El Calahorra merece más

Y es que el Calahorra jugó una segunda mitad para enmarcar, salvo dos borrones. Dio palos, tiró desmarques, falló remates imposibles. Y se quedó con el empate, lástima. Un punto bueno, claro, pero tres eran mejores. Y debieron ser tres

La primera parte había sido de ésas durillas para el espectador, con mucha pelea, poco dominio (y el que había era visitante) y ocasiones escasas. El Calahorra jugaba a hacer fútbol, la Gimnástica se conformaba con convertir cualquier falta en el campo rival en un córner, colgando balón tras balón. Ahí, todo el peligro lo puso Nacho Zabal, el portero rojillo, muy inseguro en balones aéreos. No hubo más daño, sin embargo, y la primera murió como había nacido.

Tras el descanso, los dos equipos salieron con ganas de poner una marcha más. Cinco minutos de toma y daca, de a ver quién acertaba. Y acertó la Gimnástica.

El primero de los dos borrones a anotar en la cuenta de la defensa rojilla, que ya acumula un cierto historial de inseguridades inoportunas. . Esta vez fue Cristian quien despejó horriblemente de cabeza un centro desde la derecha. Su balón le cayó a Vitienes, que hizo un pedazo de pase sobre los centrales para dejar solo a Nacho, que no falló. Minuto 50.

Acusó el castigo el Calahorra, que vivió 10 minutos atenazado y bajo una Gimnástica que por primera vez parecía capaz de controlar el partido. Lo que son las cosas, justo entonces llegó el gol rojillo, una gran jugada de Adrien Goñi por el centro que encontró el pase para Ubis, que resolvió con clase. Minuto 59.

Y desde ahí, 30 minutos de ésos que se ven pocas veces en Segunda B, con un equipo entrando por todas partes y el otro achicando agua de un barco que tenía más vías de agua que el Titanic. El Calahorra creó ocasiones (Ubis al palo, Auzmendi a un pelo del poste, Rodrigo en el área pequeña, Lozano casi a la escuadra) como para haber no ya ganado, sino goleado.

Y el segundo borrón: no haber acertado tras tanta buena labor ofensiva. Una lástima. Pero el fútbol es ese deporte, casi único entre los de equipo, en el que el que peor juega puede sobrevivir aún cuando la diferencia sea abismal. Y así le pasó a la Gimnástica, un equipo que, por lo visto este domingo, va a pasarlo muy mal para seguir en la categoría.

Lo bueno: que eso no se puede decir del Calahorra, que cierra una primera vuelta con mimbres de quedarse en esta liga durante tiempo.

Con días como ayer, el Calahorra merece más que simplemente pelear por no estar abajo.