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El histórico doblete de Froome

El histórico doblete de Froome

El británico, ganador también en el Tour, celebra su triunfo en una Vuelta apasionante que despide al madrileño por la puerta grande

J. GÓMEZ PEÑA

Madrid

Lunes, 11 de septiembre 2017, 01:02

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Comparar la Vuelta con el Tour es un ejercicio inútil. La ronda gala, por historia y peso mediático, no tiene rival. Es la gran meta del ciclismo. La Vuelta ha corrido siempre a su sombra. No alcanza su talla, pero estos últimos años sí ha superado al Tour en diversión. Es una carrera entretenida, eléctrica, sin puntos muertos y con un formato, lleno de finales en alto y puertos con rampas verticales, que apasiona a la audiencia.

La edición que terminó ayer con victoria al sprint, la cuarta, del italiano Trentin en La Castellana ha rozado la perfección. La mejor Vuelta. Ha asistido a la primera victoria de un británico, Chris Froome, que, a la vez, es el primero en encadenar los triunfos en el Tour y la Vuelta desde que la ronda española se disputa en verano (1995). También ha despedido a Alberto Contador, el corredor más valiente y atractivo de su época. Cuando el sábado alzó los brazos en el Angliru, el ciclismo tocó una de sus cimas más emotivas. "El Tour es la carrera más grande. La Vuelta es el ciclismo real. Es un reto más físico que el del Tour. Es brutal. El calor. Las subidas. La agresividad. El cariño del público. «Me encanta la Vuelta», dijo Froome tras ganarla. La honró hasta el final; hasta se metió en el sprint madrileño para defender el premio a la regularidad.

Cuatro veces vencedor del Tour, Froome se emocionó como nunca en la cima del Angliru. La Vuelta es su carrera. «Aquí, en 2011, me sentí libre por primera vez», recuerda. Casi ganó aquella edición que fue de Juanjo Cobo. Se destapó. Anunció lo que ha venido. Su era. Pero, por culpa de las caídas y de Contador, no había podido poner su nombre en el palmarés de la Vuelta. Por eso, cuando por un error táctico del Sky perdió esta prueba en 2016, diseñó un plan para encadenar el Tour y la Vuelta este año. Sólo dos ciclistas, Anquetil (1963) e Hinault (1978), habían logrado ese doblete. Y cuando la Vuelta se celebraba en primavera. Desde que en 1995 la ronda se trasladó al final del verano, nadie había podido con tanto. Froome abre esa lista.

«Desde 2011 hasta aquí ha sido un viaje increíble. Esto cierra ese círculo. Es emocionante, casi romántico». Voz trémula al decirlo. Adora la Vuelta. «Es una batalla diaria». Y más si frente al Sky hay un corredor como Contador y cuestas como Los Machucos y el Angliru, tan bestiales que ni el todopoderoso Sky puede controlarlas. «La subida al Angliru fue tremenda, digna de esta Vuelta. Cada día hemos ido a fondo», resumió Froome. De eso, de que no hubiera paz, se encargó sobre todo Contador.

El madrileño perdió la Vuelta en la primera subida, en Andorra. Con el estómago hueco, se dejó más de dos minutos, los que le han impedido subir al podio que han ocupado Froome, Nibali y Zakarin. Lo que Contador perdió ese día lo ganaron el resto de las etapas Vuelta. Era su despedida. La carrera final. Un homenaje en 21 capítulos. «Un regalo», definió. Desde esa mala tarde en Andorra, Contador ha corrido liberado, sin cadenas. Sin nada que perder. Y no ha dejado de atacar. Ha jugado con la Vuelta. «Como un juvenil».

Desde la primera etapa en Nimes, el calor se adueñó de la prueba. Y cuando, ya en la tercera semana y en el norte, llovió y la temperatura bajó, Contador calentó la carrera en Los Machucos -le ganó el fugado Denifl- y en el Angliru, donde soltó su último disparo. En la diana. «Irme con esta victoria y después de esta Vuelta en la que he recibido tantas muestras de cariño es la despedida soñada», agradeció el madrileño. Se quedó a veinte segundos de la tercera plaza, de Zakarin. Da igual. «Me voy a mi máximo nivel. Me enorgullece lo que la hecho». Durante 21 días ha leído su nombre en las pancartas de la cuneta. «Gracias, Contador». Ganador del Tour, el Giro y Vuelta, tiene asegurado un lugar de oro en la memoria del ciclismo por su palmarés.

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