Borrar
Seaman consuela a Southgate tras errar el penalti que le detuvo el guardameta alemán Andreas Köpke en la Eurocopa de 1996. :: R. C.
El secreto inglés para acabar con el gafe de los penaltis

El secreto inglés para acabar con el gafe de los penaltis

Southgate vive marcado por el que erró en la Eurocopa de 1996 y desde marzo entrena los lanzamientos de la manera más real posible

RODRIGO ERRASTI

NIZHNY NOVGOROD.

Miércoles, 11 de julio 2018, 23:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Sabía que era la noche que íbamos a superar esa barrera», decía Gareth Southgate. En 22 años nunca ha podio quitarse el estigma de haber sido el que falló el penalti - el sexto, ya en el desempate- que dejó a Inglaterra fuera de la final de la Eurocopa de 1996. Por eso desde que llegó al cargo de seleccionador tenía claro que si llegaba a una tanda de penaltis no podía refugiarse en la maldición, en el gafe de los once metros.

Para empezar, Southgate no se resignaba a asumir que se trataba de una lotería. Por eso, decidió 'adueñarse del proceso' ('own the process') y así, desde la concentración de marzo, empezó a entrenar las tandas de penaltis del modo más real posible. El proceso consistía en que los lanzadores se dirigían desde el círculo central al punto de penalti, como lo hacen en los partidos, y los porteros ya sabrían a qué lado lo iban a lanzar. Así, todo sería lo más realista posible. Trabajar el control de la ansiedad en esos 40 metros de caminata hasta el disparo era uno de los objetivos. No quería que nadie cargara con el mismo peso con el que ha vivido él desde aquel día.

Desde 1990, Inglaterra sólo había salido vencedor en una de las siete tandas de penaltis en grandes torneos (ante España en la mencionada Eurocopa en la que eran organizadores). Alemania les dejó sin final en 1990 y la ya citada de 1996, Argentina les apartó en octavos en 1998 y Beckham mandó al limbo las aspiraciones en la Euro de 2004 en cuartos ante una Portugal que repitió castigo dos años después. Italia fue el último verdugo en 2012.

«Había hablado con los jugadores sobre que debían escribir su propia historia, no conformarse con 'era lo esperado'. Hicimos todo lo que habíamos intentado hacer», dijo recordando que a él le tocó ejecutar una pena máxima siendo un inexperto porque se lo pidió el entonces seleccionador Terry Venables. Se topó con el cuerpo de Andreas Köpke tras un paseo «desagradable» por el césped de Wembley que le pareció interminable. «Me ofrecí voluntario por el tipo de carácter que tenía, no fue culpa del cuerpo técnico», reconoce ahora. Partiendo de la base de que no es una ciencia exacta, estaba decidido a que no volviera a suceder y por eso obligó a sus jugadores a «practicar y volver a practicar» los penaltis. «Definitivamente, no es una cuestión de suerte, ni de oportunidad. Es sobre cómo perfeccionar una técnica bajo presión. Hay cosas que puedes hacer. Sabemos quién tendrá la responsabilidad, quién debe quedarse fuera del camino. Hay cosas que podemos hacer para adueñarnos del proceso y no ser controlado por él», dijo.

«Desde marzo hemos hecho estudios y prácticas individuales para saber cómo queremos llegar al disparo. Calmados y sin muchas voces que golpeen tu cabeza. Tenemos que estar preparados física y mentalmente para prórrogas y si hace falta tandas de penaltis». Así, el portero Jordan Pickford tenía un informe (hecho por los analistas Stephen O'Brien y Mike Baker) de por dónde lanzaban sus rivales. «Teníamos una total confianza en que estábamos haciendo lo correcto hasta el final», dijo el meta, que confesó haber sido sorprendido por Falcao: «Sólo él tiró distinto».

Incluso cuando Ospina detuvo el disparo de Henderson, el tercero, Southgate creía. «Algunos jóvenes mostraron fortaleza bajo presión. Sabíamos que nos habíamos adueñado del proceso. Tenía total confianza en nuestra técnica, incluso después de que nos parasen uno. He visto muchas tandas de penaltis y sé que el primero que se falla no es la clave».

El éxito de superar el trauma y haber desatado «una creencia de que se puede dejar atrás la mala historia», como dice el pichichi Harry Kane, no hace olvidar aquella noche en Londres a Southgate. «Siempre tendré que cargar con ello. Es algo con lo que tendré que vivir siempre, pero esto es un momento especial para este equipo y le damos esperanza a los nuevos jugadores que vendrán. En la vida siempre hay que creer pero no dejarse arrastrar por las expectativas ni abrumado por la historia. Hay que trabajar mucho para soñar», afirma.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios