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Miércoles, 5 de diciembre 2018, 14:21
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Al comenzar el mes de noviembre el Calahorra temía el calendario que tenía por delante. Tenía que visitar al Barakaldo, segundo clasificado y uno de los bloques más fiables de la liga, y un poco más adelante encadenaba dos partidos fuera de casa nada sencillos ante el Sporting B y el Vitoria. Hace un mes el Calahorra sólo había sumado dos puntos fuera de casa y acumulaba tres derrotas consecutivas, por lo que la situación no invitaba al optimismo. Los de Miguel Sola, sin embargo, supieron invertir la tendencia en el momento apropiado con un balance de 7 puntos en estas tres salidas que han servido además para minimizar los dos últimos malos resultados en La Planilla.
La comparativa de puntos entre los partidos de local y visitante se ha corregido en las últimas semanas para que el Calahorra siga creciendo, ganando confianza y regularidad y marcando puntos de inflexión. Uno de ellos fue el 11 de noviembre en Lasesarre, donde los rojillos se quitaban al fin ese lastre -que arrastraban desde hace semanas- de no sumar a domicilio. En un partido serio y convincente, el Calahorra venció al Barakaldo, el segundo mejor equipo del grupo por detrás del Racing. Entonces y ahora. La primera victoria lejos de La Planilla llegó en un gran momento y las siguientes jornadas a domicilio confirmaron el cambio de tendencia de los rojillos.
En Mareo el Calahorra ganó de nuevo a uno de los mejores equipos del grupo, otro aspirante al 'play off'. Fue un partido diferente al de Lasesarre, pero siguió manteniendo esa línea de cohesión, en líneas generales, mostrada ante el Barakaldo. El Calahorra fue un equipo alegre e incisivo frente al Sporting B, apostando además por un nuevo esquema con dos puntas, el primer cambio táctico de la temporada, que sirvió para comprobar la capacidad de adaptación de Miguel Sola y los suyos.
El último de ese trío de desplazamientos fue el menos brillante, tanto por el juego como por el resultado. El pasado domingo el Calahorra empató a un gol ante el Vitoria en un choque que estuvo más cerca de caer del lado de los locales. Pese a todo, los rojillos supieron sufrir y adaptarse a un peculiar terreno de juego para sumar un punto que puede parecer escaso tras las anteriores salidas, pero que servían para cerrar ese ciclo tan temido hace un mes con 7 puntos de 9 posibles. Una cosecha sobresaliente.
La tendencia se ha invertido, y es que el Calahorra se ha hecho fuerte como visitante para no lamentar demasiado los últimos dos tropiezos en La Planilla, en malos partidos con empate ante la Cultural de Durango y derrota frente al Langreo. Este sábado tiene una oportunidad, contra el Real Unión, de volver a vencer en su feudo y ganar definitivamente esa esperada inercia positiva tanto fuera como en casa.
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