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LOGROÑO.
Martes, 24 de julio 2018, 23:34
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«Queremos hacer algo especial y estamos trabajando sobre ello», decía en los últimos días Ángel Rituerto, presidente del Balonmano Ciudad de Logroño. Se refería a celebrar los quince años de vida del club. Tres lustros que han reflejado el camino de un club desde el balonmano modesto hasta la Liga de Campeones. Dicho y hecho, el Balonmano Logroño tendrá su regalo. El 2 de septiembre jugará en el Palacio de los Deportes la final de la Supercopa, frente al Barcelona. No será la primera vez, pero sí la más especial hasta la fecha.
El Barcelona marcó el final de la temporada pasada, con su triunfo sobre los riojanos en la final de la Copa del Rey (28-35) y será el propio Barcelona quien marque el inicio de la temporada oficial para el Logroño, con la disputa de la final de la Supercopa, el primer domingo de septiembre. El día 8 arrancará una Liga de muchos cambios para los riojanos.
Los catalanes llegan a este partido como campeones de la competición doméstica, pero también levantaron la Copa del Rey en mayo. El Balonmano Logroño se presentará a esta cita por su condición de finalista de la Copa, ya que el partido se reserva al ganador de ambas competiciones. La solución no es nueva, porque ambos la vivieron en septiembre del pasado año, cuando se midieron el Quijote Arena, con triunfo del Barcelona. Era el favorito.
Y es que los caminos hacia esta final los suele diseñar el club catalán o el azar, porque ambos conjuntos ya se enfrentaron en el año 2013 por levantar el trofeo. Lo elevó a los cielos el club azulgrana (40-31). Fue un 3 de septiembre y los riojanos ocuparon la plaza del Atlético de Madrid, que desapareció poco antes. Aquel partido lo libraron, entre otros, Miguel Ángel Velasco, hoy entrenador del Balonmano Logroño, y Thiagus Petrus, brasileño al que los riojanos abrieron la puerta de Europa y con el que se reencontrarán.
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