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Jueves, 8 de noviembre 2018
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La historia se repite en Calahorra un año después. Es curioso encontrar dos trayectorias tan paralelas y consecutivas, pero el equipo rojillo está repitiendo esa crisis sufrida la temporada anterior a estas alturas. Ambas tienen un claro denominador común: la eliminación en la tercera ronda de la Copa del Rey.
El curso pasado el Calahorra fue apeado el 20 de septiembre a un paso de medirse con un Primera europeo. El Fuenlabrada dejó a los de Miguel Sola sin su sueño, que regresaron a los cuatro días a la realidad de una liga que hasta el momento comandaban con autoridad. En Navarrete, ante el Tedeón, disputaron un partido muy recordado porque supuso un cambio radical y el comienzo de su peor momento de la temporada. El empate ante los navarretanos dio paso a otras seis jornadas en las que el Calahorra sacó las victorias adelante, pero sufrió día tras día ante equipos de la mitad baja mostrando un juego plano y sin ambición.
Venció por la mínima a la Oyonesa, el Casalarreina y el Berceo y por dos goles a un Calasancio que era en esos momentos colista. Fue un bache mental y de juego, en el que todos culparon a esa eliminación copera que dejó al equipo con la miel en los labios. La mala racha duró mes y medio, hasta que el 5 de noviembre se dejó atrás con una contundente goleada frente al Anguiano.
Precisamente, el pasado domingo, en la rueda de prensa posterior al partido, Miguel Sola aludía a la coincidencia de que en esta temporada la Copa también esté dejando secuelas en el equipo: «En el vestuario lo estábamos analizando y explicando. El año pasado por estas alturas nos pasó exactamente lo mismo, que nos afectó psicológicamente el habernos quedado apeados de la Copa, por ver hasta donde llegábamos y quién nos podía tocar. No fuimos capaces de ganar al Tedeón y jugamos varios partidos malos pese a que los sacamos adelante».
El Calahorra atraviesa actualmente su peor momento. Antes de la eliminación copera le había pesado la competición desde el punto de vista físico, obligando a mayores rotaciones y ofreciendo un juego de menor frescura, pero el equipo competía en cada partido y se encontraba centrado, en líneas generales. Tras caer frente al Sant Andreu el 17 de octubre se sacó adelante el partido ante el Izarra, pero después han llegado las dos peores actuaciones que han firmado los rojillos: la goleada encajada en El Sardinero y el empate frente a la Cultural de Durango.
«Es curioso, pero no está pasando lo mismo, y eso que hemos hecho hincapié en dejar atrás la Copa y que debemos pensar en la liga, haciendo el mismo juego, al que estamos habituados, y seguir creciendo. Son cosas que pasan en el fútbol y que no tienen muchas explicaciones pero son así», reconocía el técnico. El Calahorra necesitará reaccionar antes este año.
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