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André Gomes, en una acción ante Fabián Ruiz y Javi García.

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André Gomes, en una acción ante Fabián Ruiz y Javi García. José Manuel Vidal (Efe)
Jornada 20

El Barça tritura la esperanza de sus perseguidores con una manita

Dobletes de Messi y Luis Suárez, después de que el ‘sevillista’ Rakitic abriese la lata

JESÚS BALLESTEROS

Domingo, 21 de enero 2018

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Tras perder en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey ante el Espanyol (1-0) en un derbi que supuso la primera derrota azulgrana después de 29 partidos invicto, el Barça visita al Betis en la Liga, competición en la que sí espera mantener su status de equipo inaccesible para sus rivales. La misión de Ernesto Valverde es que el tropiezo copero no se convierta en el inicio de una mala racha en un momento clave de la temporada, con dos títulos en juego a la espera del regreso de la Liga de Campeones.

Ter Stegen, Alba, Rakitic y Luis Suárez, que fueron suplentes en Cornellà-El Prat, volverán al once titular porque el torneo de la regularidad sigue siendo la prioridad para un equipo que perdió el trono la pasada temporada en manos del Real Madrid y que quiere recuperarlo, con una amplia ventaja ya en la clasificación para ser optimista. Las rotaciones, para la Copa. Pese a la posibilidad de caer eliminado, el Barça ha conquistado los tres últimos títulos y tanto de forma interna como externa se entiende que Valverde asuma algunos riesgos en ella.

El problema para el técnico azulgrana es que en sus planes para este mes de enero contaba con Coutinho y Dembélé para competir en ambos frentes con más garantías, pero el primero llegó lesionado (debería estar disponible en una semana, aproximadamente) y el segundo se volvió a romper recién reaparecido. Tampoco están enteros físicamente Iniesta, Mascherano, Paco Alcácer y Umtiti.

Y a la acumulación de jugadores en la enfermería se suma la 'operación salida', con Rafinha ya comprometido con el Inter, Aleix Vidal acercándose al Sevilla, Deulofeu esperando que el Nápoles apriete por su fichaje, Mascherano pidiendo ya permiso para irse a China y Denis Suárez sospechando que él puede ser el siguiente. Por lo menos el central colombiano Yerry Mina ya tiene el transfer internacional, pero todavía no está compenetrado con sus compañeros ni conoce el sistema. En definitiva, Valverde no tiene mucho para elegir.

El citado Rafinha se va cedido al Inter hasta final de temporada con una opción de compra de 35 millones fijos más tres en variables que será obligatoria si el equipo italiano se clasifica para la próxima Liga de Campeones.

Valentía

El Betis afronta el partido más descansado al no haber jugado Copa entre semana y en un gran momento, lanzado anímicamente por su 3-5 al Sevilla en el derbi, resultado que el equipo verdiblanco hizo bueno después ganando 3-2 al Leganés. octavo clasificado. El estilo de Quique Setién, que nunca ha ocultado que está basado en el del Barça de Johan Cruyff, está cautivando a la afición. Conlleva fragilidad defensiva, pero garantiza llegadas al área rival y juego de toque. Ya ganó al Madrid en el Bernabéu y se siente con fortaleza para superar al líder.

Las declaraciones de Setién ya indican su predisposición táctica: «Ojalá se dé un partido de 6-6». Curiosamente, es más radical en los últimos años el técnico verdiblanco (antes en la UD Las Palmas) con la filosofía del Barça que el propio Ernesto Valverde o antes Luis Enrique, quienes matizaron el plan. «Vamos a tener el balón y a ser valientes, pero espero que Messi esté pensando en la Copa y se reserve un poco para tener más opciones», afirmó. Tiene las bajas de Sanabria, Campbell y Barragán.

La pasada temporada el resultado fue de 1-1 por estas mismas fechas, con el famoso gol no concedido al Barça pese a que el balón entró casi un metro en la portería del Betis.

Lejos de levantar el pie del acelerador y tomarse algún tipo de asueto, el Barcelona parece dispuesto a sentenciar el campeonato de Liga cuanto antes, si no lo está ya. Se impuso al Betis en Sevilla con una manita, mostrando un nivel de solvencia y compromiso que dejan poco margen a la esperanza a sus inmediatos perseguidores. Once son ya los puntos de diferencia con el segundo.

