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Messi avanza entre los defensas del Espanyol durante el encuentro de anoche. :: afp
Messi quiere la cuarta Copa consecutiva
COPA DEL REY

Messi quiere la cuarta Copa consecutiva

El Barça remonta al Espanyol con goles de Suárez y Messi, disfruta del debut de Coutinho y estará en las semifinales

P. RÍOS

Viernes, 2 de febrero 2018, 00:24

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Barcelona. Estará en el bombo de semifinales el Barça, que sigue aspirando a sumar su cuarta Copa consecutiva. Logró voltear la eliminatoria ante el Espanyol, que no pudo contrarrestar ni la intensidad del primer tiempo ni el fútbol control del segundo del equipo azulgrana. Cierto es que estuvo durante todo el choque a un único gol de estar entre los cuatro mejores, pero no lo es menos que las ocasiones y los goles fueron exclusivamente para los locales. Y en todas, en las que entraron y en las que no, estuvo Messi presente.

BARCELONA

2

-

0

ESPANYOL

  • Barcelona Cillessen, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba, Busquets, Rakitic (André Gomes, m. 92), Iniesta (Coutinho, m. 68), Aleix Vidal (Paulinho, m. 62), Messi y Luis Suárez.

  • Espanyol Pau, Marc Navarro, Naldo, Hermoso, Aarón, Víctor Sánchez (Melendo, m. 86), David López, Javi Fuego, Sergi Darder (Leo Baptistao, m. 46), Granero (Sergio García, m. 64) y Gerard.

  • Árbitro Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Amonestó a Luis Suárez, Mario Hermoso, Messi, Jordi Alba, Granero, Sergio García, Naldo y Paulinho.

  • Goles 1-0; min. 8, Luis Suárez. 2-0: min. 25, Messi.

Cuando tienes a tu estrella enchufada hasta el punto de que es capaz de robar balones en tareas defensivas, todo es más sencillo. Messi dejó una nueva muestra del altísimo estado de forma y compromiso en el que se encuentra, en la jugada del gol que abrió la lata e igualó la eliminatoria. El argentino robó un balón casi en el centro del campo, dejó rápido el cuero a un Aleix Vidal que, entrando por banda, se marcó un centro impecable para que Luis Suárez rematara de cabeza para alegría del graderío.

La eliminatoria había durado apenas ocho minutos. Y no es una exageración. Messi estaba dispuesto a refrendar la remontada por la vía rápida. Seguía mostrando una intensidad contagiosa que convirtió al Espanyol en un convidado de piedra en el Camp Nou.

Si Messi fue el germen del primer gol, en el segundo fue principio y final. Se fabricó una jugada en la que terminó teniendo suerte cuando su disparo goleó en Naldo para despistar a Pau, pero lo cierto es que se adelantó a propios y extraños cuando el balón no tenía dueño. Fue el que más lo quiso y el final, el 2-0. El que se convertiría en el 4.000 en partidos oficiales del conjunto barcelonista.

Como si se hubiese contagiado del espíritu de su amigo Mascherano, fue un líder indiscutible a la hora de guiar a los suyos a las semifinales de Copa. El control fue absoluto. Iniesta, reservado durante un tiempo (ha estado sin jugar en los tres últimos partidos), muestra igualmente un estado notable de forma que le da, no sólo para ordenar y construir en la medular, sino también para poner ese grado de bravura en tareas defensivas.

Pese a lo expuesto, el Espanyol tuvo la clasificación a un solo gol durante gran parte del duelo. Lo veía Quique Sánchez Flores, que se la jugó con dos delanteros para el segundo tiempo. La exigencia fue algo mayor, aunque Cillesen tuvo casi el mismo trabajo que en el primero, poquísimo. Mientras, el Barça había decidido bajar el ritmo y contemporizar. Buscaban los pupilos de Valverde gestionar el marcador a favor a la espera de que Messi o alguno de los de arriba cazara alguna.

El Espanyol soñaba con pescar la que le diera nuevamente la eliminatoria. Pero Valverde estuvo rápido, sacó primero a Paulinho y, minutos después, a Coutinho, quien afrontaba sus primeros minutos como azulgrana. Y como si toda su vida hubiese defendido estos colores, el brasileño apenas necesitó unos minutos para ser parte del engranaje culé. Con Messi conectó a la perfección y, entre ambos, fabricaron la mejor de las ocasiones al margen de los goles. Pau evitó por dos veces el tercer gol del Barcelona en sendos disparos a bocajarro de Suárez, y a Rakitic segundos después.

El Barça pasó. La cuarta Copa le sigue esperando, aunque la única duda es si mantendrá el pico de forma en el que se encuentra cuando se decidan los tres títulos a los que aún sigue optando.

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