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Despedidas entre los miembros de la expedición española. :: efe
Regreso al pasado en 19 días

Regreso al pasado en 19 días

La salida de Lopetegui devolvió al grupo a la era anterior, tanto en hábitos como en recursos futbolísticos hasta terminar impotente en Rusia

RODRIGO ERRASTI

KRASNODAR.

Lunes, 9 de julio 2018, 23:27

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«Se fue nuestro líder (Julen Lopetegui). Después ha llegado Fernando (Hierro), que lo ha hecho lo mejor que ha podido». La sinceridad de Koke revela un sentimiento general de La Roja: que un equipo diseñado y preparado para ser campeón saltó por los aires en el momento en que su seleccionador fue destituido a tan sólo 24 horas del debut ante Portugal. «No me arrepiento de nada (...) Era lo mejor para la Federación y se pasa página. Seguramente hubiera habido críticas igual», explicó Luis Rubiales. España ha regresado al pasado en sólo 19 días. Hierro, que pidió calma al presidente aquel 13 de junio, pero supo que la decisión estaba tomada, asumió el cargo por responsabilidad, aunque conocía que su amigo Julen llevaba dos años afinando y encontrando soluciones a los problemas posibles del Mundial.

La racha de Lopetegui de 20 partidos sin perder lo dice todo. Con él, La Roja superó todo tipo de problemas, ya que en cada convocatoria había un lío: ausencias de históricos (Cesc o Casillas), las mangas de la camiseta de Piqué y su renuncia a la selección tras ser el centro de críticas, la 'operación Soule' y detención de Villar, las elecciones a la presidencia que no llegaban...

Pero aquella larga noche del 12 de junio, los futbolistas temieron perder la referencia en que confiaban. Por ello algunos explicaron a Rubiales que, no estando de acuerdo con la manera de proceder de Lopetegui al irse al Madrid, él aún era el mejor estratega en Rusia. Pero la decisión era irrevocable y tras el 'shock' la selección se conjuró.

«Un Mundial es cada cuatro años», se repetían los jugadores, aunque a algunos les afloraban los pensamientos. «La decisión nos descolocó, no fue el momento adecuado. Julen se merecía seguir con nosotros tras dos años preparando el Mundial», soltó Saúl a TVE. «No voy a valorar los actos ni las decisiones, pero la inestabilidad nunca es buena compañera», afirmó el capitán, Sergio Ramos.

«Evolución» era la palabra que había usado Lopetegui. A su cuerpo técnico le costó conquistar al núcleo duro, pero logró tenerlo todo medido: las sesiones, la táctica, el peso, los descansos, la alimentación, la estrategia... A veces se consideraba excesivo, pero funcionaba. Hierro, conocedor más de la etapa anterior, se centró más en 'empollarse' los partidos, y los hábitos cambiaron. Algunos desayunos y sesiones eran opcionales, y los horarios se modificaron. Los descansos no eran aprovechados del mejor modo para estar con familiares o amigos, algunos 'estiraban' el tiempo de las cartas o videojuegos provocando que llegaran casi recién levantados a la comida o ante la prensa... En esos detalles el grupo involucionó. Y pudo tener efecto en el rendimiento. La estadística confirma que se prolongó la racha hasta 24 encuentros sin perder, pero en Rusia, La Roja sólo ganó uno, a Irán, 1-0 y de rebote.

Aquellas exhibiciones

El entusiasmo inicial ante Portugal (3-3) se fue desmoronando, quedando casi un recuerdo de aquella España que ofreció exhibiciones ante Italia en septiembre o Argentina en marzo, días después de su partidazo en Alemania. Con Lopetegui, que optó por rivales de alto nivel en sus amistosos, se ganó a Bélgica y a Francia y se empató ante Inglaterra y Colombia. Estas selecciones sueñan ahora con ser capaces de robar la copa dorada a Brasil en suelo ruso. En la 'era Julen' se tenía en mente que la Francia de 2006, capaz ocho años después de regenerarse con parte de los gloriosos veteranos y algunos nuevos jóvenes, podía ser un espejo en el que mirarse.

En el primer duelo de eliminatorias Hierro se olvidó de Iniesta, el 'Zidane español', y apostó por más orden (un 4-2-3-1 que nunca usó Lopetegui con el que no hirió al rival). Todos le jugaron igual a España: Portugal, Irán, Marruecos y Rusia. Pero las sentencias del técnico malagueño -«El músculo no va con nosotros» o «traicionar el estilo sería inmolarnos»- fueron olvidadas al primer obstáculo.

Hierro recordó al 'banquillazo' de Xavi ante Chile en 2014 e Iniesta no lo entendió. Sus compañeros tampoco. Sobre todo porque no hubo ideas ni soluciones tácticas. Fue una España plomiza, que no dispuso de un plan B desde el banquillo. El único plan era tocar y tocar (1.114 pases sin peligro, con un 90% de acierto para tener un 79% de posesión estéril). El hundimiento se produjo como le pasó a los otros con más posesión (Alemania, con el 67,3 %; y Argentina, con el 62,8%) y que también están fuera del Mundial. No fue juego de posición. Fue retención.

Todo ocurrió seis años después de tocar techo en Kiev (Eurocopa de 2012). Ahí empezó el declive. Primero con la final de la Confederaciones perdida en Maracaná. Aquella época se esfumó y y no volverá. La selección dice adiós a Iniesta, a Piqué y quizá a Reina, que ayer mismo, a sus casi 36 años años, fichó por el Milan. Silva, gris y castigado por su tono físico, no llegará a Catar. Ramos quiere estar allí, «con barba blanca» si es necesario.

Ahora, la primera decisión es contratar a un nuevo seleccionador. Ya suenan algunos nombres: Luis Enrique, Quique Sánchez Flores, Míchel... Sin olvidar a Quique Setién, que gusta mucho a Rubiales, aunque aseguró que no dejará el Betis.

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