En este inicio de la segunda vuelta, goleó el Barça al Betis que planteó un partido valiente y exigente, al menos hasta que le aguantó la gasolina y el líder marcó el primero. Quique Setién, que ha logrado que ver al Betis sea un gustazo, tenía bien estudiado al rival, pero a la hora de partido, el libreto saltó por los aires.

Aunque daba la sensación de que el Betis podía crear peligro en cualquier momento en la portería de Ter Stegen, lo cierto es que el Barça se fue adueñando del control del juego conforme se consumían los minutos. El equipo andaluz cerraba bien la salida del balón y las correcciones desde el banquillo azulgrana eran constantes.

Valverde no dudaba en llamar la atención a los suyos en busca de un cambio de inercia. Messi ayudó retrocediendo algunos metros para iniciar la jugada cuando fuese necesario. La intensidad de ambas escuadras era máxima y el rigor táctico obligaba a esperar el error rival para sacar tajada.

Betis

Adán, Francis, Mandi, Feddal, Durmisi, Javi García (Boudebouz, min. 77), Fabián (Camarasa, min. 88), Guardado, Tello, Joaquín y Sergio León (Rubén Castro, min. 73).

0

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5

Barcelona

Ter Stegen, Semedo, Piqué, Vermaelen (Umtiti, min. 43), Jordi Alba, Busquets (Deulofeu, min. 81), Rakitic, Sergi Roberto, André Gomes (Paulinho, min. 65), Messi y Luis Suárez.

  • Árbitro: Jaime Latre (aragonés). Amonestó a André Gomes, Durmisi, Feddal, Luis Suárez.

  • Goles: 0-1: min. 59, Rakitic. 0-2: min. 65, Messi. 0-3: min. 69, Luis Suárez. 0-4: min. 80, Messi. 0-5: min. 89, Luis Suárez.

  • Incidencias: Estadio Benito Villamarín. 53.426 espectadores.

Ni Betis ni Barça disfrutaron de clarísimas ocasiones antes del descanso, aunque las mejores las producía el conjunto azulgrana. Especialmente enchufado estaba Sergi Roberto, al que esta vez le tocó jugar en el eje de la medular, su sitio natural. Casualidad o no, fue parte importante en las distintas combinaciones que llevaron al Barça a rozar el gol.

Con el equipo de Valverde dominando en la posesión del juego y el Betis algo más preocupado de destruir que de generar juego (Joaquín se afanaba en no dejar salir a Busquets), llegaba la lesión de Vermaelen (Umtiti tuvo que reaparecer antes de lo esperado) y algunas jugadas intensas que frenaron el ritmo con el que se venía desarrollando el choque. Respiró el Betis que pudo mantener la meta a cero en los primeros 45 minutos.

Pero la gasolina y el entramado defensivo se le vino abajo casi al cuarto de hora del segundo asalto. El Barça se hizo con el balón nuevamente y los jugadores del Betis ya no llegaban tan cómodos a la presión. La jugada del gol de Rakitic fue muestra de ello y de que ser valiente ante el líder conlleva muchos riesgos.

El Barça se aprovechó de una defensa adelantada para fabricar una contra de lujo con tres toques. El croata, germen de la acción, se plantaba solo ante Adán tras pase de Luis Suárez y no falló. El jugador azulgrana, sevillista confeso, dejaba a la grada verdiblanca mascullando y al equipo local tocado.

Tanto, que el Barça se aprovechó de la brecha abierta para ampliar la ventaja en el marcador. En apenas 10 minutos dejaba el choque sentenciado. Busquets, que suele ser de los más listos de la clase, reaccionó rápido a una mala salida del Betis. El pivote dejó solo a Messi para que no erraba ante Adán. El guión inicial y el trabajo hecho durante la primera hora de partido por parte de los hombres de Quique Setién se desmoronaban.

Con el olor a sangre, el líder afiló el colmillo y no levantó el pie del acelerador. Con otra notable combinación entre Messi, Rakitic y Suárez, el uruguayo marcaba el tercero del duelo. Enorme la reconversión del atacante culé que suma ya siete jornadas consecutivas marcando. El charrúa, tras un nuevo golazo de Messi, cerró la cuenta con otro señor gol y amplía así su cuenta particular de goles que ya se asemeja más a la de anteriores campañas.

Si bien, fue Messi, dueño y señor del partido, el que volvería a mostrar que, con el balón en los pies, es imparable. Y la grada verdiblanca así lo entendió también pues terminó aplaudiendo una de sus jugadas.

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