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Die katastrophe

Die katastrophe

La eliminación de Alemania tras perder con Corea del Sur era imposible y sucedió

JON AGIRIANO

Enviado especial. Krasnodar

Jueves, 28 de junio 2018, 00:40

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Estaba siendo muy emocionante el Mundial de Rusia, pero faltaba una gran sorpresa que nos hiciera pensar, divertidos, en lo imprevisible que puede ser el fútbol. Pues bien, la sorpresa saltó ayer y tuvo unas dimensiones colosales. Corea del Sur 2-Alemania 0. Los campeones del mundo, eliminados. ¿La mayor de la historia? Estoy por decir que sí. Tanto estoy, que voy a decirlo: .

No niego que el Maracanazo seguirá siendo el paradigma eterno de la sorpresa, del mérito inmenso de David venciendo a Goliath. Fue, además, la final de un Mundial y siempre resultará incomparable. Obdulio Varela, Gigghia, Schiaffino y compañía seguirán en el altar de los intocables.

Tampoco podemos olvidar la victoria de Corea del Norte a Italia en 1966. Nadie dio crédito a la eliminación de la 'azzurra' en Middlesborough a manos de aquellos desconocidos procedentes de un país cerrado a cal y canto. Se habló de ello durante años y el autor del gol, Pak Doo-ik, se convirtió por un tiempo en un personaje. Fueron muchos los que criticaron en Occidente la racanería del régimen norcoreano con su héroe. Pak Doo-ik era cabo del ejército y se merecía un gran ascenso. A capitán o coronel. Y sólo le hicieron sargento.

Llegamos así, 52 años después, tras haber vivido otras sorpresas no tan espectaculares, a lo de ayer, al 'Kazanazo', a la 'Katastrophe' de la 'Mannschaft' que solidificó para siempre la maldición según la cual los campeones del mundo tienen muchos boletos para irse a la calle en la primera fase cuatro años después. Francia en 2002, España en 2014 y Alemania en 2018.

Si insisto en que es la mayor sorpresa es por la identidad del gigante abatido. Es verdad que el equipo de Joachim Löw estaba mal y necesitó el milagro de Kroos para salvarse ante Suecia en el encuentro anterior. Es cierto que se venía hablando de su crisis interna y de la bajísima forma de algunos titulares. Thomas Müller, directamente, ha jugado para el enemigo en este torneo. Pero daba igual. ¡Es que estas cosas, sencillamente, no podían pasarles a los alemanes! ¿O el fútbol no es un deporte que juegan once contra once y siempre ganan ellos? Lo de ayer era imposible. Y sucedió.

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