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M.G. SONIA TERCERO
Domingo, 20 de mayo 2018, 23:41
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Quizá había prisa por guardar la maleta y regresar a casa, que hoy es día de trabajo; quizá, los cuerpos pedían más guerra, aunque muchos estaban castigados; quizá, había ganas de rodar por caminos más sencillos después de tanto sendero y tanto bosque,... Sea como fuere, La Rioja Bike Race se despidió ayer con la etapa más corta de su historia, pero también con la más veloz.
Era un día para disfrutar en el que se fusionaban el típico paisaje riojano de viñedos, con el Ebro, que vertebra La Rioja, pero también con senderos sinuosos y zonas que las piernas acusan. Disfrutar al máximo, aunque cuando vas tan rápido a veces no puedes llegar a disfrutar.
Mathieu Van der Poel, ganador de las tres etapas, algo que sólo había conseguido en su categoría Carlos Coloma, en el año 2015, fijó ayer una velocidad media de 29.4 kilómetros, por lo que transitó durante gran parte del recorrido a velocidades más altas. Ayer, el desnivel no llegaba a los 700 metros. Y las piernas lo agradecen. Los dos días anteriores, los kilómetros eran más y el desnivel supera los 2.000 metros. Palabras mayores. En la etapa de Clavijo, el holandés volador estableció una media de 24.4 kilómetros por hora, que no está nada mal; y con Moncalvillo como juez, Van der Poel se quedó en los 22.9 kilómetros por hora.
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