El Logroño se despide de Europa con orgullo

El conjunto frajivino saltó a las pista sabiendo que la Vojvodina había derrotado al Alkaloid, clasificándose así para la siguiente ronda. A los riojanos solo les quedaba ganar al Silkeborg y la semana que viene en Macedonia y esperar un tropiezo del cuadro danés en casa ante los serbios. Algo muy complicado de antemano. Y en esos primeros parciales del encuentro se evidenciaron mucho los nervios de un equipo en cuadro, literalmente con más jugadores en la grada (Ángel Rivero, Juan Palomino, Javi García y Roly Uríos) que en el banquillo.

Con una defensa que tardó en acoplarse, el Silkeborg aprovechó las indecisiones en el ataque franjivino para hacer daño –y mucho– al contraataque, algo de lo que los riojanos estaban advertidos. Con 2-6 en el marcador, Velasco pidió un tiempo muerto para ordenar el ataque con siete jugadores. Después de dos pruebas fallidas que acabaron en gol danés, el Ciudad de Logroño regresó a su tradicional 6-0. Pero la sangría continuó. Los riojanos, que continuaban cometiendo fallo tras fallos en su ofensiva, eran incapaces de detener las acometidas de los lanzadores Christiensen, que a la postre sería el salvador de los daneses, Hallback o Bogojevic.

El Silkeborg pareció sentenciar el choque poco antes del minuto 20, cuando se colocó 5-12. Y, de pronto, el equipo franjivino reaccionó, se despertó de su letargo defensivo, Mohamed Aly empezó a tocar cuero y la retaguardia robó algunos balones que permitieron al conjunto de Velasco meterse en el encuentro.

Esta mejora coincidió con el cabreo del Palacio de los Deportes con la pareja arbitral eslovaca. Eso hizo levantar la moral de un equipo en horas bajas y que revivió, pese a las innumerables ausencias. La defensa redobló esfuerzos y redujo las distancias al 10-13, que incluso pudo ser mejor si David Cadarso no hubiese fallado un penalti con el tiempo cumplido. No obstante, parecía haber vida en el BM Logroño.

En la segunda parte, el Ciudad de Logroño siguió intentando la remontada pero cada vez que se acercaba a dos goles cometía algún error. Hasta los minutos finales cuando la defensa asfixió a los daneses y gracias a algunas contras y a un tanto de Edu Cadarso, se empataron las cosas. En el siguiente ataque, Aly frenó a Lauge Schmidt y otra vez el capitán marcó el 28-27. Quedaba un minuto y medio y Lauge, nuevamente, igualaba a falta de un minuto. El resto es historia: el travesaño, el zurdazo y la despedida de Europa con mucho orgullo.