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El Logroño se quita un peso enorme de encima
Los franjivino, con una gran defensa, se sacuden el mal fario en la segunda parte para ganar al Puente Genil
Una mochila llena de piedras. El Ciudad de Logroño ganó. El tercer triunfo de la temporada, que ya tocaba. No lo hizo en su mejor partido pero sumó dos puntos, se sacó un peso enorme que llevaba sobre sus espaldas. La defensa y la efectividad de Mohamed Aly tuvieron mucho que ver. Pero el triunfo fue celebrado por todo el equipo, como piña, sacudiéndose el mal fario que les perseguía hasta el momento. Este 24-21 frente a Puente Genil puede llegar a ser, incluso, el revulsivo que necesitaba el cuadro franjivino para acometer lo que queda de primera vuelta y la competición europea con otros ánimos y confianza.
No hubo fluidez en el juego en una primera parte tediosa. Con un ritmo excesivamente lento ninguno de los dos equipos pudo sacarse ventajas más allá de los dos goles. Fue el equipo local el que llevó la iniciativa y el que siempre comandó un encuentro muy igualado de fuertes defensas.
El Ciudad de Logroño esperó al Puente Genil en un 6-0 que se le atragantó en un principio a Tincho Jung y Luisfe Jiménez, que se toparon con un Mohamed Aly seguro y efectivo. Sin embargo, lo mismo le sucedía al conjunto franjivino, que en los primeros compases solo vio gol de la mano de Martí Soler, bien a la contra como desde el extremo.
Pero la primera línea, en el ataque posicional, se encontró con una dura defensa con Silva y Sousa en el centro que entorpecieron el juego poco fluido de los riojanos, que pese a todo abrían las primeras rentas de dos goles gracias a Soler (5-3, minuto 11) y Ponciano –9-7, minuto 23–. Pero cada vez que esto sucedía, los logroñeses cometían algún error para permitir a los cordobeses empatar el duelo nuevamente. Así, entre fallos y aciertos se llegó al descanso con un partido con pocos goles y muy igualado (10-10) y que iba estaba llamado a decidirse en detalles.
Y ese detalle fue la intensidad defensiva con la que salió el conjunto de Velasco de los vestuarios. Esa tensión defensiva hizo relajar al Ciudad de Logroño, que empezó a dejar la presión a un lado y empezó a lastimar al Puente Genil con un ataque posicional más ordenado, con un Roly Uríos implacable en los seis metros, un Preciado que fue encontrando huecos y un Palomino acertado.
Así, con esa receta, más las paradas de Aly –trece en total– el equipo riojano fue abriendo huecos ante un Puente Genil que solo en los minutos finales se desató para maquillar un encuentro que ya estaba sentenciado desde antes. Y por fin el Logroño pudo disfrutar del balonmano.
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