Victoria de la intensidad

No jugó cómodo el Ciudad de Logroño en la primera parte. Le costó jugar con claridad. La pegajosa defensa del Nava le impidió jugar un balonmano limpio... Y tener las ideas claras. No obstante, el equipo franjivino siempre dominó la escena, aunque con rentas cortas. La defensa robó un par de balones en los primeros minutos y los de Miguel Ángel Velasco, que regresaba a su pueblo natal y donde se inició en esto del balonmano, abrieron una renta de tres goles (2-5), rápidamente neutralizada tras encadenar tres errores de manejo del balón seguidos. Es que no se encontraba cómodo en el bullicio del pabellón navero, con dos peñas locales que no paran de animar a los suyos durante los sesenta minutos, además de algunos integrantes de la peña Orgullo Franjivino, que también 'amenizaron' la jornada con sus bombos y cornetas.

En esa primera parte, en la que no brillaron las defensas ni las porterías -Sergey Hernández paró sólo dos balones-, el Ciudad de Logroño no se pudo despegar del rocoso Nava, el orgullo de todo un pueblo y de prácticamente todo Segovia.

Ambos combinaban errores y aciertos aunque eran los franjivino (ayer de negro) los que siempre daban el paso antes que el rival. Pero no lograban abrir hueco con más de dos goles de diferencia. Encima, uno de los pilares defensivos, Miguel Sánchez-Migallón, recibía la segunda exclusión en el minuto 26, lo que le condicionaba mucho ante un final apretado. De hecho, se fue excluido ya en la segunda parte, pero cuando el Logroño ya había sentenciado el partido. Pero para eso faltaba todavía bastante.

Sin hacer un primer tiempo brillante, pero mostrando que la experiencia vale un grado, el Ciudad de Logroño se marchó al descanso con un abierto 15-17. Cualquier cosa podía pasar en los segundos 30 minutos.

Y fue en el inicio de la segunda parte cuando los de Velasco definieron el choque. Manteniendo la misma intensidad defensiva, los franjivino mantuvieron a raya a los locales, que poco a poco iban perdiendo fuelle. Ya no tenían las mismas pilas los naveros, y eso que Dani Gordo cuenta con dos titulares por puesto. Por contra, los riojanos siguieron fuertes en defensa, matando a la contra. Patrik Ligetvari, de buena primera parte, dejó el lateral izquierdo para Junior Scott, que aprovechando su frescura marcó cuatro goles.

También apareció en escena Sergey Hernández, y cuando el navarro se muestra el equipo funciona. En ese gran inicio, el guardameta paró siete de los nueve lanzamientos que le tiraron. Y el Ciudad de Logroño voló a la contra para abrir un hueco de cinco goles (17-22, minuto 40) que el Nava nunca más cerraría. El agotamiento en los locales era evidente. Todo lo contrario que su afición, que no paró de alentar, ni siquiera cuando el encuentro parecía sentenciado. Una hinchada espectacular.

A partir de entonces, el bloque franjivino controló el encuentro: apretó cuando el Nava amagaba con reaccionar y jugaba más tranquilo cuando su adversario caía víctima del cansancio. Al final, el Logroño celebró un triunfo importante, que le mantiene en la zona alta. Y tacha uno de los pabellones más difíciles de la lista de Asobal.