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En primera fila, los cinco protagonistas de la vista y de los hechos del pasado 8 de abril. :: juan marín
Una pelea, dos versiones y 90 minutos
AFICIONADOS VIOLENTOS

Una pelea, dos versiones y 90 minutos

La pelea de La Ribera se revivió ayer en los juzgados con dos historias enfrentadas y solicitud de penas inferiores a 150 euros

V. S.

LOGROÑO.

Viernes, 26 de enero 2018, 00:15

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Casi 90 minutos de juicio, como el fatídico partido del pasado 8 de abril en La Ribera, y el mismo resultado. Si entonces hubo intercambio de golpes, ayer se repartieron dos historias divergentes. Ni un punto de acuerdo ni una mano tendida ni ánimo de perdón. La pelea que abochornó al fútbol riojano y a toda España hace 9 meses vivió ayer su penúltimo episodio, a falta de la sentencia que termine por cerrar un caso bochornoso. Por un lado, testificaron los padres de un futbolista de la SDL. Por el otro, el primo de un jugador del Valle del Ebro, un futbolista del club y su padre.

La primera parte de la vista fue de dominio visitante. La única mujer acusada (y acusadora) explicó que, tras acabar el partido, se acercó a un futbolista del Valle del Ebro para recriminarle un rodillazo que, presuntamente, le había propinado a su hijo. «Le dije que eso no era fútbol y qué le parecía si fuera al revés», aseguró. Después, según su versión, el padre del jugador juvenil fue a agredirle. «Me dio un puñetazo y me tuve que defender», incidió antes de reconocer que se «equivocó de jugador» y que fue otro futbolista el implicado en el lance de juego. La expareja de la imputada explicó que, cuando se acercó a la zona de La Ribera donde se produjeron los lamentables hechos, vio «a ese individuo» [señalando al padre del futbolista del Valle del Ebro] pegando a su mujer por lo que fue «en su defensa». «Y me dieron golpes por todos los lados», recordó.

Ya en la segunda mitad de la vista, llegó el turno a los implicados con relación directa o indirecta con el Valle del Ebro. «Mientras estaba haciéndome una foto con un jugador de la SDL, esa mujer me empezó a gritar que me iba a pisar la cabeza», rememoró un dolido joven. «Le pegaron 40 patadas a mi padre y yo le golpeé a ese hombre. Y sí, mi padre le dio un bofetón a la mujer. No estoy orgulloso de lo que pasó y he estado dos meses sin salir de casa por esto», proseguía. Su progenitor, mientras, explicó que se acercó a la mujer cuando ésta «empezó a increpar» a su hijo. «Le dije que no se podía hacer eso y me cogieron del cuello, me tiraron al suelo, me dieron patadas... Yo le di un bofetón, no me enorgullezco, pero recibí golpes y patadas de los dos», resumía.

El último de los acusados, primo de un futbolista, también reconoció su participación en la riña aunque su intención era «separar». «Sí, tiré al suelo a un señor y le di una patada que no sé si le llegó a impactar», explicó alegando «amenazas anteriores» por parte de la madre del equipo rival.

Después de la declaración de cinco testigos, que coincidieron en señalar a la madre como autora de gritos amenazantes como «te voy a abrir la cabeza» o «te voy a arruinar la vida», el juez solicitó el 'videoarbitraje', es decir, el visionado de las cámaras de seguridad de La Ribera y de las imágenes de la pelea («ese vídeo que ya ha visto toda España», aseguró el joven futbolista denunciante). Tomó notas y ahora habrá que esperar el veredicto, que no es tan rápido como en el fútbol.

La fiscalía solicita para el padre del futbolista una multa por un delito leve de lesiones de 150 euros y una indemnización de 120 euros para la madre del otro futbolista y 45 para el progenitor. Además, pidió multas de 150 euros para estos y una indemnización de 40 euros a pagar por la madre del futbolista de la SDL. Por otra parte, para el otro implicado solicitó 90 euros de multa, además de que, entre todos, paguen las facturas causadas al Servicio Riojano de Salud. Por su parte, la letrada de la pareja pidió la libre absolución porque «no han quedado probado cómo comenzaron los hechos». Y el abogado del otro denunciado, el que reconoció su agresión desde el primer momento, pidió para él libre absolución por su intención de «separar, no de agredir». Pitido final y todos casa como empezó el partido: con vergüenza, mucha vergüenza.

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