es manifiesta, no se ha logrado alcanzar esas cuatro primeras plazas, salvo en las primeras jornadas, se han perdido muchos puntos ante equipos peor clasificados y se han encajado muchos goles, veinte, que han exigido mucho más ofensivamente.
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Es evidente que los resultados no son los esperados, máxime cuando el equipo comenzó la temporada con dos victorias consecutivas y despertó la ilusión del nuevo proyecto, ilusión alimentada por la recta final del curso anterior. Ocho triunfos no son suficientes para estar arriba, donde los tres primeros superan la decena. Y seis derrotas en diecinueve partidos son demasiadas para optar a jugar el play off de ascenso.
Si bien anda en números goleadores de aspirante, los encajados son un lastre que obliga en exceso, ya que suma más de un gol por partido, veinte en diecinueve compromisos.
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La Liga es el torneo de la regularidad... y la UD Logroñés no es un ejemplo de ello. En una ocasión ha ligado dos victorias, en los dos primeros partidos, pero luego ha caminado gracias a arrebatos. Octubre fue un mes nefasto en el que unió tres derrotas consecutivas en la Liga (Burgos, Caudal y Lealtad), daño que se vio multiplicado por la eliminación en Copa, en Formentera y , sobre todo, por cómo se produjo.
La UDL no ha disfrutado de una racha de cinco o seis partidos sin perder que le hayan dado un empujón en la tabla clasificatoria. En las tres últimas jornadas ha sumado siete puntos, pero estos llegaron precedidos por dos derrotas consecutivas, Mirandés y Sporting. En los primeros cuatro partidos sumó 10, su mejor racha.
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La UD Logroñés estuvo entre los mejores en las primeras jornadas de Liga, pero a partir de septiembre no ha logrado engancharse con los mejores del grupo. Ha vislumbrado en más de una ocasión la oportunidad de colarse entre los cuatro primeros, pero no lo ha conseguido.
Anímicamente se ha podido resentir, pero en el vestuario no se ha dado excesiva importancia al hecho de estar fuera de las cuatro primeras plazas. Al menos, hacia el exterior. Eso sí, los jugadores también hacen sus cuentas.
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De la misma forma que ha competido con los equipos mejor clasificados del grupo y ha sumado muchos puntos contra ellos, ha sido incapaz de superar a rivales que eran los idóneos para derrotar por el momento que atravesaba. Así, perdió frente al Caudal cuando éste no había ganado lejos de Mieres; cayó en Villaviciosa; protagonizó un pésimo partido y perdió en Irún y se dejó puntos también ante Leioa, Arenas y Peña Sport.
Todos ellos están peor clasificados que la UDL a día de hoy y cuando se produjeron los enfrentamientos incluso ocupaban el farolillo rojo o plazas de descenso, caso de los clubes asturianos. Demasiados puntos perdidos por diferentes factores, entre los que se incluye la mala fortuna, aunque la principal variante han sido los errores propios.
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Sergio Rodríguez siempre ha expresado su preocupación por dominar las áreas. Aprovechar las ocasiones de gol que se generan, es decir efectividad, y ser contundentes en el área propia. No lo ha logrado. «A la UDL le hacen demasiados goles para las ocasiones que le crean», admitía Nacho Martín el domingo tras el partido de Las Gaunas. Y lleva razón. Veinte goles ha encajado la UD Logroñés en estos diecinueve partidos. Demasiados. Le obliga a marcar dos de media por encuentro si quiere vencer. Doce goles de esos veinte los ha encajado en remates dentro del área pequeña; a la docena se pueden sumar los dos que logró el Izarra. Ambos fueron errores dentro del área, grande en este caso, de los riojanos. Ambos llegaron a balón parado, vía por la que marcaron anteriormente Vitoria o Sporting.
Los centros laterales son otro gran problema defensivo sin resolver. Todos los clubes que le preceden en la tabla presentan mejores números defensivos, entre los que destacan los nueve del Burgos, pero la referencia riojana se ubica en los 14 del Mirandés y Athletic, o los 13 del Racing, sobre todo, y Gernika.
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El fútbol de la UD Logroñés no sólo es bueno, sino que además es alabado por muchos técnicos de la categoría, que le ven entre los cuatro mejores, aunque hay halagos interesados. Posiblemente, el once riojano práctica un fútbol de los mejores de la categoría, pero es un error confundir buen fútbol con competitividad.
La UDL se ampara en el bloque y, más allá de marcadores, ha sido superior a su rival en muchos partidos. Dos ejemplos: no fue inferior al Mirandés en Las Gaunas, con el que perdió (1-2), y fue tremendamente mejor en Villaviciosa, donde firmó una de sus derrotas más dolorosas (2-1). Incluso, su fútbol ofensivo ha generado tantas ocasiones que ante el Vitoria desperdició dos penas máximas a pesar de ganar por 3-1.
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Sergio Rodríguez apostó por un juego coral, pero también cuenta con individualidades que marcan la diferencia en momentos muy concretos y que te permiten ganar partidos en los que el juego global no es el deseado. Entre esas individualidades, Rayco García ha reconocido el testigo de Antxon Muneta. Jugador de enorme talento, ha ido creciendo a medida que avanzaba la temporada. Cuando está inspirado, la UDL lo agradece.
Lo mismo se puede decir del talante desequilibrante de Ñoño, irregular como el equipo, pero determinante; del hambre de gol de Marcos André y del crecimiento de Álvaro Arnedo, la gran sorpresa de la temporada, y que demuestra, al igual que André, que se puede llegar al primer equipo desde el filial... para quedarse.
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Mucho se ha hablado y se habla de los malos resultados cosechados por el equipo blanquirrojo en esta primera vuelta liguera, de la escasa cuenta de puntos y de errores defensivos, pero la frialdad de los números le sigue apoyando y mantiene viva la esperanza de jugar el play off de ascenso.
A pesar de todos sus defectos y errores, la UD Logroñés está a tres puntos del cuarto clasificado, el Athletic, que suma 32. Mirandés (43), Sporting (38) y Racing (37) quedan muy lejanos en la tabla, pero todos ellos han disfrutado de rachas de las que aún no ha gozado la UDL. Tres filiales se sitúan por delante de los riojanos en la tabla.
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Es difícil catalogar el gen competitivo de la UD Logroñés. Ha competido con los mejores del grupo, aunque ha obtenido resultados dispares. Fue mejor durante muchos momentos que el Mirandés, no mereció la derrota, pero dos errores defensivos le condenaron; fue mejor y superó al Racing de Santander, al que ganó por la mínima, pero al que pudo golear; también fue superior a la Real Sociedad, reajustando su idea de fútbol; y ha vencido en campos tan diferentes como Lezama y Urbieta, al Gernika.
De los siete equipos que le preceden en la tabla, a cuatro de ellos ha ganado. Ha perdido frente a Mirandés, Sporting y Burgos.
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El día a día de la UD Logroñés y su concepto de fútbol se resume en una idea única para jugar, aunque es flexible e incluso camaleónica, y que se ampara en intentar hacerlo lo mejor posible. Su imagen dista de la de esos equipos que juegan en largo, incluso al patadón, en busca de segundas jugadas o del error del adversario.
Quiere llegar a la victoria caminando por la senda del fútbol y esa idea, esa filosofía, ha calado entre los jugadores blanquirrojos. Además, a muchos de ellos se les ha fichado por la coincidencia en ese concepto. La fidelidad a la idea y a Sergio Rodríguez es total, aunque siempre hay en un vestuario futbolistas menos contentos... porque consideran que deben jugar más.
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