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Dirar, a la derecha, en un partido con Marruecos./ Afp
Un marroquí que quiere ser leyenda - Nabil Dirar centrocampista del Fenerbache y selección marroquí Mundial Rusia 2018

Nabil Dirar: un marroquí que quiere ser leyenda

Marruecos ·

Sus problemas disciplinarios pudieron cortar su evolución. Su insistencia y entrega le permitieron competir con los más grandes y llegar al Mundial con mucho que ganar y poco que perder

IBAN GARBAYO

Viernes, 8 de junio 2018, 16:11

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Nabil Dirar nació en Casablanca (Marruecos) hace 32 años. Con doble nacionalidad belga y marroquí decidió vestir los colores del equipo africano. No puede ser calificado como un trotamundos. Su trayectoria como futbolista se reparte en tres países: Bélgica, Francia y Turquía. No tendrá la calificación de 'estrella', pero Nabil Dirar es uno de esos futbolistas que prefieren permanecer en la sombra -pasar desapercibidos- y demostrar lo que llevan dentro cuando saltan al terreno de juego. Sin embargo, hablamos de un jugador con una técnica excepcional y una increíble habilidad con ambas piernas.

Una cualidad que dentro del centro del campo -su posición natural sería la de volante- le permiten distribuir la pelota con una facilidad asombrosa. Su polivalencia le permite jugar tanto de media punta como más pegado a la banda. En definitiva, Dirar es uno de esos jugadores que cualquier entrenador quiere tener en su equipo. Más aún cuando hablamos de un Mundial, en el que se pueden producir todo tipo de contratiempos.

El internacional marroquí comenzó su etapa como futbolista en Bélgica. Concretamente en el modesto y refundado RWD Molenbeek. Al poco tiempo, en 2004, se marcha a jugar al Diegem Sport, un pequeño club que disputa la Tercera División belga. Allí se hace profesional y comienza a captar la atención de varios clubes con más prestigio. Entre ellos se encuentra el K.V.C. Westerlo, en la provincia de Amberes, donde debuta en la máxima categoría del fútbol belga. Ese debut llega en el año 2006.

Siempre se dice que llegar y quedarse arriba es complicado. Dirar lo hace desde el principio, pero quiere más. Finaliza la temporada con dos goles y disputa más de treinta encuentros. Su segunda temporada en la élite -siempre dicen la más difícil- le sirve para seguir creciendo y llamar la atención de varios equipos más poderosos como el Ajax, Anderlecht o Brujas, entre otros. Dirar decide abandonar la disciplina del K.V.C. Westerlo y ficha por el Brujas. Jacky Mathijssen, entonces entrenador, se convierte en clave fundamental en la evolución de Dirar y le permite con su confianza ayudar al Brujas a quedar tercero en la tabla y clasificarse a la Europa League.

Un año más tarde, tras ser relacionado con clubes de la talla como el Tottenham o Everton, decide permanecer en el conjunto belga pero se encuentra con una de sus etapas más convulsas como futbolista. El cambio de entrenador y la llegada de un joven Iván Perisic -también mundialista con Croacia- provocan que pierda los papeles durante un encuentro y sea sancionado por escupir a un rival. Durante todo el año provoca otros incidentes que le mandan a la plantilla reserva, como una pelea con el entonces capitán del equipo Stijn Stijnen.

Un año más tarde, los incidentes se siguen produciendo y cuando parecía más fuera que dentro se marca dos temporadas a un altísimo nivel que le permiten fichar por el Mónaco en la temporada 2012-2013. El conjunto monegasco disputaba la Segunda División francesa por entonces, pero Dirar se convierte en pieza clave para devolver al Mónaco a la máxima categoría del fútbol francés. Allí coincidirá con futbolistas de la talla de Radamel Falcao o James Rodríguez, que le llevan a poder competir en la máxima competición europea, la Champions League. Un éxito para un jugador que pudo quedarse en el camino debido a sus problemas disciplinarios y salidas de tono.

Tras varios años en el conjunto monegasco, Dirar decide cambiar de aires y se marcha al Fenerbahçe turco -su equipo en la actualidad-. Y aquí llega el sueño del Mundial. Pese a su 32 años, Dirar es un futbolista con gran recorrido todavía y que seguro querrá dar mucho que hablar en Rusia, consciente de que ésta puede ser su última oportunidad de convertirse en leyenda.

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