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Presentación del Tinkoff-Saxo de Contador.
Al servicio de Su Majestad...
TOUR 2014

Al servicio de Su Majestad...

El único sir del pelotón, Wiggins, no estará en la salida del Tour desde Inglaterra

Benito Urraburu

Viernes, 4 de julio 2014, 01:53

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San Sebastián. Londres, Cambridge, Sheffield y Leeds son algunos de los lugares que dan posada al Tour de Francia, siete años después de su última incursión en territorio de Su Majestad, cuando el ciclismo inglés era un mero proyecto de lo que vendría años después. Mark Cavendish tenía entonces 22 años y Wiggins era un reputado corredor de pista del que nadie hubiera dicho que siete años después ganaría el Tour. Por cierto, tampoco cuando corrió Froome su primer Tour con el Barloworld, en 2008, nadie imaginó que pudiera llegar a ganarlo.

¿O alguien hubiera apostado a que Wiggins y Froome estarían en lo alto del podio? Inglaterra ha querido aprovechar la ola de sus ciclistas y acogerá el Tour por una cantidad cercana a los ocho millones de euros para mayor gloria de un ciclista nacido en Kenia, formado en Sudáfrica y que terminó por adquirir la nacionalidad inglesa.

Wiggins, el gran ídolo del ciclismo británico, el único corredor de carretera a nivel mundial que tiene el título de sir, se ha quedado fuera de la superpotencia del Sky, que sigue siendo lo que era pero menos. Cuatro corredores de esa formación han pasado por Euskaltel o Movistar: David López, Mikel Nieve, Xavier Zandio y Vasil Kyrienka. Sólo hay dos corredores locales, Froome y Geraint Thomas, entre los nueve componentes del grupo inglés.

Su Majestad la Reina se tendrá que conformar, si hay suerte, con ver la victoria de Mark Cavendish en la llegada de la tercera etapa, enfrente de Buckingham Palace, donde finalizó la prueba en línea de los Juegos Olímpicos. Inglaterra puede ver triunfar a uno de los grandes nombres que tiene en su propio país.

Porque habrá que esperar para conocer al ganador final. En un ciclismo en el que buena parte del pelotón se mueve por encima aproximadamente de los 2.000 metros de altitud a la que están el Teide, Sierra Nevada y San Pellegrino, en Italia, con dos escalones diferentes de favoritos, parecemos abocados a un enfrentamiento abierto entre Froome y Contador, con Nibali y Valverde detrás de ellos.

El Tour lleva muchos años convulso con el maillot amarillo. Si Froome vuelve a ganar, será el primer corredor que repite victoria dos años consecutivos desde los tiempos de Miguel Indurain en 1995 Armstrong no cuenta. Una vez desaparecido el estadounidense, con la retirada a Contador del Tour que ganó en 2010, las jerarquías en Francia se han acabado. Por unas razones u otras, no hay un ciclista que haya dominado dos años seguidos.

Como les gusta decir a los franceses, el Tour no tiene patrón, un corredor que lo domine. A Contador le cortaron su carrera. Andy Schleck figura en el palmarés porque dejaron sin victoria a Contador en 2010. De Wiggins nunca más se supo en la Grande Boucle.

Del cuarteto de candidatos que hemos citado, el que más desaparecido ha estado es Nibali. No se fíen de él. Si algo sabe el líder del Astana es llegar a tope a las grandes citas. Valverde estaba tan en forma que prefirieron que renunciase al Dauphiné. Los que más expuestos han estado son Contador y Froome. Lo mejor que se puede decir de ellos es que están muy igualados.

Una sola contrarreloj

Igual a Froome se le hace larga la carrera. Detrás de ese cuarteto encontramos un abanico de aspirantes a conseguir buenas plazas: Van Garderen, Talansky, Van den Bröeck, Bauke Mollema, Pierre Rolland, Rui Costa o Michal Kwiatkowski son los nombres. Nos queda Purito Rodríguez, que no estará para disputar la general.

Lo curioso es que no sería un mal Tour para él: no hay prólogo ni contrarreloj por equipos ni bonificaciones en las llegadas ni cronoescalada. Sólo hay una contrarreloj el penúltimo día, de 54 kilómetros, que igual decide la carrera. Mucha distancia, mucho esfuerzo y más de 3.600 kilómetros en las piernas.

El Tour ha buscado, lleva años haciéndolo, mantener un cierto nerviosismo todos los días, con muy pocas etapas que superen los 200 kilómetros sólo tres, en unos planteamientos que no impiden que la prueba presente oportunidades para los esprinters, para los escaladores puros, para la media montaña. Hay mucho de todo.

Si hablamos de montaña nos encontramos con Vosgos, Alpes y Pirineos. Salir de Inglaterra, como sucedió con el Giro en Belfast, tiene un riesgo añadido: la lluvia, que con carreteras estrechas y complicadas podría dejar a algún corredor importante tirado en las rutas inglesas.

El Tour intenta reinventarse cada año, pero en esta ocasión lo que ha hecho es dejar de lado etapas clásicas prólogo y crono por equipos en busca, quizá, de que un inglés gane en su país e incluso se vista de amarillo. Sería un inicio fabuloso para un país en el que el ciclismo ha despertado a golpe de campeones sucede así siempre gracias a los éxitos de Wiggins, Cavendish y Froome. En Inglaterra, Su Majestad puede ser Cavendish.

¡Cómo cambia todo!

Está a punto de cumplirse un año del final del pasado Tour de Francia, donde Froome se impuso por primera vez, Nairo Quintana se consagró a nivel internacional, Purito Rodríguez consiguió su primer podio y Alberto Contador acabó cuarto, todo ¡un desastre! que le restregaron a base de bien al pinteño, empezando por quien luego compraría su equipo, Oleg Tinkoff.

Contador terminó la temporada entre tinieblas y dudas, lejos de los oropeles que conoció cuando ganó la carrera francesa. A punto de cumplirse 365 días de aquellos hechos, Nairo Quintana no está en el Tour, Purito llega a medio gas después de su abandono en el Giro, Froome ha tenido un año irregular en determinados apartados y Contador ha recuperado el aura que sólo tienen los campeones.

En todo lo que hemos dicho hay un término medio. Un ciclista bueno, muy bueno, no se acaba de la noche a la mañana. Y Contador entra dentro de los elegidos. Froome, con problemas, es otro ciclista que merece un respeto puesto que debería de llevar ganados otro Tour y una Vuelta si en su equipo no le hubieran tenido trabajando para Bradley Wiggins.

Los demás participantes estarán detrás de ellos, con Nibali y Valverde a la cabeza. ¿Quién va a ganar el Tour? El corazón nos dice que Contador. La cabeza dejaría esa cuestión en un término medio. El Tour se puede perder en cualquier etapa. ¿Pirineos? ¿Pavés? ¿Alpes? ¿La crono? ¿Una caída? ¿Una enfermedad?.

Se puede perder y se puede ganar en muchas situaciones. Los equipos volverán a resultar vitales y se producirán situaciones incontrolables, ya desde Inglaterra, donde se anuncia mal tiempo. Mantener la calma, ser frío en determinados momentos y hacer valer la experiencia acumulada serán factores a tener en cuenta.

El Tour sale sin un favorito claro, pero Contador se lo va a animar a quienes le ningunearon, le dieron por acabado y le acusaron de basar sus triunfos en el dopaje, olvidando un principio básico: su calidad.

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