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V. S.
LOGROÑO.
Viernes, 6 de abril 2018, 10:34
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Los sorteos de competiciones nacionales de balonmano son una ruleta rusa con una bala mortal en el cargador y un tambor lleno de interrogantes exigentes pero esperanzadores. El plomo tiene un nombre: Barcelona. Y el Balonmano Ciudad de Logroño tuvo ayer la fortuna de que éste rival, intratable, no aparezca en su horizonte de la Copa del Rey hasta el último momento, hasta la final. Pero, para llegar a ella, hay un largo y tortuoso camino que recorrer. El próximo 4 de mayo, el Anaitasuna pamplonés pondrá a prueba la entereza de los riojanos. Si salen con vida de ese envite, les esperará al día siguiente el Ademar León o el Guadalajara. Y si el sábado todo sale bien, la final tendrá como más que previsible rival al Barça, que está llamado, salvo sorpresa mayúscula, a laminar las esperanzas de Valladolid, primero, y de Granollers o Puente Genil, posteriormente.
«Cuando llegas a un sorteo como este, el primer objetivo es evitar al Barcelona y en ese sentido hemos tenido suerte, pero no podemos pensar en nada más que en el primer partido, sobre todo, cuando delante tienes a un rival tan complicado como el Anaitasuna», señaló Gurutz Aginagalde, tras el sorteo en Madrid.
En esta temporada, los riojanos han saldado sus dos duelos ante los navarros con sendos triunfos. El primero, en Pamplona, sirvió además como punto de inflexión para la campaña. Pero el técnico de los riojanos, Jota González, no toma en consideración esos precedentes. «No te garantiza nada, pero no estar en ese lado te da posibilidades de llegar a la final, como el año pasado», indicó. «En nuestro cuadro hay cuatro equipos muy igualados y dependerá mucho cómo lleguemos de lesiones, de estado anímico...», incidió. «Cada partido es una historia», sentenciaba.
El objetivo es el mismo, para el técnico: «Aunque sea antinatural, siempre intento dejar todo en el primer partido y, si pasas, estarás destrozado en el segundo; y para la final, si llegas, aún más», aseguró. «Hay que jugar los cuartos al máximo y si hay alguien que está muy bien y muere, muere. Pero si haces cambios y no llegas, ¿para qué?», resumía. Como hipotético semifinalista, no tiene preferencias. «Ademar es un equipo muy fuerte pero Guadalajara, entre comillas, juega en casa, y venimos de ganarle por un penalti en el último segundo», recordaba. «Así que da igual», concluía.
En Pamplona, el cruce no ha caído demasiado bien. Para su técnico, Juanto Apezetxea, en palabras a Efe, «el Logroño es el mejor equipo después del Barcelona».
Mientras, el equipo trabajó ayer bajo mínimos. En la portería, Gurutz Aginagalde se encontraba en Madrid y Krupa no pudo vestirse de corto por un problema en el hombro, pendiente de evaluación. Juan Castro, con un esguince, Juan del Arco, con una rotura en un abdominal, Ángel Fernández y Chiuffa, con sus selecciones, y Garabaya, con molestias, dejaron un entrenamiento cogido con hilvanes.
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