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SEMIFINALES DE LA LIGA DE CAMPEONES

El Real Madrid vuelve a sacar oro de Múnich

Los blancos se abonan al sufrimiento ante un adversario que tuvo más el balón en su poder Marcelo y Asensio encarrilan el billete a Kiev ante un Bayern que sale tocado pese a su buen encuentro

ÓSCAR BELLOT

MADRID.

Jueves, 26 de abril 2018, 01:04

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Con tremendo sufrimiento tras una primera parte en la que estuvo contra las cuerdas, sacó oro el Real Madrid de su visita al Allianz Arena, que volvió a rendir a base de orgullo y casta, como en sus dos últimas incursiones a un territorio antaño hostil pero en el que se mueve con paso firme en esta su tercera edad de oro. Un voleón de Marcelo y una contra letal urdida entre Marco Asensio y Lucas Vázquez que el balear culminó con su estreno goleador en esta Liga de Campeones sirvieron para que el rey de Europa remontase la diana inicial de Kimmich y diese un paso más en pos de la final de Kiev.

BAYERN

1

-

2

REAL MADRID

  • Bayern Ulreich, Kimmich, Boateng (Süle, min. 33), Hummels, Rafinha, Javi Martínez (Tolisso, min. 74), James, Robben (Thiago, min. 7), Müller, Ribéry y Lewandowski.

  • Real Madrid Keylor Navas, Carvajal (Benzema, min. 66), Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro (Kovacic, min. 82), Kroos, Modric, Isco (Marco Asensio, min. 46), Lucas Vázquez y Cristiano Ronaldo.

  • Goles 1-0: min. 27, Kimmich. 1-1: min. 43, Marcelo. 1-2: min. 56, Marco Asensio.

  • Árbitro Björn Kuipers (Holanda). Mostró amarilla a Ribéry, Casemiro, Thiago.

  • Incidencias Partido de ida de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el Allianz Aren. Robben, Boateng y Carvajal se retiraron lesionados

Encarará la vuelta con el mismo resultado que extrajo el curso pasado del estadio teutón, asaltado entonces con el doblete de Cristiano, seco por primera vez en esta Liga de Campeones en una ida de semifinales en la que, a falta de la cita de cada día del luso con el gol, encontró el equipo el tesoro en las botas de Marcelo, redimido gracias a su zurdazo del boquete que dejó en su carril para la estocada de Kimmich, y en las de Asensio, cuya entrada tras el descanso resultó aún más decisiva que la de la anterior campaña, cuando una asistencia suya propició uno de los tantos de Cristiano.

Buena renta para un equipo que emergió de las catacumbas en las que le tuvo el Bayern para rugir luego con la furia de un león y resistir en el tramo final las acometidas de un coloso herido que perdonó cuando pudo matar y que acabó sangrando con el par de dentelladas del ogro español. Ejercicio de supervivencia en el que sobresalió también la figura de Keylor, decisivo con un par de intervenciones para frenar el ardor de los bávaros, agarrados a un irreductible Ribéry pero lastrados por la falta de tino de sus dos artilleros más demoledores: Müller, que marró una muy clara cuando moría la primera parte, y Lewandowski, que falló otra aún más prístina en los estertores de la segunda.

Al Madrid le sienta bien la frescura que aportan Lucas y Asensio ante el ocaso de un tridente del que sólo sobrevive Cristiano

Del escarnio a la redención

Salieron muy vivos los locales, que habían partido con un 4-1-4-1 casi idéntico al esquema que planteó Zidane, que relegó al banquillo a Benzema en beneficio de Lucas para dejar a Cristiano como único referente arriba y ganar solidez y profundidad por los costados. Notable puesta en escena que no impidió que el Madrid fuese entonándose a medida que pasaban los minutos. Aunque cuando mejor estaba la escuadra española, James se sacó un as de la manga. Metió un pase en profundidad para Kimmich, al que Marcelo había dejado una autopista libre de peaje. Se lanzó en estampida el lateral, que pilló desprevenido a Keylor al soltar un latigazo cuando el arquero aguardaba un centro. Muy permeable la zaga, que sufría una enormidad con la guerra relámpago planteada por el conjunto germano. Fogonazos que pillaban casi siempre con la guardia baja al Madrid, desbordado por la verticalidad rival.

Recordó Zidane en la víspera que tendrían que sufrir mucho para sacar réditos. Supieron hacerlo, bien es cierto que con algo de fortuna, sus futbolistas, que pagaron con la misma moneda al Bayern cuando el primer tiempo agonizaba y los germanos les tenían sojuzgados. Salieron de la cueva para, tras amagar Cristiano con emular su chilena de Turín, ajusticiar Marcelo a Ulreich. Tercera diana para el brasileño en esta Champions, tras la que sirvió para rubricar el 3-1 ante el PSG y el que cerró la cuenta en Turín.

Había pagado el Madrid en el primer tiempo la asimetría de sus bandas, donde Lucas Vázquez auxiliaba más por la derecha a Carvajal que Isco por la izquierda a Marcelo. Un carril este último más sensible dado que por allí percutía Kimmich, mucho más profundo en ataque que el contenido Rafinha. Lo vio claro Zidane, que tras mandar a calentar a Asensio, le introdujo por Isco tras el intermedio.

Recordaba a buen seguro el galo que el zurdo ya lució el pasado curso en el Allianz. Revolucionó ese choque como asistente y repitió de nuevo, sacando oro de una grosera pérdida de Rafinha para dibujar una contra mortal en comandita con Lucas Vázquez que el gallego selló con asistencia para que el mallorquín certificase su primer tanto en esta Champions. Le sienta a las mil maravillas esta pareja al Madrid, que ha encontrado en su frescura la mejor medicina en el ocaso de un tridente del que sólo sobrevive el eterno Cristiano.

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